domingo, 31 de agosto de 2025

GUÍA PARA RECONOCER A UN FODECHINCHOS ALLÁ DONDE VAYA

 


 

Con lo dicho hasta ahora y sine animo molestandi, procedo a crear una guía rápida para reconocer al fodechinchos. Mi padre, que lo fue, quiso tanto a Galicia que se quedó a vivir en ella y en ella está enterrado. No todos los fodechinchos son iguales, carallo.

1º. El fodechinchos, tal y como ya hemos dicho, es prepotente, grosero y mal educado.

2º. No respeta la cultura autóctona y la desprecia olímpicamente porque, como ya hemos dicho que dijo Machado “desprecia cuanto ignora”.

3º Compara continuamente lo gallego con lo de su tierra y considera “las provincias gallegas” lugares salvajes cuando no hay tipo más salvaje que él.

4º. El fodechinchos de ley se toma un bocadillo en la playa, se echa una larga siesta y luego se harta de chinchos que le quitan el hambre hasta el día siguiente.

5º Cuando sale de tapas, quiere una ración a precio de tapa porque quiere quitarse la gazuza atrasada por cuatro euros. Suele provocar discusiones en los bares y restaurantes. Vamos, que monta el cirio.

6º El fodechinchos, tan pronto como llega a Galicia, bien por el Padornelo, bien por Pedrafita, sube algunos escalones en el escalafón profesional y así el administrativo de medio pelo pasa a ser miembro del consejo de administración de la empresa en la que trabaja.

7º El fodechinchos tan sólo pasa una semana o dos en Galicia porque el resto del veraneo se va a Málaga, Mallorca o la Costa Brava. Pero no es cierto: se vuelve a su lugar de origen y “se aprieta el cinturón” para llegar al final de agosto.

8º El fodechinchos sabe de todo (porque no sabe de nada) y, para rematar una conversación en la que alguien no está de acuerdo con sus disparatadas tesis, remata con un “a mí me lo va a decir que vengo de Madrid que tiene casi nueve millones de habitantes”. Como si la cantidad de habitantes proporcionara ciencia infusa.

9º El fodechinchos siempre tiene un amigo que tiene un yate en Sanxenxo, pero en realidad el único yate que conoce es el “ya te pagaré” que va soltando a diestro y siniestro.

10º El fodechinchos, cuando llega a Madrid, habla de las mariscadas que se ha pegado en Galicia cuando las únicos “mariscos” que ha visto son las lapas de la playa.

         Y con esto doy por terminada la écfrasis o descripción de tan singular especie. Por favor, que nadie se me enfade porque todo scripta sunt animo iocandi, es decir, que todo está escrito con ánimo juguetón.

TIPOS DE FODECHINCHOS (II)

 

Leo en el Faro de Vigo que hay 12 tipos de fodechinchos. ¡Mi madriña! Esto es muy exagerado y un servidor, fodechinchos charnego o maqueto, quiere decir y dejar muy claro que lo primero que descubre a un fodechinchos es su ignorancia y prepotencia. El fodechinchos es un veraneante que no siente ningún interés ni por la cultura ni por la lengua gallega y que si alguno fálalle en galego, le espeta aquello de “a mí hábleme en cristiano” como si supiera el tío cenutrio en qué lengua hablaba Cristo. Para el fodechinchos de “raza”, en Madrid todo es mejor, todo es más limpio, todo es más rápido y al paisano, cargado de paciencia, se queda con las ganas de decirle: Pues, si todo es mejor en Madrid, ¿para qué viene usted a Galicia? El fodechinchos es hijo de la cultura cateta de una España analfabeta y hortera que, en palabras de don Antonio Machado, “desprecia cuanto ignora”. Lo curioso es que, por regla general, no es de Madrid capital (soy nieto de madrileña de Chamberí y sé muy bien de los que digo) sino que proviene de alguna ciudad dormitorio del cinturón industrial de Madrid. Dice que es de Madrid, pero, a lo peor, es del último villorrio de la más lejana provincia del “Foro” en donde aún tocan a misa con una manta.

         El fodechinchos, llevado al camino de Santiago, es el turigrino, un tipo que hace el Camino de Santiago por hacer, sin ánimo de transcendencia y sin conocer las palabras respeto, hospitalidad, solidaridad, compañerismo o esfuerzo. Emporca todo lo que pisa y sabe menos del Camino que un niño de 1º de la ESO. Si alguien le habla del Codex Calixtinus, salta con lo de hablar en cristiano. Una pena.

