Paedicabo
ego vos atque irrumabo
Estos
famosos versos los traducía Dolç de una forma absolutamente anodina y falsa: Os mostraré todos mis atributos viriles
o algo así, que escribo de memoria y no me apetece acercarme a la biblioteca de
casa para ver la traducción. Sin embargo, Villena, lo decía más claro: Os joderé y me la chuparéis que se acerca
mucho más aunque le da una pequeña vuelta al texto que se debería traducir por
“os daré por el culo (paedicabo) y os la chuparé (irrumabo)”. En fin, pelillos
a la mar.
Después
he leído mucho al Villena poeta, al Villena prosista, al Villena traductor de
maravillas como Silvia Plath o Sandro Penna (un poeta que está en la cabecera
de mi cama)o el Villena contertulio de la televisión cuando ésta no era un
refugio vil de la peor calaña de esta España transida de ordinariez. Villena es
ahora mi amigo de Facebook (que, a veces,
hasta sirve para algo) y lo sigo con
deleite, leo sus escritos y me releo sus
versos siempre hermosos, siempre cultos, siempre sentidos.
En
esta España cateta, la figura de Luis Antonio de Villena es una bendita
excepción. Su refinamiento dandy y su estética le hacen ser una avis rara en medio de tanta cutrez, de tanta
peste de ajo después de un café torrefactado
de vulgaridad, de tantos famosos que confunden a Julio César con Julián Cerezas
(Machado dixit). Finalmente, don Luis Antonio Villena es un gran conocedor del
mundo clásico como se puede comprobar en su obra, tanto poética como de ensayo
Me
quedo corto, señor de Villena, (¡hasta es bonito y elegante su nombre evocación
de aquel marqués Maestre de la Orden de Santiago, Mayordomo Mayor del rey y,
por no seguir con una lista interminable, tutor de Alfonso, el joven rey
coronado en la farsa de Ávila!) y tengo que dejar de escribir esta humilde
semblanza suya en este el más humilde de los blogs que pululan y navegan por la
red. Espero que sepa comprender mi mal estilo y perdonar mis muchas faltas.