lunes, 30 de julio de 2018

EL AMOR LOCO DE CÉSAR FRANCK


Él tan sólo había sido un buen músico que había tocado el órgano durante toda su vida y había compuesto algunas obras que le encumbraban a una cima de la música que no era una gran cumbre, pero que, al menos, haría que las futuras generaciones lo escucharan. Sin embargo, desde hacía un tiempo, su mujer, Eugénie Desmousseaux,  que había sido alumna suya, lo encuentra raro. El padre de sus cuatro hijos,  - de los que, por desgracia,  tan sólo le viven dos- ,  es ya un señor maduro con sus cincuenta y seis años y que nunca ha roto un plato. Sin embargo,  se comporta de manera un tanto rara: se queda ensimismado en la mesa, se revuelve en la cama nervioso, evita mirarla a los ojos. Algo raro le pasa a su César, ese hombre maduro que ya no está para líos amorosos.

         París es una ciudad muy grande, pero también es una ciudad en la que se sabe todo. Las gentes de su entorno hablan y no paran de decir que César tiene una amante, que se ha enamorado como un colegial de una alumna; sí, de una alumna como había sido, ya muchos años atrás, la que ahora era su mujer. Pero ya sabemos que la gente habla y dice cosas que es mejor no creer…

         El día del estreno del Quinteto para piano en fa menor en el piano hay un pianista cuyo nombre es Camille y que, andando el tiempo se hará famoso por sus óperas. A una alumna de su maestro, ese César que tan de cabeza trae a su mujer, le ha pedido en matrimonio varias veces y la chica, que se llama Augusta, Augusta Holmès, para más señas, le ha dado calabazas siempre. Se sienta en el banco del piano, abre la partitura y le echa un vistazo. ¡Dios mío, nunca había tantos pianísimos y fortísimos juntos! ¿Qué le pasa al maestro César Franck, el tranquilo organista de la iglesia de Santa Clotilde,  que parece un adolescente escribiendo una carta de amor a su novia?.

         Comienza el concierto y Camille, tocando esa música apasionada va comprendiendo: César y Augusta, Augusta y César. ¿No será que Augusta lo rechaza porque ama al maestro Frank,  al padre de familia casado y serio profesor? ¿Será posible que tuviera al enemigo delante de él? Al tiempo que Camile, una mujer en el público empieza a comprender el estado de rareza de su esposo y comienza a asociar a Augusta con esa extrañeza. Ambos se dan cuenta de la pasión que rezuma el Quinteto, de la pena, de la añoranza.

         Cuando acaba el concierto Camille Saint - Säens abandona el escenario casi furibundo. ¡Vaya con el maestro Franck! ¡a sus años y enamorando a jovencitas! Y aquella mujer que se sienta entre el público jurará y cumplirá que nunca más escuchará ese maldito Quinteto en el que su “santo” esposo declaraba su amor por una alumna que podía ser su hija.

         Pues más o menos fue lo que ocurrió con el famosísimo Quinteto en fa menor de César Franck al que el gran poeta Eloy Sánchez Rosillo le dedica unos poemas magistrales de los que tan sólo os pongo el comienzo y una reflexión: ¿es justo que en el invierno de la madurez dejemos de oír los ruiseñores que cantan en los árboles?

Cuando ya no esperaba que nada perturbase
el sosiego y el orden que yo mismo elegí para mi vida,
apareciste tú, y de repente toda la paz que poco a poco
fui con paciencia conquistando apartóse de mí,
y una llama muy viva ahora me habita el alma.

Tú tal vez no comprendas lo que esto significa para un
hombre
como yo, que siempre ha estado, en realidad, tan solo,
a pesar de la fiel compañía de unos pocos amigos
y de la larga dicha conyugal que mi mujer me ha dado.
Es como si de pronto un ruiseñor cantara
en la desolación de un árbol anclado en el invierno
y sus ramas desnudas de nuevo recordasen
la gracia del verdor bajo el influjo de esta música.