         En Ourense, el fodenchinchos se metamorfosea, cual mariposa basta y grosera, en escallá porque no para de decir “es que allá” todo es mejor, más limpio, más higiénico y un largo etcétera de payasadas o parvadas insufribles. Para más “inri”, el escallá es mais galego que o Cristo ourensán y, muchas veces, suele ser un hijo de emigrante que regresa a la aldea con un Mercedes desde México lindo y querido o desde cualquier otro país hispanoamericano. A diferencia del indiano asturiano o cántabro, este emigrante no da un duro ni para escuelas, ni para hospitales, ni para nada que huela a cultura porque tiene menos educación que los cactus del desierto de Sonora a los cuales pido perdón ( digo a los cactus). Se le reconoce con facilidad porque tiene el acento del país a donde se fueron sus abuelos con una mano delante y otra atrás. Ahíto de “pesos”, paga lo que le pidan por un melón o por unos grelos con tal de dejar bien clarito que le sobran “dólares”. Cómo los ganó ya es otro cantar.

         Quiero quedar claro que no todos los madrileños son fodechichos y que hay muchos madrileños que ni son prepotentes, ni groseros ni maleducados, pero ya sabemos que más ruido hace el árbol que cae que el bosque que crece y este espécimen deja un reguero de mala baba allá por donde va. Y con esto queda cerrada la segunda entrada.

LOS FODECHINCHOS (ETIMOLOGÍA Y ORIGEN) I

 


Siendo como soy hijo y nieto de los primeros veraneantes madrileños que llegaron a Galicia allá por el siglo pasado y dejando claro de antemano que el término “fodechinchos” lo escuché por vez primera a un taxista de Cangas hace más de treinta años y que aquel señor lo dijo con todo el cariño del mundo y que siempre, para las buenas gentes de las Rías Bajas los veraneantes primigenios eran buenas gentes de medio pelo con los que congeniaban maravillosamente, quiero tratar de los “fodechinchos” y de cómo en algunos bares y restaurantes gallegos llevan varios años cerrando incluso en verano para no atenderlos.

         Vamos por partes. En esta primera entrada trataré de la etimología de este nombre que no es  nada cariñoso o, si lo fue, tan sólo a finales de los años noventa del pasado siglo tal y como acabo de explicar.

         Fodechinchos es, literalmente, el “jodechinchos,” es decir, un veraneante de quiero y no puedo que va de veraneo a las costas gallegas y , como el pobre va escasito de dinero, hace lo que puede para subsistir. En principio, eso no es malo; ¿cuál es, pues, el motivo de rechazo? Su altanería absurda y su querer parecer más de lo que es. El nombre lo dice: el “fodechinchos” se las da de listo y de rico, pero, para poder completar su estancia en Galicia, se jode o come todos los chinchos del mercado de abastos de Marín, Bueu o Cangas. ¿Que qué son los chinchos? Pues jurelitos que son, a  su vez,   el diminutivo de jureles que son, por si a alguien le interesa, unos peces que también son conocidos como chicharros y cuyo nombre científico ( para entendernos) es Trachurus murphyi. Los jurelitos o chinchos son un pescado azul de delicioso sabor y baratos de precio.

         En el País Vasco, un buen txitxarro al horno con una sidrita (sagardoa) de Astigarraga te puede (y te debe ) elevar  al séptimo cielo. Hasta aquí la primera entrada. Como creo que os ha quedado claro, voy con la segunda.

miércoles, 27 de agosto de 2025

LA CARTA PUEBLA DE VINAROZ

 


  

Como es verano y además ferragosto, el viajero se ha puesto a transcribir la Carta Puebla de Vinaroz que, en un latín del siglo XIII lleno de palabras en valenciano, dice así:

Notum sit vobis presentibus et futuris, quod ego D. Gil de Atrocillo alcaide Paniscola pro mandato Domine regis dono et concedo vobis Jeronimo Ballester unam alqueriam qui vocatur Benalaroz in termino Paniscola cum vobis quinquagenta populatores et alias populatores qui habent afrontaciones: prima pars, la mar et secunda pars cum rivo Oildecunya; et tercia pars cum termino de Servera et in cuarta vero pars cum rivo de Oliva; et cum iste afrontaciones in eluduntur vel dividuntur sic damus vobis et vestris quin- quagenta et quatuor sortes in la margal de Paniscola et super totum istum dono ego D. Gil a vobis gratiam ut faciatis molendina in quoqunque locum volueritis in termino daban dicto et datis pro daban dicto molendino deciman at Eclesiam de Paniscola et a Domini regis quoqunque anno at festum Santei Michaelis, prima calendas Augusti et prima calendas Decembris. Et aveatis illum vobis et vestris pro secunda (territorio) concordia. Et volo ut aveatis Eclesiam et fornum et fabricam salvo directo dominii regis. Et vos


 homines populatores sitis franqui et liberi ex omni mercaderia et per mar et per terra de leudos et de peatge ex directo domini regis. Et vos datis deci- man et primicia legalite pani et vini, olei et de onmibus aliis rebus ita quod per dicta alqueria vos et vestris habeates et posideates et espletates secure et integre per forum et consuetudinem civitates Cesar Augustae et nullus sit vobis pignorare nisi delictum vel fiducia.

