domingo, 26 de enero de 2020

PEDRO DE LORENZO, EL EXTREMEÑO DE PRO


Cuando yo era pequeño había en televisión un programa que se llamaba Los ríos de cuya música aún me acuerdo y de cuyo guionista os quiero hablar. El escritor de aquella serie fue Pedro de Lorenzo, un extremeño del que no había leído nada hasta que, el año pasado, empecé a mirar cosas suyas por Internet e Iberlibro y me leí Fantasía en la plazuela y este que paso a comentar: Al oeste, Portugal. El primero me gustó mucho porque yo también tuve de pequeño una plazuela con su quiosco y sus negrillos, su fuente y sus bancos. Iba allí a comprarme los cuentos y del ventanuco salía el olor a los chuches y las revistas. Era el kiosko de Ceci. Del segundo, deciros que sólo con que aparezca el nombre de Portugal hace que me acerque hasta el casi con devoción. Pedro de Lorenzo tiene mucho de Azorín, de ese contar sobre el alma de su tierra extremeña, esa tierra fronteriza y barroca cargada de soledad y de silencio. Pedro de Lorenzo ama a su tierra y ama a Portugal del que dice, citando a Eugenio D’Ors, que es la quintaesencia de España; de Lorenzo trata por extenso sobre dos poetas paisanos, “mi Aldana” y Meléndez Valdés, ese gran desconocido que merecería ser conocido y leído fuera de las aulas universitarias porque es un poeta elegante que escribe anacreónticas y odas llenas de finura y sensibilidad. Ya nadie habla de Pedro de Lorenzo, ya nadie recuerda Los ríos, esos dioses pardos y fuertes, pero yo quisiera, en esta tarde de enero de brasero y café, deciros que era un gran escritor que amaba a Portugal y que me ha descubierto a dos poetas portugueses fundamentales: Francisco Botelho y José Régio. Tan sólo por eso habría merecido la pena leerlo.


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