En
mi libro Boecillo con el corazón cuento
cómo don Antonio Bienvenida vino a Boecillo a ver los toros de la ganadería de
El Raso de Portillo y así lo escribo:
Es
necesario recoger tal y como lo hace Asís Gamazo y Manglano en su libro, que EL
Raso contó con el honor de que un torero de la talla de don Antonio Bienvenida viniera a nuestro Raso a la
tienta de la ganadería. Así lo cuenta el autor del libro:
“La
buena amistad permite a veces conversar callado para transmitir un razonamiento
si éste es largo. José María Gamazo y García de los Ríos deseaba asesorarse
para hacer seguir los toros que luego de su padre gestionó su hermano Germán;
esos toros que habrían de pasar unos años con él hasta poder llegar a sus
hijos, los hermanos Gamazo y Manglano. Se lo pidió a un hombre que admiraba en
el ruedo y apreciaba en sociedad, “encuentre
usted un hueco y venga a verlos”.
Fue así cómo la Ganadería del raso de Portillo
se benefició en esos años cincuenta de los consejos de Antonio Bienvenida, su
amigo personal y caballero; torero de arte, de andar airoso y de mandar suave;
una presencia de armonía y belleza delante de los toros”.
Sin embargo, tuve que suprimir una larga nota a pie de página porque,
sumada a otras muchas notas y otros muchos apartados hacía que saliera un tocho
de cerca de mil páginas. Así pues, lo que tuve que suprimir lo voy a ir publicando en este mi humilde blog
que me hacéis el gran favor de leer.:
Como supongo
que haya algunos lectores que, o por no será aficionados a los toros, o por juventud, no sepan de la figura que fue don Antonio
Bienvenida, cuento, aunque someramente
como es lógico, algunos datos fundamentales del diestro. Era hijo de Manuel
Mejías Rapelas, el Papa Negro, y de Carmen Jiménez. Nació en Caracas en 1922
pues por allí andaba su padre toreando. Torero de finura y caballerosidad, tuvo
tardes magistrales y otras no tanto, pero su excelentísima calidad por nadie le
puede ser negada. Tras varias retiradas y reapariciones, se retiró
definitivamente en las Vista Alegre el 5 de octubre de 1974 con sus 775
corridas y 54 novilladas en su capote. El 4 de octubre de 1975, tras oír Misa
en Colmenar Viejo por su padre, fue con su familia a la finca de Amelia Pérez
Tabernero en donde una res, que ya había sido devuelta al campo, regresó a la
placita de tientas y, cogiéndole desprevenido, lo volteó violentamente.
Bienvenida moriría en Madrid tres días después por las graves lesiones en la
columna que le había ocasionado el percance. Por cierto, como curiosidad,
Antonio Bienvenida fue miembro supernumerario del Opus Dei y pidió su admisión
el 12 de enero de 1969. Desde entonces, Bienvenida santificaba su faceta de
torero y, cómo le dijo a San Josemaría
en una conversación, con ´´el
recreándose en la suerte”. Tanto le gustó al santo barbastrino lo de “recrearse
en la suerte” que lo utilizó en una tertulia con sus hijos e hijas como ejemplo
de que también en la vida había que “recrearse en la suerte” y hacer las cosas
despacio y bien, para que se pudieran ofrecer a Dios obras bien hechas y no
chapuzas. Para más información sobre este maestro del toreo, podemos leer la
biografía de Filiberto Mira Blasco y , para la curiosa anécdota de la “suerte”,
podemos ver en Youtube, Antonio Bienvenida: 30 años después.
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