Parece
mentira que un hombre de tanta cultura, tan aficionado a la música de Wagner y
que tanto significó en la enseñanza de la psiquiatría en España pues fue el
primer catedrático de esta especialidad médica en España al ser nombrado en
1947, defendiera con absoluta convicción una teoría tan estúpida, pero que él
argumentaba de manera absolutamente irrefutable ( para él, claro). Hablo del
padre del doctor Vallejo – Nájera, ilustre psiquiatra mediático que falleció en
1990. Y ¿qué decía el padre de Vallejo-Nájera? Pues
algo terrible: el que era “rojo” lo era porque tenía en su sangre un gen que le
llevaba a serlo. Se era “rojo” por un defecto sanguíneo de ahí que el doctor
Vallejo – Nájera pretendiera aislar ese gen y para ello llegara a separar a los
hijos de las madres “rojas” que hasta en la leche les podían transmitir la
rojez. Herr Doktor soñaba con un
mundo de hombres y mujeres altos, guapos y rubios y consideraba que los rojos
eran hasta “feos”. La ideología modela, según Herr Doktor, y la fealdad
del marxismo creaba hombres feos de alma y de mente. Escribo esto con gran dolor
porque el doctor Vallejo - Nájera era un hombre capaz, que había estudiado en
Alemania con profesores de la talla de Emil
Kraepelin, Hans Walter Gruhle y Gustav Schwalbe de los que
tradujo algún libro y escribió también el Tratado
de Psiquiatría en 1944, libro de texto para muchas generaciones de psiquiatras;
porque era un hombre capaz de ver la belleza de las partituras de Wagner y de
escribir Locos egregios, cuyo título
utilizó su hijo Juan Antonio para rendir homenaje a su padre con un libro
parecido en el que pasaba revista a los locos egregios que en el mundo han sido;
porque había nacido en Paredes de Nava, tierra natal de los Berruguete, y, para
un servidor, ser palentino es ser buena persona. Sin embargo, es terrible que
este palentino no aplicara su inteligencia para ver su error. El gen rojo, doctor
Vallejo eran las malas condiciones de vida en las que vivían los trabajadores
de la España de su tiempo; el hambre en
que estaba sumida gran parte de la población española; el analfabetismo
fomentado por las clases poderosas que mantenía a los obreros en condiciones
cuasi animales; la condena a no poder
salir de esa situación social en la que eran poco más que esclavos que, en
ocasiones, vivían en condiciones muchos más penosas que los esclavos de Roma.
En fin, mein Artz, que las cosas eran
más sencillas y no hacía falta andar buscando genes locos como uno de sus
pacientes compulsivos - obsesivos. A veces no hay peor ciego que el que no
quiere ver. Y no le perdono esta tozudez, mein
liebe Artz, ni aunque, como ya he dicho, naciera usted en Paredes de Nava, allí donde la Tierra
de Campos va dejando paso a los rebollares que anuncian la presencia en el
Horizonte de mis Fuentes Carrionas del alma.
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