Ἀλλὰ καὶ ὑμᾶς χρή, ὦ ἄνδρες δικασταί, εὐέλπιδας εἶναι
πρὸς τὸν θάνατον, καὶ ἕν τι τοῦτο διανοεῖσθαι ἀληθές, ὅτι οὐκ ἔστιν ἀνδρὶ ἀγαθῷ
κακὸν οὐδὲν οὔτε ζῶντι οὔτε τελευτήσαντι, οὐδὲ ἀμελεῖται ὑπὸ θεῶν τὰ τούτου
πράγματα.
Estas bellísimas palabras son de Platón en su Apología de Sócrates y son, sin duda, de
las más hermosa palabras de toda la historia de la filosofía. Durante muchos
años, las llevé en mi cartera y, con el paso del tiempo, las llevo escritas en
el corazón. Dice así en mi modesta traducción:
Pero también es necesario que vosotros, hombres justos,
tengáis esperanza frente a la muerte y que penséis que sólo una cosa es verdadera,
que no existe mal alguno para el hombre bueno ni en la vida ni en la muerte y
que los dioses no se despreocupan de las acciones de los hombres.
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