OTRA VEZ A VUELTAS CON CANETTI


Estoy dedicando este verano a la lectura de la autobiografía de Elías Canetti que el búlgaro publicó en tres tomos: La lengua absuelta, La antorcha al oído y El juego de ojos. Es tanto lo que cuenta Canetti que cualquier intento reduccionista está condenado al fracaso, pero en los dos tomos que he leído, Canetti nos va pintando un fresco de las varias ciudades en las que vivió y de las muchas gentes que conoció. En el primero, desde su niñez en aquella ciudad búlgara en la que nació hasta el Zúrich que fue su paraíso pasando por Viena o Manchester. En el segundo, quiero parar mientes en esa presencia de Karl Kraus del que Canetti conocía sus obras de memoria y del que no se perdía nunca una conferencia. Es más, en una de estas conferencias, conoció a Veza, la que llegaría a ser su mujer. También me paro en el dibujo un tanto agrio que hace de Brecht y en ese muchacho paralítico que estudiaba filosofía en Viena. Nos cuenta también cómo se le ocurrió fe Auto dee  primero al ir trabajando sonbre personajes que él iba apuntando y, sobre todo, cuando vio arder el Tribunal de Justicia de Viena y un hombre decía: ¡Que salven los archivos! Me reservo para agosto El juego de ojos y, hasta ese momento lo dejo en suspenso para contaros cómo me ha ido con él.


jueves, 26 de julio de 2018

Y, EN EL CAFÉ DEL NORTE, DOS TIROS LE PEGARON...


         Aquel hombre que estaba tomando café había nacido en Valladolid en 1911 y era ya, por aquella época, un consumado filólogo con estudios en Salamanca. Sin embargo, esa vocación por las lenguas se había producido de una manera muy curiosa: su padre, notario de profesión, se había desplazado con su familia a Elorrio y el pequeño Antonio quedó hechizado por el euskera que hablaban sus amigos. Acabaría dominando doce lenguas y escribiendo la Vida de Sócrates. El café del Norte es un café vallisoletano que está en la Plaza Mayor de Valladolid en el que, por cierto, tenía su tertulia (ya no sé si la tiene) el maestro de Langa, don José Jiménez Lozano. Para el que venga de fuera,  no creo que le llame la atención: un café de “provincias” para tertulias, para las últimas noticias de la prensa regional y para poco más. Sin embargo, hace ochenta y un años, un falangista, muy enfadado porque pensaba que sus artículos no eran recibidos ni apoyados como se merecían por el Jefe de Propaganda, entró en ese café y disparó su pistola – en aquellos tiempos recios, el llevar la pistola al cinto era lo habitual-, contra ese superior suyo que se encontraba tomando café. Los disparos le alcanzaron al jefe en las piernas y en el vientre, pero pudo salvarse. El falangista exaltado, puesto que todo quedaba en casa, nunca fue juzgado.
Si a esto le añado que fue el traductor de la entrevista entre Franco y Hitler, creo que ya tendrá claro el lector de que se trata de don Antonio Tovar al que tuve la suerte de conocer en una conferencia en la Complutense allá por 1982 cuando un servidor andaba por el COU, pero, llevado también por mi devoción a las lenguas, me acerqué para escucharlo. Los chavales de ahora hubieran hecho el viaje para ver a Luis Fonsi, pero esa es otra historia.


LA FUENTE DE BANDUSIA




Ahora que ya nos ha entrado la Canícula, la perrilla en su traducción castellana, que, según el maestro Ruiz de Elvira, se llamaba Mera y  era la perra del ateniense Icario, el que recibió de Baco el arte del cultivo de la viña y de la elaboración del vino, estamos en la obligación de hablar un poco de este momento del año de calor abrasador que, según el Calendario Zaragozano, comienza el 23 de julio y termina el 2 de septiembre, es decir, aproximadamente  cuando aparece en el cielo el Can menor.  Y para esta época vienen bien estos conocidos versos de Horacio sobre la fuente de Bandusia, esa fuente que Horacio tenía en su finca de Sabina y que incluso se atrevía a desafiar a esta ardiente época del año con su linfa helada. Está escrita en asclepiadeos con el siguiente esquema métrico:

 

El primero y el segundo son gliconicos de doble núcleo; el tercero es un glicónico cataléctico o ferecracio y el cuarto un glicónico.

 

---vv-|-vv-v-

---vv-|-vv-v-

---vv—

---vv-v-

 

 

O fons Bandusiae, splendidior vitro,

dulci digne mero non sine floribus,

cras donaberis haedo,

cui frons turgida cornibus

 

5

primis et venerem et proelia destinat —

frustra, nam gelidos inficiet tibi

rubro sanguine rivos

lascivi suboles gregis.

 

te flagrantis atrox hora Caniculae

10

nescit tangere, tu frigus amabile

fessis vomere tauris

praebes et pecori vago.

 

fies nobilium tu quoque fontium


me dicente cavis inpositam ilicem


15


saxis, unde loquaces



lymphae desiliunt tuae.