Facta carta mensis septembris secundo die de mensis septembris anno Domini milesimo duocentesimo quadragesimo primo. Sic Edigii de Atrosillo qui se laudo et concedo et firmo et testes tres firmare rogo cuyus rei testes sicut Arnaldus de Cardona, justicia, sicno; sicnum Ramundus de Belmet; sicnum Petrus de Rosillon, vecinus Paniscola; sicnum Jacobi dei gratia regis Aragonis observare voleat, comite Barchinone et de Urgel et domini Ansona, qui predicta donationem laudamus, concedimus et confirmamus si- cut super donatum apositum in precalendariata donatione Anno a Nativitate Domine milesimo duo centesimo cuadragesimo secundo, per suo Guillermet Gil mandato domini regis; sicnum Martinus Roldani qui pro mandato domini et Egidii de Atrosillo se ponuit de manum mea.

 

De todo este texto, en el que se hallan palabras en valenciano o catalán (no vamos a volver a la polémica de marras) tal y como he dicho antes, me fijo en el principio:

 

Notum sit vobis presentibus et futuris, quod ego D. Gil de Atrocillo alcaide Paniscola pro mandato Domine regis dono et concedo vobis Jeronimo Ballester unam alqueriam qui vocatur Benalaroz in termino Paniscola (…)

 

Sea conocido por vosotros, ya en la actualidad, ya en el futuro, que yo, don Gil de Atrocillo, alcalde de Peñíscola, por mandato del rey nuestro señor, dono y concedo a vos, Jerónimo Ballester, una alquería que recibe el nombre de Benalaroz (Vinaroz) en el término de Peñíscola (…)

 

Así pues, vemos cómo Vinaroz nace cuando don Gil de Atrocillo autoriza a “poblar” una alquería que se encontraba dentro del termino del a población que doscientos años más tarde acogería al Papa luna, el Papa del mar para Blasco Ibáñez. Y que el receptor de dicha Carta Puebla es un tal Jerónimo Ballester que vendría a ser el primer “alcalde” de Vinaroz. Sobre el nombre de Vinaroz, dejadme que lo explique con más detalle en otra entrada de este blog.

 

Y si nos vamos al final, vemos que la Carta Puebla de Vinaroz se ha otorgado  per forum et consuetudinem civitates Cesar Augustae, es decir, por el fuero y costumbre de la ciudad de Zaragoza.

Lógico pues los territorios que se otorgan en esta Carta Puebla pertenecían a la Corona de Aragón cuya capital y trono estaban en Zaragoza.  Item más: toda Cataluña pertenecía, como Principado, a la Corona de Aragón y por eso, en Barcelona, encontramos el Archivo de la Corona de Aragón y no el del "reino de Cataluña” porque Cataluña no existió nunca como entidad política fuera de la Corona de Aragón. No quiero decir con esto que no tengan su “hecho diferencial”, pero no lo que no pueden hacer es inventarse una nación catalana, como se lee en algunos textos en los que se intenta reescribir la historia, porque no existió nunca. La historia es como es y no la podemos cambiar. Ni para bien, ni para mal.

 

 

 


lunes, 25 de agosto de 2025

HERÓDOTO Y UNA COGORZA EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

 

 



Heródoto es un pozo de sorpresas cuando se pone a contar las costumbres de los persas y así leemos en Historias I, 133:

[3] οἴνῳ δὲ κάρτα προσκέαται, καί σφι οὐκ ἐμέσαι ἔξεστι, οὐκὶ οὐρῆσαι 

ἀντίον ἄλλου. ταῦτα μέν νυν οὕτω φυλάσσεται, μεθυσκόμενοι δὲ ἐώθασι 

βουλεύ-εσθαι τὰ σπουδαιέστατα τῶν πρηγμάτων: [4] τὸ δ᾽ ἂν ἅδῃ σφι βουλευομένοισι, τοῦτο τῇ ὑστεραίῃ νήφουσι προτιθεῖ 

ὁ  στέγαρχος, ἐν τοῦ ἂν ἐόντες βουλεύωνται, καὶ ἢν μὲν ἅδῃ καὶ νήφουσι,   

χρέωνται αὐτῷ, ἢν δὲ μὴ ἅδῃ, μετιεῖσι. τὰ δ᾽ ἂν νήφοντες προβουλεύσωνται, μεθυσκόμενοι ἐπιδιαγινώσκουσι.


