LOS HÚNGAROS ( II)
Hace poco terminé de leer El encuentro, la obra más editada de Sándor Márai. Muy bien
escrita, con ese estilo de literatura de “alta comedia” que también aparece en
su colega Zilahy , retrata la decadente burguesía húngara y es una obra muy recomendable.
Dos hombres y un amor que les da pábilo para toda una vida. Márai, nacido en
Kassa, el 11 de abril de 1900, es un
buen escritor que siempre me ha satisfecho con sus obras. De entre ellas, Liberación es una novela que os
recomiendo, al igual que La hermana.
Márai llegó a tener un gran prestigio en los años treinta y su obra se la consideraba
al mismo nivel que la de Thomas Mann o Stefan Zweig, el gran escritor austriaco
que escribía “literatura de kiosko” (sapientes dixerunt) hasta que lo empezó a
publicar Acantilado y entonces consiguió
el reconocimiento de la inteligencia oficial de las Españas. Con la llegada de
los comunistas a Hungría su estrella se fue apagando pues su obra fue prohibida
por el régimen y comenzó su exilio americano con algunas estancias en Italia.
Fue a la caída del régimen comunista cuando Márai comenzó a ser reconocido de
nuevo en su país y en todo el mundo. Sándor
Márai tiene con Zweig otro punto de contacto pues, como él, se suicidó en su
exilio americano. Fue un 22 de febrero de 1989, en San Diego, cuando Sándor Márai apretaba el gatillo y se
quitaba la vida con el arma que se había
comprado para tal menester. Si Stefan Zweig no llegó a ver la derrota del
régimen criminal de Adolf Hitler, tampoco Márai llegó a ver la caída del muro
de Berlín y, con su caída, el fin del régimen soviético, por cierto, no menos
criminal que el régimen nazi. En cuanto tenga un rato, me enfrascaré en la lectura de una
novela suya que tengo pendiente: La
gaviota. Por el momento, la atención que le presto a Eudora Welty y sus Cuentos completos y las ganas que tengo
de volver a mi muy querido Palacio Valdés de quien quiero leer El idilio de un enfermo me lo impiden.
Pero démosle tiempo al tiempo.
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