He
terminado de leer dos obras de Eugene O’Neill que son una maravilla: El deseo bajo los olmos y Días sin fin. Todo un mundo de pasiones
se desarrolla en la dramaturgia del norteamericano que lo asemeja a los grandes
trágicos griegos. No nos olvidemos que O’Neill escribió una Electra a la que le
sentaba bien el luto. La lectura de estas obras me lleva a pensar que, mirando en la cartelera de teatros,
casi ya no hay estrenos de obras por parte de autores jóvenes. Todo lo que
vemos en los teatros son reposiciones, bien de clásicos barrocos (tan
maravillosos y tan jóvenes como siempre), bien obras estrenadas hace más de
treinta años. ¿Dónde están los dramaturgos españoles y extranjeros de hoy? Un
misterio.
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