Me
he permitido hacer este viaje imaginario con el gran poeta japonés Matsiuo
Basho. Espero que el gran maestro Basho acepte mi humilde presencia.
VIAJE CON
MATSUO BASHO
Cuando la
luna en menguante
recorra los
castaños floridos,
allá por
las orillas del río Natori;
cuando los
aleros se vistan con lirios
y el
perfume de la nieve sea un lejano recuerdo,
empezaremos
nuestro viaje, caro Matsuo.
Y allende
del paso de Nezu,
añoraremos
juntos las nubes aquellas
que vimos
por los caminos de Hokoriku.
Y en las
lejanas provincias del norte,
pasaremos
el verano con los grillos
que
estridentes cantarán bajo las hierbas
que en un día,
en lo oscuro, confundiremos
con la
canosa llanura marina.
Y cuando ya
el otoño fresco
con sus
manos toque las campanas
del
santuario de Tada,
maestro
Basho, leeremos con nostalgia
los apuntes
que, más allá del Shiriakawa,
tomemos y
en los pesados morrales,
pesadillas
de los hombros,
nos los traeremos
para leerlos en la noche lluviosa,
ésa en la
que la voz del pato es vagamente blanca.
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