En la
poesía neohelénica, hay un antes y un después de Kostis Palamás pues este poeta
nacido en Patras en 1859 ensanchó las posibilidades del demótico, el griego
hablado por el pueblo, y lo convirtió en una lengua literaria. Gozó de gran
fama y a él se le encargó el himno olímpico para las primeras olimpiadas que se
celebraron en Atenas. Spyrydon Samaras fue el autor de la música. Poeta
prolífico, Palamás es el padre de la poesía griega tal y como la conocemos
ahora. Murió en Atenas en 1943 y os recojo un poema suyo.
Una amargura
Mis primeros años inolvidables viví
junto a la playa,
en ese el mar somero y manso,
ancho y grande.
Y cada vez que ante mí
recién florida la vida
se presenta,
suspiras, mi corazón, por el mismo
deseo:
¡Ojalá volviera a vivir allí!
Mi suerte es una sola, mi gracia es
esta,
no he conocido otra:
Un mar en mis adentros como un lago
grande
dulcemente extendido.
¡Y ahí está!, el sueño me trajo
tan cerca otra vez
ese mar somero y manso,
ancho y grande.
Mas a mí, ¡ay!, una amargura me amargaba,
una amargura grande,
¡y tú no endulzaste
aquella primera pena, mi playa apacible!
Qué tempestad se alzaba en mi interior
y qué vendaval,
que no arrullaste y no amainaste,
mi playa apacible.
Una amargura taciturna, una amargura
inexplicable,
una amargura grande,
la amargura que indeleble se halla en el
paraíso
de nuestros primeros años junto a la
playa.
Traducción
de Vicky Rouska sobre la adaptación del poema de Palamás
realizada por el cantautor Fivos Delivoriás.
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