Tan suculento texto, si el griego no me falla, dice como sigue:

“Tienen gran inclinación al vino y no se les permite orinar ni vomitar en presencia de otra persona. Esa costumbre se mantiene en la actualidad (atentos a los que viene) y tienen por costumbre deliberar embriagados los asuntos más importantes”. Ese subrayado es del pobre traductor.

Sigo porque la cosa no tiene desperdicio:

“Y aquello que les complazca a aquellos que lo han deliberado, eso mismo, al día siguiente, se les vuelve a plantear sobrios por parte del dueño de la casa; y, si les agrada también en estado de sobriedad, lo utilizan, pero, si no les agrada, lo abandonan. Y lo que estando sobrios puede ser objeto de deliberación lo vuelven a tratar en estado de embriaguez”.


Si no he traducido mal, los persas tratan un asunto estando ebrios; ese mismo tema, al día siguiente, lo deliberan sobrios y, si el asunto es de su agrado, le dan “otra vuelta” en estado de embriaguez. Y, parece ser que, tras el estado de embriaguez, sobriedad y embriaguez, ya consideran el asunto como de posible aplicación en su vida.

Traducido al presente: nos vamos al Congreso y allí se trata un tema estando los señores diputados, diputadas y diputades en estado de embriaguez; al día siguiente, cuando se les ha pasado la jumera, lo vuelven a tratar y, si el asunto “marcha”, se cogen otra cogorza y ya votan en estado de embriaguez. ¡Alucinante”!

Si supuestamente sobrios, los Patriae patres paren los abortos que paren, no me quiero imaginar lo que saldría de un Congreso en estado de delirium tremens. 

Esto de los persas es mejor que no se lleve a la práctica en esta España sin ventura porque entonces sí que el barco va al garete sin remisión ninguna.



AYGUAL DE IZCO, SAN TELMO Y UNES SARDINETES AMB LLAGOSTINS A LA PLAÇA DEL MERCAT DE VINARÒS

 


 

El viajero, que ya ha hablado antes sobre el mercat de Vinaròs y que no se va a repetir porque es algo feo y poco literario, se fija en unos azulejos que cubren la cúpula lo que fue iglesia de San Telmo, un santo muy marinero pero que nació en la villa palentina de Frómista . Si alguien quiere saber por qué San Telmo se ha quedado vinculado con el mar, el viajero tiene una entrada en su blog sobre cómo el de Frómista se puso a predicar a los pescadores de Galicia y Asturias que lo convirtieron en su santo patrón. Cosas de la Edad Media. Al viajero, volviendo a la placeta del mercat,  le llama poderosamente la atención que lo que fuera iglesia sea ahora el auditorio municipal, y más que lleve el nombre de Wenceslao Ayguals de Izco, un autor que no recuerda de sus libros de texto del colegio, sino de su presencia en los libros de sus muy queridas clases de Diver en la muy noble villa de Olmedo. Siempre se ha maliciado el viajero de que este autor ha accedido no hace muchos años a los planes de estudio y, no sabe bien por qué, lo hacía nacido en Canarias. Hasta que lo redescubre en esta plaza tan mediterránea en donde se está tomando el café de mig matí a l’ òmbre de les palmeres dolças.  El viajero no sabe si se dice así en valenciano y menos en el valenciano que se habla en la zona del Maestrazgo que mucho tiene que ver con el catalán del sur de Tarragona y, como no quiere líos lingüísticos, lo pone en el poco catalán que sabe y así lo escribe en su libreta. Por andar enredando, pues enredador es de nacencia, le pregunta a un señor mayor que le dice que, al valencià, se diu a mitjan matí y que la comida que nosotros llamamos almuerzo, propia de las gentes del campo, en valencià es esmorzar. En fin, pelillos al Mediterráneo. A lo que íbamos, se dice el viajero que ve que va a usar toda su libreta con estos líos de valenciano, catalán y castellano y horro de prejuicios lingüísticos sigue escribiendo:  Resulta que el tal Ayguals de Izco era vinarocense ( en valenciano, vinarossenc), llegó a ser alcalde y además fue escritor. Antes, a  los gobernadores civiles (como es el caso de Campoamor) les daba el tiempo para escribir y, por lo que se ve, a los alcaldes, también.  El caso es que el tal Ayguals es el creador del folletín en España y que en sus títulos hay un marcado anticlericalismo y compromiso social. Es decir, como don Marcial Lafuente, pero más en culto. Don Wenceslao (Wenceslau en valencià) escribió novelas que tuvieron una enorme difusión en su época como Bellaflor o el niño de la inclusa (Fotre, quin titol!); Los pobres de Madrid; El palacio de los crímenes ( Don Wences se supera en sus títulos) o Pobres y ricos también llamada La bruja de Madrid. Tiene también una novela histórica, Ernestina, que trata sobre la invasión de Sicilia en 1194 por Enrique de Suavia (Mana collons!) y ¡cómo no! otra sobre el general Cabrera llamada (como no podía ser menos) El tigre del Maestrazgo. Como curiosidad, el viajero lee en un folleto que le proporcionan en el auditorio que esta novela irritó tanto a los carlistas que uno de los suyos escribió como refutación esta novela de título tan largo que fatiga antes de empezar su lectura: El vengador y la sombra de Cabrera: refutación del Tigre del Maestrazgo ó sea De grumete a general, historia-novela de D. Wenceslao Ayguals de Izco (Madrid, 1849). (sic). Como filólogo clásico que soy, me sorprende que Ayguals también escribiera una tragedia clásica, El primer crimen de Nerón; sin embargo, no es menos sorprendente que escribiera también un drama titulado Los negros y, por si fuera poco, un poema filosófico: El derecho y la fuerza.