 


¡Oh fuente de Bandusia, más brillante que el cristal,

digna de un dulce vino y de unas flores!

Mañana te regalarán un cabrito

al que su frente hinchada con los cuernos primeros

a combates de amor le destina.

En vano, pues el vástago  

del juguetón rebaño

manchará con su sangre roja

tus gélidos arroyos.

A ti, la hora atroz de la ardiente Canícula

no sabe tocarte; tú das el amable frescor

a los bueyes cansados del arado

y al ganado errante.

Serás tú también otra fuente de renombre

al cantar yo la encina que se alza

sobre las piedras huecas desde donde parleras

descienden tus aguas.

 

 

miércoles, 25 de julio de 2018

KOSTIS PALAMÁS, EL PADRE DE LA POESÍA MODERNA EN GRECIA


En la poesía neohelénica, hay un antes y un después de Kostis Palamás pues este poeta nacido en Patras en 1859 ensanchó las posibilidades del demótico, el griego hablado por el pueblo, y lo convirtió en una lengua literaria. Gozó de gran fama y a él se le encargó el himno olímpico para las primeras olimpiadas que se celebraron en Atenas. Spyrydon Samaras fue el autor de la música. Poeta prolífico, Palamás es el padre de la poesía griega tal y como la conocemos ahora. Murió en Atenas en 1943 y os recojo un poema suyo.

Una amargura

 

Mis primeros años inolvidables viví

junto a la playa,

en ese el mar somero y manso,

ancho y grande.

 

Y cada vez que ante mí

recién florida la vida

se presenta,

suspiras, mi corazón, por el mismo deseo:

¡Ojalá volviera a vivir allí!

 

Mi suerte es una sola, mi gracia es esta,

no he conocido otra:

Un mar en mis adentros como un lago grande

dulcemente extendido.

 

¡Y ahí está!, el sueño me trajo

tan cerca otra vez

ese mar somero y manso,

ancho y grande.

 

Mas a mí, ¡ay!, una amargura me amargaba,

una amargura grande,

¡y tú no endulzaste

aquella primera pena, mi playa apacible!

 

Qué tempestad se alzaba en mi interior

y qué vendaval,

que no arrullaste y no amainaste,

mi playa apacible.

 

Una amargura taciturna, una amargura inexplicable,

una amargura grande,

la amargura que indeleble se halla en el paraíso

de nuestros primeros años junto a la playa.

 

Traducción de Vicky Rouska sobre la adaptación del poema de Palamás realizada por el cantautor Fivos Delivoriás.

 

martes, 24 de julio de 2018

PEDRO RUIZ DE LOS PAÑOS O LA MEMORIA HISTÓRICA DE AMBOS BANDOS



Pedro Ruiz de los Paños nació en Mora de Toledo en 1881. El joven toledano ingresó en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús el 12 de agosto de 1904 y en ella fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1905. Siendo operario, destacó como maestro en la formación de los futuros sacerdotes de los seminarios de MálagaJaénBadajoz y Sevilla. De 1917 a 1927 fue el primer operario nombrado rector del seminario de Plasencia (Cáceres), donde fundó una obra dedicada al fomento de futuras vocaciones e instauró el Día del seminario, que luego se extendería a las diversas diócesis españolas. Justo cuando estalló la Guerra, estaba preparando la fundación  de las Discípulas de Jesús. El 23 de julio, cinco días después de haber comenzado la guerra, Pedro, viendo que las cosas se ponían muy difíciles, se refugió, junto con otro hermano operario, José Sala Picó, en casa de un sacerdote amigo. De nada les sirvió pues, secuestrados por unos milicianos, fueron asesinados en el paseo del Tránsito. Por desgracia, no fue el único pues el número de religiosos, según la tesis doctoral de Antonio Montero Moreno que fue obispo de Plasencia Mérida Badajoz entre 1994 y 2004 fue de 6832 que se desglosa así:

  • Sacerdotes: 4184
  • Frailes: 2365
  • Monjas: 283
     
    El mismo autor dice:
     
    En toda la historia de la universal Iglesia no hay un solo precedente, ni siquiera en las persecuciones romanas, del sacrificio sangriento, en poco más de un semestre, de doce obispos, cuatro mil sacerdotes y más de dos mil religiosos.
     
    Para que no se vea que la cosa es una broma ni un invento de los de siempre, recojo los testimonios de autores  como Thomas o Payne. Así Hugh Thomas, en la página 257 de su libro La República Española y la Guerra Civil dice:
     
    En ninguna época de la historia de Europa, y posiblemente del mundo, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto con ella se encuentra relacionado.
     
