miércoles, 30 de abril de 2014
JESÚS CANCIO, EL BUEN POETA DE COMILLAS
EL CIELO A MIS PIES
Hace unos años, en Boecillo, el Ayuntamiento tuvo la
feliz idea de ofrecer ( que no ofertar) unos cursos de Chino. Y para allá
fuimos unos cuanto boecillanos con ganas de enfrentarnos a tan compleja lengua.
Aguantamos dos años y algo aprendimos, pero la dificultad suma de esta lengua
aglutinante y no flexiva más el que ya no podía venir la profesora hizo que se
abandonara esa experiencia de sinología boecillana. Ya casi no recuerdo nada,
pero me quedó un gran devoción – que ya tenía en parte antes gracias a Mahler y su Canción de la tierra – por la poesía china.
Así que, cuando me enteré de que había salido un libro sobre poesía china contemporánea,
no lo dudé y se lo pedí a mi buen amigo Miguel de Sandoval. Lo he terminado en
estos días y es un buen libro prologado y anotado con gran celo por un profesor catalán en la Universidad de
Sidney que se llama Blas Piñero Martínez. Os copio uno que se llama Colores y que es de Wen Yiduo:
La vida es un papel blanco, sin valor.
Desde que nací, el verde me ha hecho crecer.
El rojo me ha dado la pasión.
El amarillo
me ha enseñado la lealtad.
El azul, a ir con la cabeza alta.
El rosa me ha llenado de esperanza.
El gris ceniza me ha regalado el sufrimiento.
Y para completar este dibujo lleno de colores,
el negro, encima, me traerá la muerte.
Después de lo vivido,
todavía mimo mis días a pesar de todo,
porque amo sus colores.
LA GLOIRE DE MON PÈRE
Si uno tuviera el privilegio de elegir sus
vacaciones, que en la niñez por falta de
albedrío y en la madurez Por otras razones es algo casi imposible, elegiría
esas maravillosas vacaciones provenzales de Marcel Pagnol cuando era un niño y
acompañaba a su padre y a su tío Jules a cazar les bartavelles. Sólo el viaje, tan épico como los que hacíamos nosotros
a Marín y que duraban catorce horas
largas, ya merece la pena vivirse en este maravilloso libro, primero de una tetralogía,
que lleva por nombre La gloire de mon
père y en el que Pagnol demostró que, además de ser un gran dramaturgo, era
un gran prosista. No sé si existe traducción al castellano, pero su lectura en
francés me ha reportado unos días felices cazando perdices (perdón por la rima)
por los montes de Aubagne. Merci, Monsieur
Pagnol et à bientôt!
ROSARIO AL SOL
Leyendo
el otro día la introducción a Mario López de Abelardo Linares, descubrí que había
un poeta, al que en mi ignorancia creía inglés, que se llamaba Francis Jammes. Me
fui a la Wikipedia, con el permiso de
Pérez Reverte y descubrí que era francés y que sus temas eran mis temas. Me
pedí en Iberlibro Rosario al sol
(postmodernos absteneos) y me encantó. No hace falta que en un libro haya tres
coitos por página para que despierte el interés del reprimido lector. ¡Con los
misterios del Santo Rosario se puede hacer una novela que se deja leer y de la
que puedes disfrutar! Pero es que Jammes era además un buen poeta y de él os he
traducido, más en concreto, de un libro
que se llama para escándalo de la modernidad L'Angélus de l'aube à
l'Angélus du soir un poema que se titula La casa estaría llena de rosas:
La casa
estaría llena de rosas y de avispas.
En ella
se oiría, al atardecer, tocar a vísperas;
y los
racimos de color de piedra transparente
parecerían
dormir al sol bajo la sombra lenta.
¡Cómo te
amaría yo allí! Te doy todo mi corazón
de
veinticuatro años y mi espíritu burlón,
mi
orgullo y mi poesía de rosas blancas;
y puesto
que no te conozco, no existes.
Yo tan
sólo sé que si estuvieras viva,
y que, si
estuvieras como yo en la linde del prado,
nos
besaríamos entre risas y entre abejas rubias,
cerca del
fresco arroyuelo, bajo las hojas profundas.
Y nada
más se escucharía que el calor del sol.
