LA
EDUCACIÓN MALHERIDA o LAS VERDADES DEL
BARQUERO
Hoy, quizás porque me
he despertado antes y me he puesto a elucubrar, al estilo de los romanos, no he
podido por menos que publicar en este blog estas opiniones que no intentan
defender a nadie sino decir las verdades del barquero. La educación pública en
España lleva herida de muerte desde hace más de treinta años, desde la mala
hora en que don Álvaro Marchesi y don César Coll nos colaron la más moderna de
las reformas que, por cierto, se encontraron ya en desuso por su rotundo
fracaso en los países anglosajones. Fue entonces cuando los contenidos se
rebajaron de manera vergonzosa; fue entonces cuando se empezó a “pasar” con
materias suspensas e incluso titular, porque lo importante era llegar, el cómo
era lo de menos. Fue desde entonces, cuando está en vigencia la teoría de la
silla: se la matricula en primaria y llega, sin ningún problema, hasta la Universidad.
Es más, si tiene un poco de suerte, hasta se consigue que la silla termine un
grado (de la Universidad, hablaremos otro día) y, si obtiene una beca
Orgasmus, perdón Erasmus, hasta se puede hacer sus viajecillos por el universo
mundo. La educación pública lleva herida de muerte desde que los antiguos
Institutos de Bachillerato, hoy IES en donde se imparte ESO y lo otro, pasaron
de ser centros en los que ya se respiraba un cierto aire universitario (muchos
Catedráticos de Instituto lo eran de las Facultades) a centros en donde los alumnos van a mantener
relaciones públicas y a veces hasta púbicas, pero en donde las palabras esfuerzo,
interés, curiosidad han huido escandalizadas. La educación pública está herida
de muerte en España desde que, para lo alumnos, tiene más auctoritas lo que dice cualquier Venus catódica que ha aprendido
sus pocos saberes entre revolcón y revolcón que lo que le dice un profesional
de la educación como es su profesor. Esta ola de analfabetismos y barbarie de
unas generaciones que no saben ni dónde está el pueblo de al lado si no lo ven
en el GPS no viene de ahora; estas hordas que, por desgracia, desconocen su
historia y la de su país porque así lo han querido los poderes públicos no ha
comenzado ahora a campar con sus botellones y macrofiestas (alentados ambos
actos “culturales” por las concejalías de incultura de los Ayuntamientos) por
las tierras de Hispania; estas gentes que ni han sido educados en la
sensibilidad (cosa de gentes poco viriles), ni en el esfuerzo (son mejores las
técnicas del dinero fácil en un país corrompido desde la raíz a la copa y con
políticos que se blindan hasta los calzoncillos para asegurarse un futuro que
no se han ganado), ni en el sacrificio (que huele a sacristía y a ejercicios
espirituales) poco a poco han ido ocupando puestos en la sociedad y ahora son profesionales
que te tratan por protocolos porque nadie les ha hablado del valor de la
persona. Como veo que ya amanece por el
camino de Herrera, (perdón por un detalle de sensibilidad en una sociedad de
eructo tras el café), vamos a dejarlo. Otro día que me despierte pronto y haya
soñado en aquellos felices tiempos en que yo era profesor de Bachillerato y mis
alumnos traducían, medían y leían a Virgilio, volveré a vaciar mi corazón. Que
tengáis buenos días. Yo, hala, para la
casa muerta a intentar llevar un poco de ese bien tan preciado que es la
educación en tierra de bárbaros, a luchar contra culebrones y sálvames in partibus infidelium. Que Dios nos coja a todos confesados. Amén.
No está mal para una mañana borrascosa. Nos queda un consuelo: nada de lo que hacemos se pierde; al menos, para todos. Rendirse, nunca.
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