Cuando llega el otoño, me apetece
regresar a los clásicos que siempre han estado ahí para hacernos la vida más
fácil. En septiembre, releí esa obra tan maravillosa que es la Epístola moral a Fabio, tan clásica y
tan hermosa. De tan bella obra, os he elegido esos versos que tanto me gustan y
en los que se habla de ese ángulo que a todo poeta nos basta para vivir. Os
recomiendo unas castañas calentitas en vuestro ángulo mientras que leéis a Fernández
de Andrada, que, también como todo poeta, vivió y murió en la pobreza.
¡Pobre de aquel que corre y se dilata
por cuantos son los climas y los mares,
perseguidor del oro y de la plata!
Un ángulo me basta entre mis lares,
un libro y un amigo, un sueño breve,
que no perturben deudas ni pesares.
Esto tan solamente es cuanto debe
naturaleza al simple y al discreto,
y algún manjar común, honesto y leve.
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