         Le sorprende poderosamente al viajero cuánto les daba de sí el tiempo a los decimonónicos. En este siglo malaventurado no da más que para ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Galdós, su amado don Benito, que se escribió lo que se escribió, iba a la tertulia en el café y además tenía amante doble pues pasaba el rato con doña Emilia Pardo Bazán y con alguna otra de más bajo “escalafón” cuando la condesa se iba a su pazo de Meirás. También tradujo y hasta escribió un diccionario biográfico e histórico. En fin, una maravilla el tal don Wenceslao.

         Sinceramente, lo que más me gusta de esta historia al veredero es que un carlista se dedicara a refutarle a Ayguals porque, lo que es a día de hoy, ni refutas ni te refutan porque no te lee ni el Titi de Cádiz en la calle Plocia.

         Un poco cansado ya de tanta refutatio, se coge de nuevo la libreta y apunta el viajero  que se metió al mercat y que es va menjar uns llagostin de Vinaròs. Para mí, que transcribo lo que escribe el veredero,  que esta frase está escrita en catalán, pero tal y como lo leo, lo copio. Dice el viajero también que el señor de antes le dice que en valenciano se dice es menjarà uns llagonstins de Vinaròs. El veredero se cansa y, aunque sea una grosería, piensa para sus adentros:

A prendre per cul tant d'embolic de llengües.

I no li ix dels collons saber si està en català o en valencià.

Un servidor lo copia tal cual y así lo deja que nadie es para enmendarle la plana al viajero, veredero o comandadero de cura.

miércoles, 20 de agosto de 2025

LA PALMERA LEVANTINA

 


Cuando el viajero contempla esta palmera levantina en la playa de Vinaròs, no puede sino acordarse de ese poema de “su” Miguel Hernández al que puso música, en su segundo disco dedicado al poeta de Orihuela y cuya presentación coincidió con el centésimo aniversario de su nacimiento, Joan Manuel Serrat. Esa es una de las maravillas de la poesía: que vemos el mundo con los ojos de los poetas. Por eso, el viajero se limita a copiar ese poema y no añadir nada más porque ya lo dijo todo antes, más y mejor el eximio poeta alicantino. Ahí os lo deja mientras lo apunta en su libretilla de poemas que le ayudan a vivir.

 

La palmera levantina

 

La palmera levantina,

la columna que camina.

La palmera... la palmera...

 

La palmera levantina,

la que otea la marina,

la mediterránea era.

 

la que atrapa la primera

ráfaga de primavera

la primera golondrina.

 

La que araña los luceros

y se ciñe los encajes

de las nubes a los zancos datileros.

 

La que brinda sol en grano al verderol.

La que se arroja de bruces contra el Sol.

 

El magnífico incensario

que se mece solitario.

La palmera... la palmera...

 

Al final de una colina,

contra azul extraordinario...

¡la palmera levantina!

 

La palmera lo primero

que vé el ojo marinero

de los mares de Levante.

 

La palmera la que encuna

al arcángel de la luna,

¡la palmera de Alicante!

 

Vedla, fina,

palpitar en el confín.

Vedla, presa, en la retina

de Azorín.

 

La palmera... la palmera...

