Pedro
Ruiz de los Paños nació en Mora de Toledo en 1881. El joven toledano ingresó en la
Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús el 12 de
agosto de 1904 y en ella fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1905. Siendo
operario, destacó como maestro en la formación de los futuros sacerdotes de los
seminarios de Málaga, Jaén, Badajoz y Sevilla. De 1917 a 1927 fue el primer operario nombrado rector del
seminario de Plasencia (Cáceres), donde fundó una obra dedicada al fomento de
futuras vocaciones e instauró el Día del seminario, que luego se extendería a las diversas diócesis españolas.
Justo cuando estalló la Guerra, estaba preparando la fundación de las Discípulas de Jesús. El 23 de julio, cinco
días después de haber comenzado la guerra, Pedro, viendo que las cosas se
ponían muy difíciles, se refugió, junto con otro hermano operario, José Sala
Picó, en casa de un sacerdote amigo. De nada les sirvió pues, secuestrados por
unos milicianos, fueron asesinados en el paseo del Tránsito. Por desgracia, no
fue el único pues el número de religiosos, según la tesis doctoral de Antonio
Montero Moreno que fue obispo de Plasencia Mérida Badajoz entre 1994 y 2004 fue
de 6832 que se desglosa así:
- Sacerdotes: 4184
- Frailes: 2365
- Monjas: 283El mismo autor dice:En toda la historia de la universal Iglesia no hay un solo precedente, ni siquiera en las persecuciones romanas, del sacrificio sangriento, en poco más de un semestre, de doce obispos, cuatro mil sacerdotes y más de dos mil religiosos.Para que no se vea que la cosa es una broma ni un invento de los de siempre, recojo los testimonios de autores como Thomas o Payne. Así Hugh Thomas, en la página 257 de su libro La República Española y la Guerra Civil dice:En ninguna época de la historia de Europa, y posiblemente del mundo, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto con ella se encuentra relacionado.El mismo autor en la página 307 afirma:La forma en que se llevó a cabo la rebelión militar y la forma en que respondió a ella el gobierno en las primeras horas provocaron un desenfreno que no se había visto en Europa desde la Guerra de los Treinta Años. En una zona se fusilaba a maestros de escuela y se quemaban casas del pueblo y en la otra, se fusilaba a sacerdotes y se quemaban iglesias.A su vez, Stanley G. Payne dice:
La persecución a la Iglesia católica fue la mayor jamás vista en
Europa occidental, incluso en los momentos más duros de la Revolución francesa.
Esto es también – digo yo-, memoria histórica.
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