Hace ya muchos años, cuando
estudiaba en la Facultad de Filología de la Complutense, había una chica que
leía a Saint – John Perse. También leía a Aleixandre y a Rilke y un servidor,
que no había pasado por aquellos felices días de la Generación del Veintisiete,
estaba alucinado por lo culta que era aquella muchacha. Han pasado los años y
esos poetas me son ahora familiares, pero tengo que reconocer que con este señor
nacido en las Antillas siempre he tenido problemas de comprensión. No le acabo
de coger “el punto”. Eso no quita para que afirme que es un poeta fundamental
en el siglo pasado y en éste, pero cuya “inteligencia” no deja de ser
complicada. Lo he leído en francés y en la gran traducción de Manuel Álvarez
Ortega (¿para cuándo ese homenaje a este gran poeta cordobés cuya reluctancia a
aparecer en los tinglados de la farsa poética le hacen ser casi un
desconocido?) y os copio algunos versos.
¡Pájaros, lanzas levantadas en todas las fronteras del
hombre!
Con el ala poderosa y serena, la mirada lavada por
purísimas secreciones, pasan y nos adelantan en las franquicias de ultramar,
como en las Escalas y Factorías de un eterno Levante. Son peregrinos de una
larga peregrinación, Cruzados de un eterno Año Mil.
Oiseaux, lances re levées à toutes frontières de l’homme!...
L’aile puissante et calme, et l’oeil lavé de sécrétions
très pures, ils vont et nous devancent aux franchises d’outre-mer, comme aux
Échelles et Comptoirs d’un éternel Levant. Ils sont pèlerins de longue pérégrination, Croisés d’un
éternel An Mille.
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