“¡Amor, no te llame amor el que no te corresponde!” Así arranca
El Caballero de Olmedo, esa gran obra
de Lope de Vega de cuyo escenario disfruto a diario en mi Instituto de Olmedo.
Esta mañana, sin ir más lejos, he pasado por la casa del caballero, ese centro
que sobre la inmortal obra de Lope y sobre la villa de los “siete sietes” se
puede ver en la plaza de San Julián. Otro día os contaré por qué se le llama
así a la villa olmedana; para hoy, tan sólo deciros que merece la pena leerse
la inmortal obra de Lope en una de las siete plazas de Olmedo, eso sí, teniendo
la precaución de que sea en verano cuando no sopla estos vientos norteños que
cortan el cutis como decía el gran Pepín Folliot.
Lírica en su grado máximo.
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