viernes, 18 de octubre de 2019

DON ANTONIO BIENVENIDA EN BOECILLO


En mi libro Boecillo con el corazón cuento cómo don Antonio Bienvenida vino a Boecillo a ver los toros de la ganadería de El Raso de Portillo y así lo escribo:

 

Es necesario recoger tal y como lo hace Asís Gamazo y Manglano en su libro, que EL Raso contó con el honor de que un torero de la talla de don Antonio Bienvenida viniera a nuestro Raso a la tienta de la ganadería. Así lo cuenta el autor del libro:

“La buena amistad permite a veces conversar callado para transmitir un razonamiento si éste es largo. José María Gamazo y García de los Ríos deseaba asesorarse para hacer seguir los toros que luego de su padre gestionó su hermano Germán; esos toros que habrían de pasar unos años con él hasta poder llegar a sus hijos, los hermanos Gamazo y Manglano. Se lo pidió a un hombre que admiraba en el ruedo y apreciaba en sociedad, “encuentre usted un hueco y venga a verlos”.

         Fue así cómo la Ganadería del raso de Portillo se benefició en esos años cincuenta de los consejos de Antonio Bienvenida, su amigo personal y caballero; torero de arte, de andar airoso y de mandar suave; una presencia de armonía y belleza delante de los toros”.

 

Sin embargo, tuve que suprimir una larga nota a pie de página porque, sumada a otras muchas notas y otros muchos apartados hacía que saliera un tocho de cerca de mil páginas. Así pues, lo que tuve que suprimir lo  voy a ir publicando en este mi humilde blog que me hacéis el gran favor de leer.:

 

Como supongo que haya algunos lectores que, o por no será aficionados a los toros,  o por juventud,  no sepan de la figura que fue don Antonio Bienvenida,  cuento, aunque someramente como es lógico, algunos datos fundamentales del diestro. Era hijo de Manuel Mejías Rapelas, el Papa Negro, y de Carmen Jiménez. Nació en Caracas en 1922 pues por allí andaba su padre toreando. Torero de finura y caballerosidad, tuvo tardes magistrales y otras no tanto, pero su excelentísima calidad por nadie le puede ser negada. Tras varias retiradas y reapariciones, se retiró definitivamente en las Vista Alegre el 5 de octubre de 1974 con sus 775 corridas y 54 novilladas en su capote. El 4 de octubre de 1975, tras oír Misa en Colmenar Viejo por su padre, fue con su familia a la finca de Amelia Pérez Tabernero en donde una res, que ya había sido devuelta al campo, regresó a la placita de tientas y, cogiéndole desprevenido, lo volteó violentamente. Bienvenida moriría en Madrid tres días después por las graves lesiones en la columna que le había ocasionado el percance. Por cierto, como curiosidad, Antonio Bienvenida fue miembro supernumerario del Opus Dei y pidió su admisión el 12 de enero de 1969. Desde entonces, Bienvenida santificaba su faceta de torero y,  cómo le dijo a San Josemaría en una conversación,  con ´´el recreándose en la suerte”. Tanto le gustó al santo barbastrino lo de “recrearse en la suerte” que lo utilizó en una tertulia con sus hijos e hijas como ejemplo de que también en la vida había que “recrearse en la suerte” y hacer las cosas despacio y bien, para que se pudieran ofrecer a Dios obras bien hechas y no chapuzas. Para más información sobre este maestro del toreo, podemos leer la biografía de Filiberto Mira Blasco y , para la curiosa anécdota de la “suerte”, podemos ver en Youtube, Antonio Bienvenida: 30 años después.

 

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