 

Como manos compañeras,

al dejar mis anchos valles

y marchar de una mentira bella en pos, como manos,

desde fondos de horizontes y colinas

me dijeron las palmeras

levantinas,

´´¡adiós!´´


EL VIAJERO ANTE LA TIENDA DE ÁNGEL GINER EN VINARÒS

 


En ocasiones, para el que sabe ver por dónde va, un pequeño  detalle revela un mundo como si fuera un Aleph    borgiano en miniatura y, al veredero, este pequeño detalle le basta para descubrir el pasado de una ciudad: un mercado cuidado, un templete de música o, como en este caso, la portada modernista de una tienda. En esta ocasión, se trata de la tienda de Ángel Giner en Vinaròs. Esta portada le habla de una villa cuyo comercio abarcaba toda una comarca ( el Bajo Maestrazgo); de recias mujeres de campesinos y de pescadores que iban a esa tienda en mañanas de mercado; de otras mujeres, esposas santas de pescadores, arreglando las redes; de un casino con señoritos que no han leído un libro en su vida, pero que se releen el periódico para ver en qué teatro madrileño se “echa” una  revista de la Celia Gámez y así hacerse una escapada a la capital y echar una cana al aire. Esta tienda le habla al viajero de las  tropas nacionales que tomaron Vinaroz para cortar en dos lo que quedaba de la España republicana. De una abuela que va a buscar un regalo para su nieto y de una futura mamá que va a comprar la ropa para el canastillo de su hijo. De un joven enamorado que, creyéndose Ausías March,  va escribiendo unos versos en valencià a esa novia que le mira pasar desde un balcón con los visillos corridos; de una joven que sueña amores con un pescador que “al langostino se fue”, como el pescador de María la Portuguesa y que volverá trayendo en su barco reflejos azulados como los ojos de su novia. Escucha también el viajero el eco lejano de los canjilones de una noria y un perro que ladra en una alquería; de un faro que corta la noche y del vent del mar que mueve  los ramos de las palmeras levantinas, ésas a las que canto con gracia y donaire ese gran poeta alicantino que fue Miguel Hernández. Todo esto se le ocurre al viajero mientras no se atreve a bajar los ojos porque, debajo de tan hermosa portada, aparece la marca de una franquicia. Recuerda lo que le ocurrió en Oporto en donde uno de sus mejores y más afamados cafés había pasado a ser un Burger King. Se va el viajero con la pena de haberse perdido todo lo que ha sentido ante la puerta de la que fuera antigua tienda de Ángel Giner. Y, para sus adentros, maldice al tiempo que todo lo trastoca.

domingo, 17 de agosto de 2025

EL GENERAL DÍAZ PORLIER O ASÍ TRATA ESPAÑA A SUS HÉROES

 


La calle del General Díaz Porlier, si la memoria no me falla, empieza en la calle Alcalá y termina en la ya muy traída y llevada en este blog de General Oraa (sin acento, por favor). Después de la guerra incivil,   pasó a llamarse Hermanos Miralles en honor de tres hermanos “pilaristas” de los que os hablaré en otra entrada, Deo volente. En el colegio de los Calasancios, en donde estudió mi muy admirado Emilio Butragueño, hubo, desde agosto de 1936, una cárcel, la cárcel de Porlier que tanto nombraba mi abuela Patro, que, al comienzo de la República, fue, previa incautación del gobierno republicano del edificio, un albergue para niños abandonados. De esta cárcel salieron algunas sacas de presos que acabaron en Paracuellos. Acabada la guerra, los nuevos “amos” decidieron que siguiera siendo cárcel y en ella estuvieron presos tan famosos como Miguel Hernández y Antonio Buero Vallejo, gran dibujante además de extraordinario dramaturgo que, aprovechando sus dotes para el dibujo, le hizo un retrato a Miguel Hernández que suele aparecer en casi todos los libros de texto. Pero ¿quién fue Díaz Porlier?

         Lo primero, deciros que nació en Cartagena de Indias y que su actuación durante la Guerra de la Independencia le valió el grado de Mariscal de Campo pues fueron muchos los actos heroicos que llevó a cabo. Hasta tal punto que Porlier terminó la Guerra como un auténtico héroe nacional. Don Juan, además de luchar contra los gabachos,  también había hecho todo lo posible para que Fernando VII regresara a España, pero, como a otros muchos españoles, a Porlier no le gustó el que el “Deseado”, por medio del Manifiesto de los Persas, redactado por los diputados absolutistas de la Constitución de Cádiz, iniciara un reinado absolutista y contrario a los principios que habían informado la Constitución de la antigua Gades. Díaz Porlier se puso en contacto con otros españoles disconformes con Fernando VII, pero, sin embargo, no contaba con un traidor: su amanuense , Agapito Alconero, lo delata y es detenido en Madrid en la madrugada del 29 de mayo y el 16 de julio condenado a cuatro años de cárcel en el Castillo de San Antón, en La Coruña. Ya sabéis que Roma no paga a traidores, pero se aprovecha de ellos. Al poco, salió con prisión atenuada para tomar baños en Arteixo y pasa a residir en Pastoriza, en casa del palentino Andrés Rojo del Cañizal que también era correligionario suyo. Será en casa de Andrés Rojo en donde prepare el Pronunciamiento de La Coruña, ciudad que tomó en menos de dos horas y en la que proclamó la Constitución de Cádiz.

