domingo, 31 de enero de 2016

LOS MISERABLES


A veces, los intelectuales (con perdón) somos un poco soberbios y, cegados por ese pecado capital, no queremos leer los libros que han sido un éxito desde hace casi dos siglos por más que su autor se llame Víctor Hugo. Los Miserables llevaban veinte años llamando a mi puerta y no los había querido leer, los había despreciado por estúpida soberbia. ¡Qué gran error, mon Dieu! Desde la primera página hasta la última, una corriente de la mejor literatura recorre las páginas de la novela y los personajes se nos van quedando guardados en el corazón, viviendo, gozando, sufriendo con ellos. Ya tengo una novela más entre las mejores que he leído en mi vida, entre las que me han hecho mejor persona, entre las que no podré olvidar nunca. ¡Gracias, don Víctor!

 

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