Es
curioso, pero la moda, esa tirana, está poniendo otra vez en el candelero el tupé., ese peinado
que consiste en una ola de pelo que avanza sobre la frente del feliz poseedor
de tan hermoso adorno. No conozco la historia del tupé, pero creo que comenzó
en los años cincuenta con los del rockabilly y derivados. En España, allá por
los cuarenta, se puso de moda un tupé muy levantado en hombres y mujeres que se
llamaba “Arriba España” en consonancia con el régimen de Franco. Sin embargo,
de los muchos tupés que conozco, sin mencionar el de un alumno mío de Tudela de
Duero, me quedaría con tres: el de Karl Böhm, moderado y casi mínimo; el de Karajan,
coronando esa mirada que siempre me pareció de pocos amigos, y el exuberante y salvaje de Canetti. Porque
no creo que haya habido, ni haya, ni habrá un tupé más impresionante que el del
escritor sefardita del que tanto llevo hablado en este año 2018. ¡Qué ola
maravillosa de pelo invade la frente del búlgaro! Parece que sus ideas
literarias hacen surfing sobre ese pelo
blanco que parece estar coronado por la espuma de un mar por el que navegan
extraños personajes con maletas de libros. Os invito a que leáis a Canetti,
pero antes de su lectura, os recomiendo que le dediquéis un rato largo a
contemplar su tupé. Seguro que entenderéis mejor sus obras.
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