Le
debo a mi buen amigo y compañero Luis Riera Climent, valenciano de Valladolid,
la lectura de Incierta gloria, la
enorme novela de Joan Sales. Tuve mis dudas porque vi un poco de la película y,
como las películas españolas se filman con la bragueta, enseguida se metieron
en el follaje Luis y la Carlana. Sin embargo, al ver que la había traducción
Carlos Pujol, amigo de Carlos Cardona, el gran filósofo de Tiana, pensé que Pujol no se hubiera metido a traducir
una novela en la que lo escabroso anduviera campante. Y la leí y no la pude
dejar porque es un novelón. Sales es como un Bernanos, un escritor que trata un
cristianismo serio y que no se rebaja a hacer, como la Almudena Grandes (Dios
me libre de leerla), una novela de buenos y malos porque la gloria es incierta.
Como este relato divino y humano sabe a poco en sus más de quinientas páginas,
me voy a meter al coleto su continuación,
El viento de la noche, y ya os
contaré. Pero, de verdad, esta novela es de las mejores que he leído en mi vida
y creo que llevo leídas unas cuantas. No os la perdáis.
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