    El mismo autor en la página 307 afirma:
     
    La forma en que se llevó a cabo la rebelión militar y la forma en que respondió a ella el gobierno en las primeras horas provocaron un desenfreno que no se había visto en Europa desde la Guerra de los Treinta Años. En una zona se fusilaba a maestros de escuela y se quemaban casas del pueblo y en la otra, se fusilaba a sacerdotes y se quemaban iglesias.
     
    A su vez, Stanley G. Payne dice:

La persecución a la Iglesia católica fue la mayor jamás vista en Europa occidental, incluso en los momentos más duros de la Revolución francesa.

 

            Esto es también – digo yo-, memoria histórica.

 

domingo, 22 de julio de 2018

MI VIAJE CON MATSUO BASHO




Me he permitido hacer este viaje imaginario con el gran poeta japonés Matsiuo Basho. Espero que el gran maestro Basho acepte mi humilde presencia.

 

 

 

VIAJE CON MATSUO BASHO

 

Cuando la luna en menguante

recorra los castaños floridos,

allá por las orillas del río Natori;

cuando los aleros se vistan con lirios

y el perfume de la nieve sea un lejano recuerdo,

empezaremos nuestro viaje, caro Matsuo.

 

Y allende del paso de Nezu,

añoraremos juntos las nubes aquellas

que vimos por los caminos de Hokoriku.

Y en las lejanas provincias del norte,

pasaremos el verano con los grillos

que estridentes cantarán bajo las hierbas

que en un día, en lo oscuro, confundiremos

con la canosa llanura marina.

 

Y cuando ya el otoño fresco

con sus manos toque las campanas

del santuario de Tada,

maestro Basho, leeremos con nostalgia

los apuntes que, más allá del Shiriakawa,

tomemos y en los pesados morrales,

pesadillas de los hombros,

nos los traeremos para leerlos en la noche lluviosa,

ésa en la que la voz del pato es vagamente blanca.

 

 

 

 

 

 

 

 

 



MI HILO DE ORO PARA ELOY SÁNCHEZ ROSILLO



Sabido es aquello que decía el inmortal Juncal: entre toreros nos entendemos. Pues creo que los poetas podemos decir algo semejante. Al leer la poesía de Eloy Sánchez Rosillo, he sentido ese arrebato poético que no se siente muchas veces en la vida; es más, algunas de sus sensaciones son mis sensaciones y algunas de sus experiencias son las mías. Por eso le he escrito este humilde poema en el que quiero contaros que ese mundo de cosas pequeñas también es mi mundo; que yo tengo también mi árbol y mi pájaro solitario; mi pozo y su luna; mi marzo y mi playa; que sus historias son mis historias.

HILO DE ORO

 

¿Con qué hilo de oro me has cosido

a tu infancia en la casa y en la sombra

de la acacia donde tú mirabas a la luna?

 

Yo también he vivido la tormenta

con el ardor del sobrado en plena siesta

y me gustan también las viejas historias

de milagros,  de plagas y de amores.

 

Yo también me quedo a veces

solo en la playa cuando todo

oscuro se torna y tan sólo una luz lejana,

ajena a la intemperie y a la angustia,

me señala el camino de la casa de mi padre

porque nunca puede olvidarse la luz de los orígenes.

 

También veo las nubes pasando,

capitán con mi gorra y mi uniforme,

y creo que debajo del dolor

habita la luz indestructible de marzo.

 

Y es que también escucho los grillos

en las noches de ventanas abiertas

y busco la escondida fuente

con su hondo misterio de luz tan pura.

 

Y es que también recorro contigo

los pinares de Postdam,

siguiendo las pisadas de Henriette y de Heinrich,

mas creyendo en el don de la vida

que se da al que espera y aguarda.

 

Ahora que ya junio es pasado,

que ya la lluvia descansa en los bodones solitarios,

que el silencio recubre la vieja casilla

donde abuelo apilaba la leña,

Eloy, en esta tarde te convoco

para volver a vivir los orígenes

y esta vez ewig, ewig : para siempre.

