De nada
conocía a Henrik Nordbrandt, poeta danés que compré hace un tiempo y que tenía
en casa sin leer. Salvo Andersen o Kiergegaard no sabría decir nada de la literatura
danesa. En fin, omnes non omnia possumus.
De este poeta he leído una antología, prologada y traducida por Francisco Uriz,
que recibe el muy hermoso nombre de Nuestro
amor es como Bizancio. Este nórdico se encuentra muy a gusto entre
palmerales y me lo imagino tan feliz en Egipto mientras se fuma un nargil o
esos pitillos cuasi divinos que se fumaba Alfonso XIII. Voy a copiaros algunos
versos sueltos:
Sólo los que quieren
pasar al otro lado
los que se hacen constructores
de puentes.
¡Qué corta es la
distancia entre amante y verdugo!
Qué bellas son las cartas
que nunca mandamos.
El otoño como un túnel
blanco a través de la noche
vuelve a sumergirme.
Todos los poemas son
poemas de amor
pero sólo algunos se
paran a leerlos.
Espero y deseo que os hayan gustado.
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