miércoles, 16 de octubre de 2019

EL VERANO DIVINO DE FULCO DI VERDURA

El verano siempre fue mi paraíso. Las calles de Marín, la playa, el cine, el vaso de leche en el Café Real, los paseos por la Alameda con mi amigo Arturo y tantas cosas más hacen que mi recuerdo conserve aquellos años como un cielo en la tierra. Luego venían once largos meses en que em pasaba recordando aquellos días. Nunca tuve mejores cumpleaños que los de Casa Campos en los que, al final, Campos me ponía un pasodoble en aquellos cartuchos ocho pistas que ya casi nadie se acuerda. Luego venía el regreso, el día más triste de mi vida, con aquel semáforo eterno en Xinzo de Limia en el que me daba tiempo a leer un cartel en la Peluquería Aguirre: OS LUNS CÓRTASE O PELO A NAVALLA. Cuando el coche arrancaba, seguíamos alejándonos, ya de manera irreversible de Marín, de la playa, de los amigos y un largo año se presentaba ante mí como un puerto infranqueable, un Tourmalet de agonía. Todo este rollo viene porque he leído un libro fantástico: El verano de mi infancia de Fulco di Verdura en el que el autor, un siciliano de Palermo que trabajó para Chanell, nos cuenta su infancia, ese territorio perdido y sin puente para volver a él. Fulco recuerda las fiestas, la playa, las villas de su familia, las visitas que llegaban por las tardes, los viajes a Europa en los que recorrían París, Viena o Budapest y, luego, a la vuelta, el paso por Florencia o por Roma. Eso sí, tenían que estar el día 2 de noviembre en Palermo porque ese día, el día de los muertos, era una fiesta principal en la que los niños recibían los regalos que les traían sus familiares fallecidos. El libro es de una factura bellísima, con un gran sentido del humor que se mezcla con una añoranza amable de aquellos años felices. Los libros sobre el verano, sobre el paraíso, siempre me han gustado mucho porque las vacaciones de verano siempre me han parecido lo más parecido a aquel jardín en el que habitaban Adán y Eva. Y por eso recuerdo un libro maravilloso como Helena o el mar del verano de Julián Ayesta Prendes, el gran escritor gijonés. No sigo: leed este libro de Fulco di Verdura si queréis disfrutar con él de su infancia.

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