 

 

 

 

STEFAN ZWEIG Y LOS MIEDOS DE LA BURGUESÍA VIENESA



Hay libros de los que se disfruta desde la primera a la última página; hay libros que van descubriendo la psicología de una ciudad por medio del análisis de una familia; hay libros que presentan unos caracteres tan precisos que parece que conocemos  a los personajes por ser nuestros vecinos. Para eso hay que ser un gran escritor aunque la intelectualidad lo relegara durante años a literatura de kiosko porque sus libros en media Europa se vendían y era muchos sus lectores. Como ya algún avispado lector se habrá dado cuenta, estoy hablando de mi muy admirado y casi idolatrado Stefan Zweig que fue capaz de vender y de hacer una literatura de altísimo vuelo. Sus libros, pudriéndose en los almacenes de Editorial Juventud, no eran materia grata para los intelectuales de la gauche divine, pero bastó con que El Acantilado los empezara a publicar para que se le absolviera de toda culpa. Me he leído Miedo y os lo recomiendo. Como Galdós, Zwig escribió mucho así que, por fortuna,  siempre hay algo suyo para leer.

LA INUNDACIÓN DE ZAMIATIN




Hay libros en que un suceso de la naturaleza parece reflejar la pasión de los humanos como, en ocasiones, los fallos de las máquinas se producen (sirva de ejemplo el ordenador con el que escribo) porque reciben la mala energía de sus usuarios y su funcionamiento comparte las mismas alteraciones que su amo y señor. En la inundación de Yevgueni Zamiatin, el desbordamiento del Neva - y la consiguiente inundación de San Petersburgo-,  parece un reflejo del desbordamiento pasional de los personajes. Un matrimonio sin hijos, una criada que entra por misericordia en la casa, unos celos y un crimen. Y luego la culpa, la culpa que, desbordada como el Neva, va ahogando a la esposa hasta que, de manera muy parecida al libro de Zweig de una entrada anterior, siente la necesidad de confesar su “pecado” para así poder vivir. Zamiatin no es un escritor muy conocido por estos pagos, pero este libro es de una categoría excepcional. Por lo muchos títulos que tiene en su producción y por el buen aspecto que ofrecen sus sinopsis, habrá que ir pensando en leer algún otro libro suyo.

jueves, 19 de julio de 2018

LA CORRESPONDENCIA ENTRE SÉNECA Y SAN PABLO




Don Lisardo Rubio, el autor de la Sintaxis estructural del Latín, impartió, hace unos cuantos años,  una conferencia en el Salón de Grados de la Facultad de Filología de la Complutense,  acompañado por su fiel lasquenete Ollero, sobre las cartas de Séneca y San Pablo. Si no mal recuerdo, el profesor Rubio llegaba la conclusión de que este correo entre el santo y el filósofo no se había producido y todo había sido, como decimos ahora, “una leyenda urbana”. En el año 2014, el profesor de la Universidad de La Laguna, José González Luis, escribe un muy interesante artículo en la revista Fortunatae en el que me baso para escribir esta mi humilde entrada de blog.

En primer lugar, Pablo de Tarso y Séneca fueron coetáneos, pero el hecho de que se encontraran parece bastante improbable. Curiosamente, sí que estuvo frente a Galión, hermano de Séneca y dedicatario de numerosos ensayos de su hermano. Así lo leemos en Hechos 18, 12-17:

         Gallione autem proconsule Achaiae insurrexerunt uno animo Iudaei in Paulum et addixerunt eum ad tribunal (…)

 

Es decir, “siendo Galión procónsul de la Acaya, se levantaron los judíos a una contra Pablo y lo condujeron a los tribunales. Pero nada se dice de que se llegaran a conocer el filósofo y el apóstol.

No tenemos más remedio que reconocer que no tenemos documentos históricos que certifiquen este encuentro y sí decir que la posible amistad de ambos aparece por vez primera en un escrito del obispo Lino llamado Passio Patri et Pali en el que afirma:

         et institutor imperatoris adeo illi est amicitia copulatus, videns in eo divinam scientiam, ut se a coloquio illius temperare vix posset (…)

         “También el preceptor del emperador trabó tanta amistad con él (con San Pablo) reconociendo su sabiduría divina que con dificultad podía moderar las ganas de tratarlo (…)

         Y, a partir de aquí, se fueron “encontrando cartas” que se habían cruzado entre ellos y que llegaron a formar un corpus. Sin embargo, muchos filólogos del renacimiento tales como Lionello, Lorenzo Valla, Erasmo, nuestro Vives o Lipsio no fueron partidarios de reconocer estas cartas como auténticas porque el latín de las supuestas cartas no se corresponde con el latín del siglo primero de nuestra era.

