Cuando yo era pequeño y no tan pequeño, acompañaba a mi abuela Patro a la zarzuela. He seguido cultivando este pecado solitario y confieso que la zarzuela me gusta ( lo siento, intelectuales) tanto como la música de "mi Mahler", de "mi Shostakovich" o de "mi Schubert". Quizás porque no tengo que demostrar que sé de lo que sé mucho. Pero vamos al grano. En una de las escenas más famosas, Joaquín le dice a "la del manojo":
Hace tiempo que vengo al taller
y no sé a lo que vengo
¿Por qué será que a mí, ultimamente, me pasa que vengo "al taller" y no sé a lo que vengo? ¿Será la culpa de los muchos palos que nos vienen pegando a los profesores, sobre todo a los de latín, de quince años para acá? Lo dicho, que, como el señor Joaquín, "hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo".
¡Estupendo! Lo voy a repetir por ahí. Sería un título ideal para un blog dedicado a criticar los vicios de esta escuela.
ResponderEliminarPor cierto, bien elegido el fondo para el blog.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios, amigo Jesús. Me estimulan a seguir con este humilde blog.
ResponderEliminar