Tú
tendrías la sombra de los avellanos en tu oído,
luego,
sin cesar de reír, mezclaríamos nuestras bocas
para que
nuestro amor dijera lo que no se puede decir;
y yo
encontraría, en lo rojo de tus labios,
el sabor
de los racimos dorados, las rosas rojas y las avispas.
Olé por
el francesito!
lunes, 21 de abril de 2014
MARIO LÓPEZ Y EL GRUPO CÁNTICO
De todos es sabida mi devoción por el grupo poético
cordobés Cántico al que se marginó durante muchos años (parecía que no existía
tras la Guerra Civil más que Escorial y Espadaña) y que fue rescatado, al menos
en algunos de sus autores, por Luis Antonio de Villena ya en los setenta
aunque, a mi modo de ver, por razones poéticas y extra-poéticas en las que no
me apetece entrar. Para mí, lo más importante de estos poetas es la belleza en
su poesía porque como bien dice el introductor de la obra de Mario López,
Abelardo Linares, “sólo la belleza puede
salvar de la muerte aquello destinado a desvanecerse”. En fin, a lo que
vamos, que me faltaba una lectura de Mario
López y el ponerme a ello me ha regalado momentos de alta poesía en la que no
falta – y esto lo distancia un poco del grupo – la preocupación social. Cordobés
de Bujalance, poeta y pintor o pintor y
poeta que tanto monta, Mario López escribió una poesía llena de belleza al
igual que la escribían sus paisanos de ese grupo que me hace soñar con la Córdoba
lejana y sola de Lorca. Os dejo, como siempre, con algún poema suyo.
CON EL AIRE DULCE...
Con el aire dulce.
Con el campo triste.
¿Por qué sin llamarte
de nuevo volviste?
¿Por qué me has herido
con la amarga daga
del recuerdo antiguo...?
¿Por qué sin llamarte
te has puesto delante
de mis torres nuevas
que se me derrumban...?
¡Que se me derrumban,
amor, sin quererlo...!
¡Que se me derrumban
ante tu recuerdo...!
¡Que se me derrumban...!
Con el aire dulce.
Con el campo triste.
¿Por qué sin llamarte
de nuevo volviste?
¿Por qué me has herido
con la amarga daga
del recuerdo antiguo...?
¿Por qué sin llamarte
te has puesto delante
de mis torres nuevas
que se me derrumban...?
¡Que se me derrumban,
amor, sin quererlo...!
¡Que se me derrumban
ante tu recuerdo...!
¡Que se me derrumban...!
LA MAESTRÍA DE THOMAS MANN
Decir que Thomas Mann escribe bien es algo absolutamente
tópico y no creo que nadie nos reconozca como descubridores de un nuevo mar
Mediterráneo. Pero lo que nadie nos puede quitar es el placer que procura su
lectura. En esta ocasión, han sido tres cuentos (más bien nouvelles) las que leído. La primera es Señor y perro y, en ella, Mann demuestra su maestría pues el relato
es “tan sólo” la relación entre un amo y su perro. Pongo comillas en tan sólo
porque ahí radica la maestría del alemán: en saber elevar un asunto en
principio poco prometedor a una obra maestra en la que vemos la psicología del
amo por los comportamientos del perro. El segundo es Tonio Kröger del que tanto
se ha hablado que todo lo que diga es redundante. Tan sólo decir que es uno de
los mejores relatos que he leído nunca en mi vida lectora. El tercero, Tristán es
otra obra maestra de este escritor con la que se prefigura lo que será su Montaña mágica. En definitiva, literatura
de altísima calidad que produce un disfrute de clase óptima. Un delikatessen para el que aún guste de la
auténtica escritura inteligente.
FERNANDO LILLO Y EL ARQUERO DE TROYA
Para otra entrada, os dejo el contar
por qué se llegó a pensar que un troyano fundara Pontevedra. Ya os hablaré de meine Quellen cuando
éstas tengan limpias aguas porque aún están algo embarradas. Hasta ese momento sublime para mí y para
otros cuatro, leed a Fernando Lillo y no me leáis a Ruiz Zafón por mucho que
hable de ángeles porque si los ángeles de Rilke eran terribles los de Zafón ni
os cuento.
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