Estimado
don José Sacristán: ¿Cómo ha tenido usted la osadía de decir lo que piensa en
esta España de medias verdades? ¿Cómo, siendo usted de izquierdas, se ha
atrevido a decir “que no era el momento de pensar en monarquía o república?”
Usted, que vivió la Transición, que vivió la clandestinidad del PCE, que ha
sido siempre un hombre comprometido con la cultura siempre desde su postura de “rojo”
como le llamaron en la plaza de las Ventas los “fachas·” por recitar a Brecht.
Pues ya ve usted lo que pasa por decir la verdad, señor Sacristán: que unos
niñatos que no vivieron lo que usted vivió lo llamen “facha”. En fin, si un
“rojo” tan “rojo” ha devenido en “facha” por decir la verdad, se ve que lo que
tenemos en España es un pensamiento único que brota de esos niñatos sectarios
que tienen la foto de Gramsci en los ordenadores; de los mismos niñatos que
ayudaron a la dictadura boliviana en convertir a Bolivia en una nación de naciones
o estado plurinacional para que el narcotraficante Evo Morales, que iba de “indio bueno” mientras dejaba
Bolivia en manos de los narcos, estuviera en el poder. En España, en esta España en la que empieza a ser peligroso tener opiniones, ¿cómo
se le ha ocurrido decir lo que pensaba? ¿Cómo se le ha ocurrido no hablar mal
de Felipe VI? ¿No se ha dado usted cuenta que, para esa nación de naciones o
estado plurinacional, el primero que sobra es el rey porque representa a la
unidad de España? Cuidado, señor Sacristán, que le tienen en el punto de mira y
por muy “rojo” que usted sea aquí la tonalidad del rojo la marcan los que son profesores
en la Complutense no por haber ganado su puesto por oposición, sino por subirse
por la espalada del catedrático. Por cierto, me parece usted un actor sublime
al que del que llevo disfrutando muchos años. Espero que esas palabras no le
cuesten quedarse sin trabajo porque también el trabajo se reparte entre los
afectos al régimen. Un saludo y no cambie, señor Sacristán.
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