         Sin embargo, el arzobispo de Santiago, Rafael de Múzquiz y el general Pesci reúnen unas tropas que llegan a Sigüeiro mandadas por el general José Javier de Imaz, que era el comandante militar de aquella plaza. No sé si alguien me puede explicar qué hacía el arzobispo de Santiago reuniendo tropas. En fin, vamos a dejarlo.

         Ya es noche cerrada cuando paran las tropas de Porlier en Merelle, a la entrada de Órdenes. El general se pone a escribir al amor de la lumbre, pero treinta y nueve sargentos (ni uno más ni uno menos) del 6º Regimiento de la Marina, que habían sido comprados por un agente que se había infiltrado en la columna,  lo detienen. Es el sargento Antonio Chacón (se llamaba como el célebre cantaor flamenco don Antonio Chacón) quien detiene a Porlier que fue “juzgado” y ahorcado pues, al haber sido degradado, no tuvo el privilegio de “ser fusilado”.

         Su viuda, Josefa Queipo de Llano  ( ¿será antepasada del general Queipo de Llano que nació en Tordesillas?) quedó encerrada en el Colegio de Huérfanas de Betanzos custodiada por Feliciano Vicente Faraldo, funcionario de ideas absolutistas y padre del liberal Antolín Faraldo, que no le permitió abrir los baúles en los que guardaba los objetos personales de su marido. Tuvo que esperar doña Josefa al pronunciamiento de Riego en 1820 para llevar a su marido desde la capilla de San Roque al convento de San Agustín y también para poder abrir los baúles. Poco duró la alegría en la casa del pobre porque los Cien mil hijos de San Luis, con el duque de Angulema al frente, devolvieron a España a un régimen absolutista y los restos de Porlier peligraban por lo que sus amigos liberales lo volvieron a llevar a la capilla de San Roque, más en concreto bajo el altar de San Antonio. Así paga España a sus héroes.

VICENT ANDRÉS ESTELLÉS, EL POETA DE BURJASOT

 


Con esto del veraneo en Vinaròs, me he puesto a leer a algunos autores que tenía olvidados o cubiertos de polvo. Este es el caso de Vicent Andrés Estellés, el poeta de Burjasot, cuya aportación a la lengua valenciana fue enorme gracias a su poemas que tuvieron- y tienen- un gran éxito de lectores ( en fin, si se puede hablar así tratándose de poesía). El valenciano experimentó todo un renacimiento por lo que este poeta es comparado con Ausiàs March o Joan Roís de Corella. Tengo que deciros que he leído una buena antología ( si es que hay alguna buena) que recoge lo más selecto o granado de su obra y que está a cargo de Àngels Gregori Parra y Mario Obrero, poeta joven que emerge últimamente con inusitado vigor. Andrés Estellés es muy conocido por las versiones musicadas de sus poemas y, especialmente, por la versión de su poema Els amants que musicó, entre otros, Ovidi Montllor, cantante y actor que nos dejó hace ya treinta años con tan sólo cincuenta y tres. Lo recordamos por Furtivos de Borau y por esa obra maestra que es El nido de Jaime de Armiñán en donde hacía del guardia civil que es el padre de la chica protagonista junto con Héctor Alterio. Sin embargo,   me gustaría recoger  en esta entrada su Cançó de Bressol, también muy musicada por diferentes cantantes. Escrita en octosílabos y con un innegable regusto popular, el poema o canción recoge la preocupación por la muerte, una de las tres heridas incurables del ser humano. Os dejo el poema: que he traducido haciendo un alarde de valenciano que no me corresponde de ahí que os pido perdón si encontráis algún que otro fallo que casi de seguro vais a encontrar. He intentado tan sólo hacerlo sentir al lector de lengua castellana.


 

 

Jo tinc una Mort petita,
meua i ben meua només.
Com jo la nodresc a ella,
ella em nodreix igualment.

Jo tinc una Mort petita
que trau els peus dels bolquers.
Només tinc la meua Mort
i no necessite res.

Jo tinc una Mort petita,
i és, d’allò meu, el més meu.
Molt més meua que la vida,
amb mi va i amb mi se’n ve.

És la meua ama, i és l’ama
del corral i del carrer
de la llimera i la parra
i la flor del taronger.

 

Tengo una Muerte pequeña,

mía y tan sólo mía.

Al igual que yo la alimento,

ella me alimenta también.

Tengo una Muerte pequeña

que saca los pies de los pañales.

Tan sólo tengo mi Muerte

y no necesito más.

Tengo una Muerte pequeña

y es , de lo mío, lo más mío.

Mucho más mía que mi vida

conmigo va y conmigo viene.

