Hoy, 19 de febrero , es San
Beato de Liébana, un santo del que se habla muy poco debido al gran
desconocimiento de la Historia al que nos han abocado las distintas reformas
educativas que en España han sido. Beato, un humilde fraile de Aniezo, en
Liébana, se educó en ese refugio de la cultura que fueron los numerosos
monasterios lebaniegos durante la invasión musulmana y en los que Beato recibió
una educación tan esmerada que lo llevó hasta cartearse con Alcuino de York,
mano derecha de Carlomagno. Pero es que lo que se desconoce en España de Beato
es su importancia también en la historia
actual de nuestro país que, si me dejáis que os lo explique, es triple: en
primer lugar, se opuso a las teorías adopcionistas de Elipando, jefe de la
Iglesia Toledana o visigótica, con una teología clara sobre la filiación divina
de Cristo. De haber seguido la Iglesia hispana las teorías de Elipando, mucho
más acomodaticias al poder musulmán y con la persona de Mahoma, (Cristo sería
un hombre que fue adoptado por Dios, pero no el hijo de Dios), el devenir del
cristianismo en España hubiera muy diferente y también su historia. En segundo
lugar, defendió la idea de que Santiago Apóstol visitó España y que en Zaragoza
tuvo la visita de la Virgen. Por tanto, configura la idea de que Santiago
debería de ser el patrón de España que reafirma la idea de una España cristiana
que lucha contra el Islam y la corte acomodaticia de Toledo; tercero, Beato, confesor de la reina
Adosinda, es un hombre de la corte asturiana lo que es decir de la primera
corte de una nueva España (perdón por copiarles el nombre a los de la Nueva
España de Oviedo) que se enfrentaba a la España “consentidora” con el Islam y
que tenía su capital en Toledo tal y como ya hemos dicho unas líneas más arriba.
Beato fue un hombre muy importante en su tiempo y su influencia sigue hoy en
día dando forma a la Historia de España. Hoy es su día y todos los españoles
deberíamos festejarlo y los lebaniegos aún mucho más. Un cocido lebaniego
podría ser una idea porque leer en latín sus comentarios al Apocalipsis de San
Juan creo que, tal y como está el latín en estos tiempos, sería, para muchos,
de peor y más dificultosa digestión.
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