Leyendo
el otro día la introducción a Mario López de Abelardo Linares, descubrí que había
un poeta, al que en mi ignorancia creía inglés, que se llamaba Francis Jammes. Me
fui a la Wikipedia, con el permiso de
Pérez Reverte y descubrí que era francés y que sus temas eran mis temas. Me
pedí en Iberlibro Rosario al sol
(postmodernos absteneos) y me encantó. No hace falta que en un libro haya tres
coitos por página para que despierte el interés del reprimido lector. ¡Con los
misterios del Santo Rosario se puede hacer una novela que se deja leer y de la
que puedes disfrutar! Pero es que Jammes era además un buen poeta y de él os he
traducido, más en concreto, de un libro
que se llama para escándalo de la modernidad L'Angélus de l'aube à
l'Angélus du soir un poema que se titula La casa estaría llena de rosas:
La casa
estaría llena de rosas y de avispas.
En ella
se oiría, al atardecer, tocar a vísperas;
y los
racimos de color de piedra transparente
parecerían
dormir al sol bajo la sombra lenta.
¡Cómo te
amaría yo allí! Te doy todo mi corazón
de
veinticuatro años y mi espíritu burlón,
mi
orgullo y mi poesía de rosas blancas;
y puesto
que no te conozco, no existes.
Yo tan
sólo sé que si estuvieras viva,
y que, si
estuvieras como yo en la linde del prado,
nos
besaríamos entre risas y entre abejas rubias,
cerca del
fresco arroyuelo, bajo las hojas profundas.
Y nada
más se escucharía que el calor del sol.
Tú
tendrías la sombra de los avellanos en tu oído,
luego,
sin cesar de reír, mezclaríamos nuestras bocas
para que
nuestro amor dijera lo que no se puede decir;
y yo
encontraría, en lo rojo de tus labios,
el sabor
de los racimos dorados, las rosas rojas y las avispas.
Olé por
el francesito!
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