domingo, 9 de febrero de 2014

NO AL ABORTO





         Me he estado leyendo los puntos principales de la ley Gallardón sobre el aborto; iba a meteros un rollo sobre el tamaño del feto a las 22 y 12 semanas, sobre la lógica de que los informes no sean emitidos por médicos que trabajen en el centro en donde se practicará el aborto; os iba a meter más rollo en mi blog sobre que la madre no puede decidir sobre un ser que es diferente del suyo (absteneos, por favor, amigos filósofos de entrar en disquisiciones sobre el ser); os iba a contar muchas cosas en el blog y os iba a remitir a él desde aquí, pero he recordado el latido del corazón de mis tras hijos cuando tenían menos de cuatro semanas y he recordado esos versos de Ruy Belo que tanto me gustan: un grande coraçao em construçao ( perdón, amigos portugueses, pero no puedo poner  en este ordenador pequeño la tilde de nasalización) y me he dado cuenta que jamás acallaría ese grande corazón en construcción; que ya demasiadas voces son acalladas en el mundo por los que manejan el dinero en esos paraísos fiscales a donde tendrán que ir los "trenes de la libertad" para reclamarles lo que nos roban cada día. Algún día llegarán hasta sus palacios construidos con la sangre, el hambre, el sudor de los pobres del mundo no un tren, sino muchos trenes de desheredados a pedir lo que es suyo. Hasta el dinero que se va a despilfarrar en las próximas elecciones europeas para las que sí "hay fondos" y a las que no alcanzan los recortes porque la flor de la canalla que nos gobierna y que se opone a los que nos rigen no quieren perder su situación privilegiada. Pero eso ya es otra historia y no puedo entrar en ella porque está llorando Alonso, mi hijo que ha cumplido seis meses el miércoles pasado.

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