         Así las cosas, lo más probable es que San Pablo y Séneca no se conocieran nunca y que el cordobés nunca fuera cristiano como han afirmado muchos llevados por esta falsa correspondencia epistolar. Sin embargo, estas supuestas cartas le sirvieron a Séneca para ganar un realce que no tuvo entre sus contemporáneos. Séneca pasó a las escuelas medievales como ejemplo de filósofo pagano que había abrazado el cristianismo y su fama durante la Edad Media fue inmensa, Y gracias a esa fama llegó hasta nosotros. En fin, no hay  mal que por bien no venga.

LA TUMBA EN EL PRADO: EL LIED CON EL QUE CANETTI APRENDIÓ ALEMÁN.




DAS GRAB AUF DER HEIDE
 
Was stell'n sich die Soldaten auf?
Was eilt das Volk so wild zu Hauf?
Rosen blühen auf dem Heidegrab.
Gar finster blickt der Kommandeur
Hinab zum jungen Deserteur.
Rosen blühen auf dem Heidegrab.


Von einsam ferner Wacht entflohn'
Wird nimmer dem Soldat Pardon.
Hier wo Du kniest, hier wo Du stehst,
Vom Leben Du zum Tode gehst.
Zum Tode geht's, ich hab's gewußt;
Lebt wohl ihr Brüder! Hier die Brust!


Kommt zu der fernen Heimat ihr,
Dann grüßt die Herzgeliebte mir.
Ich hatte auf der fernen Wacht,
Herzinnig just an sie gedacht.

Da ging ein Wanderbursch vorbei,
Der sang ein Lied von Lieb' und Treu
's war jenes Lied, das sie mir sang,

 
Als noch mein Arm sie oft umschlang.
Es klang so süß, ich hielt's nicht aus -
Eh' ich's gedacht - war ich zu Haus'.
Das Lied, es klang so wohlbekannt,
Es war ein Lied vom Vaterland.
 
Das Lied, es hat's mir angetan,
Schuld hat allein der Wandersmann.
Zum Tode geht's, ich hab's gewußt:
Lebt wohl ihr Brüder! - Hier die Brust.

Still schweigend winkt der Kommandeur -
Ein Jünglingsherz, es schlägt nicht mehr.

 
Rings wird es still - Die Nacht beginnt;

 
 
 
 
 
 
 
Mit Gras und Blumen spielt der Wind. -
Rosen blühen auf dem Heidegrab.
 
 














LA TUMBA EN EL PRADO
 
¿Por qué forman los soldados?
¿Por qué la gente furiosa se abalanza?
Rosas florecen sobre la tumba del prado.
Mira el comandante sombrío
hacia el joven desertor.
Rosas florecen en la tumba del prado.
 
 
Huido del solitario puesto de guardia
jamás se perdonará al soldado.
Aquí donde te arrodillas, aquí sonde estás,
aquí pasarás de la vida a la muerte.
Moriré, ¡ya lo sabía!
¡Buena suerte, hermanos!¿Aquí está mi pecho!
 

¡Id a mi lejano país
y saludad a mi novia!
Yo estaba en mi lejano puesto de guardia
y en el fondo de mi corazón pensaba en ella.

Pasó por allí un joven vagabundo
y me cantó una canción de amor y fidelidad.
 
 
Era siempre esa canción la que me cantaba
cuando tan dulcemente la abrazaba;
y yo pensé que estaba en casa.
¡Qué conocida me resultaba aquella canción!¡Era una canción de mi tierra natal!
 
Aquella canción me hechizó
y la culpa la tiene aquel vagabundo.
Moriré, ¡ya lo sabía!
¡Buena suerte, hermanos!¿Aquí está mi pecho!
Siempre en silencio mira el comandante:
¡un joven corazón ya no late más!
 
 
Se hace el silencio alrededor- Viene la noche.
 
 
 
 
 
 
 
Con la hierba y las flores, el viento juega.
Las rosas florecen en la tumba del prado.

 

            Cuenta Elías Canetti en La lengua absuelta que escuchaba este lied en la casa de su padres y que le impresionó vivamente. Tanto es así que – dice el autor búlgaro-,  las primeras palabras de alemán, la que iba a ser su lengua de expresión literaria y la que había sido la lengua de amor de sus padres que, enviados desde Bulgaria a Viena al colegio, se habían conocido y se habían amado en alemán. Que yo sepa,  creo que es la primera vez que se traduce al castellano que era la lengua materna de Canetti pues,  descendiente de judíos sefarditas,  el castellano antiguo del siglo XV era la lengua que se hablaba en su casa.

         Perdonad los muchos errores que de seguro tiene mi traducción. No tiene otra finalidad que acercaros la niñez de Canetti.