La lectura de Babbitt, la novela de Sinclair Lewis, me ha llevado, sin salir de Boecillo, a una ciudad de EEUU en el medio oeste y me ha hecho entrar en la vida del ciudadano medio norteamericano de los años veinte. ¿De los años veinte? Lo pregunto porque he tenido la sensación de que ese ciudadano americano era de nuestros días y eso que casi han pasado cien años. Babbitt es un ciudadano que se aburre, que está enterrado en vida, que se busca una aventura porque hastía, que en el trabajo se hastía que en su casa se aburre. George Babbitt es como la mujer del Mario de Delibes, una burguesa correcta cansada de una vida correcta. En el hijo encontrará, aunque tarde, su redentor. ¿Cuántos Babbitt pululan por el mundo, por este mundo que no es capaz de hacer endecasílabos de la prosa cotidiana? Por desgracia, creo que muchos que son una especie de muertos en vida ¿O no dijo Gómez de la Serna que aburrirse era besar la muerte?
martes, 26 de abril de 2016
BABBITT DE SINCLAIR LEWIS
La lectura de Babbitt, la novela de Sinclair Lewis, me ha llevado, sin salir de Boecillo, a una ciudad de EEUU en el medio oeste y me ha hecho entrar en la vida del ciudadano medio norteamericano de los años veinte. ¿De los años veinte? Lo pregunto porque he tenido la sensación de que ese ciudadano americano era de nuestros días y eso que casi han pasado cien años. Babbitt es un ciudadano que se aburre, que está enterrado en vida, que se busca una aventura porque hastía, que en el trabajo se hastía que en su casa se aburre. George Babbitt es como la mujer del Mario de Delibes, una burguesa correcta cansada de una vida correcta. En el hijo encontrará, aunque tarde, su redentor. ¿Cuántos Babbitt pululan por el mundo, por este mundo que no es capaz de hacer endecasílabos de la prosa cotidiana? Por desgracia, creo que muchos que son una especie de muertos en vida ¿O no dijo Gómez de la Serna que aburrirse era besar la muerte?
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