¡Qué maravilla leer la
conversación serena y sosegada que tienen un premio Nobel de medicina, Luc
Montagnier y un monje cisterciense, Père Michel Niaussat! ¡Qué pena que una
conversación de este tipo sea imposible en nuestra España! ¿Alguien imagina a
Fernando Savater y a Rouco Varela hablando serenamente sobre el pecado, el
aborto o la eutanasia? En este libro un ateo y un monje hablan y no se matan.
Quizás todo provenga de que Francia es un estado laico que produce los mejores
filósofos católicos que he léído. Quizás.
De algo así se lamentaba Jiménez Lozano en "Advenimientos", aunque no voy a ser capaz de localizarlo ahora. Pero ya me conformaría yo con que hubiera un debate público de ese tipo, aunque fuera a voces...
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