Si le
preguntamos a alguien que si conoce a Ruperto Chapí y tenemos la fortuna de que
es alguien mayor y aficionado a la zarzuela, nos responderá que es el autor de La Bruja, de El tambor de granaderos y, por supuesto, de La Revoltosa que hasta nombre dio a una marca de gaseosa que
competía con La Casera en las tabernas y bares de aquella España arrumbada en
los desvanes. Pero don Ruperto, el xiquet de Villena, fue un músico que compuso
sinfonías y que, una vez escuchadas, han hecho que pasara un buen rato como con
las de Baguer. No se oculta en ellas – no habría razón-, el influjo de Beethoven
que, por el último cuarto del siglo XIX, todavía estaba llegando a nuestro país
del que ya sabemos que le llegan las corrientes culturales con un cierto
retraso. (Cuenta Teresa Berganza que, en los cincuenta, hasta que el padre
Sopeña no escribió su librito sobre Mahler, el músico bohemio era un gran
desconocido).
Os
decía que de él he escuchado su sinfonía en re menor que comenzó en París-
estos músicos tenían una sólida formación musical, cosa que, de seguro,
sorprenderá a los cuatro catetos heridos de progresía que pululan por esos
mundos del demonio-, y la estrenó en Madrid, un 30 de marzo de 1879. La
sinfonía, lo siento por los progres-, es muy hermosa, muy beethoviana y se
escucha en ella ese sonido mágico de las bandas levantinas, coco y bruja de la
inculta progresía.
Pero
no sólo compuso sinfonías don Ruperto, sino que también compuso unos cuartetos
de cuerda que grabó el Cuarteto Brodsky y que merecen la pena divulgar porque
son de una música de alta calidad.
Cuando
yo era pequeño y en casa estaba encendida la radio, a las seis en punto de la
tarde sonaba el preludio del Tambor de Granaderos. ¿Por qué? Pues porque
empezaba Las Peticiones del Oyente, aquel programa que patrocinaba aquella
mítica joyería que puso en la calle Mayor de Madrid, en el número 6 más en
concreto, aquel melillense de pro que fue don Enrique Busián. Los pobres progres,
si la oyeron, se lo callan porque no saben salir – pobres gentes-, de las
Notations de Boulez que servidor también escucha sin que eso sea motivo de
despreciar otras músicas. Aunque sean del “zarzuelero” Chapí, un músico
injustamente postergado en nuestra historia de la música española.
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