Si
me lo permitís, quiero que contaros cómo se contaba y se cuenta el papel. Ahora
tan sólo hablamos de “un paquete de folios!”, expresión que está mal usada
porque folio no es el tamaño del DINA4 que es el que usamos nosotros
habitualmente. Un A4 mide exactamente 297mm x 210mm, pero un folio mide 315mm x
215mm. Es decir, el folio es un poco mayor que el A4, algo ya sabido por
personas que nos movemos en los mundos de la escritura y de la filología pues
en estos mundos hablamos de in folio
para referirnos al tamaño de los manuscritos. Las gentes de imprenta, como mi
bisabuelo José María de Soto, si doblaban un pliego una sola vez, daba lugar a
dos folios que equivalen a cuatro páginas. Si la hoja se dobla dos veces,
generamos cuatro folios in cuarto; si
la doblamos tres veces, generamos ocho folios in octavo y así sucesivamente.
Pero unas líneas más arriba hablamos de
pliego y aquí nos tenemos que parar.
Desde el comienzo de la imprenta, las
hojas se contaban a mano. Se hacían folletos o cuadernillos de cinco hojas o
pliegos de papel. Ya hemos visto que un pliego doblado nos daba dos folios y digo
esto para que no “veamos” la hoja como equivalente del pliego. Con cinco pliegos
se hacía un cuadernillo y cinco cuadernillos forman una mano que son, si
no me equivoco, 25 hojas o pliegos de papel. Si agrupo 20 manos de papel, me
resultará una resma que son 500
hojas de papel. El tamaño del pliego es de 100 cm x 70 cm y si lo
doblo me salen, como ya hemos visto antes, dos folios.
Bien sé que esto de lo que trato es un
saber inútil en estos tiempos que corren en los que ni se escribe a mano, ni a “máquina”,
pero me parecía que no era un mal tema para terminar el año.
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