Es mi ama y es el ama

del corral y de la calle,

del limón y de la parra

y de la flor del naranjo.

 

 

sábado, 16 de agosto de 2025

EL GENERAL ORAA

 


Toda su vida lleva el veredero oyendo hablar del general Oraa porque su casa madrileña estaba muy cerca del comienzo de la calle que el Ayuntamiento de Madrid dedicó en su momento a tan ilustre prócer. El comienzo de la calle es una cuesta ancha que gira a la derecha y pasa a denominarse Hermanos Bécquer y General Oraa se convierte en una calle de un solo carril que se llega hasta Francisco Silvela. Si nos ponemos en plan sociólogos, habría que decir que la calle experimenta un cambio de clase social y comienza en el opulento barrio de Salamanca, pero que, en llegando a su final, - e incluso mucho antes- deviene más proletaria. En la zona “proletaria”, estaba el cine Oraa en donde el veredero pasó algunas tardes de su infancia viendo películas, entre ellas, la inolvidable “La isla del fin del mundo” y también vivió en ella, cuando se marcharon de Chinchón y se fueron para el "foro",  José Sacristán con sus padres. También andaba por esta calle la clínica del doctor Simarro, famoso psiquiatra retratado por Sorolla e, item más, en el 6 de la calle vivía Miguel Rueda, el modisto al que le dediqué una calle entrada; en el 8, vivió Valle Inclán y el Marqués de Lozoya y, ya cruzando Serrano, estaba el Instituto Español de Hematología y Hemoterapia en donde trabajaba como hematóloga doña María del Socoro Romero Sánchez, hija de Federico Romero Sarachaga, famoso letrista de zarzuelas junto con Fernández Shaw ( Doña Francisquita, El caserío o Luisa Fernanda salieron de sus plumas) y pediatra de un servidor metido a veredero para contar historias del Maestrazgo.  Pero ¿quién fue el general Oraa os estaréis preguntando? El viajero no recuerda que viera su nombre en los libros de historia del colegio y, al estar en Morella, ese general ha vuelto a aparecer en su vida porque el tal Oraa fue el que puso cerco a la ciudad cabeza del Maestrazgo. El veredero busca en la Wikipedia y la “enciclopedia del pobre” le cuenta lo que sigue:

         Que don Marcelino Oraa Lecumberri nació en Beriáin , Navarra, en 1788, y que empezó su andar bélico con Francisco Espoz y Mina, guerrillero también navarro que tiene una calle en Madrid al lado de la Puerta del Sol. Su hazaña más famosa, que hasta ha dado lugar a una novela y a una película, fue el llevar un cañón de gran tonelaje desde un barco británico en las playas de Deva (Guipúzcoa) a Navarra. No era de Bilbao, pero su pueblo no andaba lejos del botxo.

         Eso último no lo dice la Wikipedia, pero algo tiene el viajero que añadir de su cosecha para que no todo sea IA. Lo de Morella tiene su aquel pues resulta que Oraa se fue para allá (perdón por el pareado vil) con 20.000 hombres, 2.000 caballos y 18 piezas de artillería. (¿De verdad que no era bilbaíno este hombre?) Al llegar, vio la bandera negra con una calavera de paño blanco en el medio. Oraa lo entendió y dieciocho días después de haber puesto cerco a Morella, se retiró y se marchó para Alcañiz. Este hecho provocó una crisis ministerial en Madrid (sin duda eran otros tiempos en los que había crisisde gobierno) y Oraa fue sustituido por don Antonio Van Halen, hermano de Juan Van Halen, el militar que luchó con cinco ejércitos distintos y que no fue traidor a ninguno, y antepasado de Juan Van Halen, político y poeta ( no tiene por qué ser un oxímoron) que milita, que el veredero sepa, en el PP.

         El veredero siente que no somos nadie pensando en lo del cañón, en lo del militar de los cinco ejércitos y en lo del poeta político y mira al castillo comprendiendo al general Oraa al que sus soldados llamaban el “Abuelo” y los carlistas, debido a su pelo cano, “el lobo blanco”.

         Oraa tuvo la fortuna de morir en su pueblo natal, en 1851, con sesenta y tres años.

         El viajero, que se ha comido un flaon morellano, baja con alegría camino de Vinaroz al haber recordado, gracias al “Abuelo” una parte no pequeña de su infancia matritense.

         Por cierto, que habéis visto que el viajero escribe Oraa sin tilde en la primera “a” porque así debe ser: es palabra llana acabada en vocal y, por tanto, según la ortografía de las Rae, no tiene por qué llevar acento. Tampoco lo lleva Feijoo por mucho que los chicos del PP, que no leen a la RAE, se empeñan en ponerlo. En fin, pelillos a la mar.