María Ángeles Gulín nació en
Ribadavia en 1939. Con muy pocos años, emigró, como tantos gallegos, camino del Uruguay. Allí, andando el tiempo,
conocería a un muchacho madrileño que también había emigrado a Uruguay con sus
padres. Y, por si esto fuera poco, dio
la casualidad de que la chica era soprano y el chico era barítono y, ya que las musas se lo ponían tan fácil, se casaron
en Uruguay y empezaron una sólida carrera de éxitos internacionales. En el año
1968, Ángeles ganó el premio de voces verdianas de Bussetto, localidad natal del
compositor. Su carrera fue una carrera de éxitos
incluyendo en su repertorio los papeles protagonistas
de Oberto, Nabucco, Juana de Arco, Atila,
Alzira, El corsario, Luisa Miller, Stiffelio, Aroldo, I Vespri Siciliani, Simon
Bocanegra, Un Ballo in Maschera, La Fuerza del Destino,
y Aida, así como otros papeles en La Donna del
Lago, Beatrice di Tenda y Norma, de Bellini, Los Hugonotes
de Meyerbeer, La Gioconda de Ponchielli, Francesca da Rimini de Rachmáninov, La Vida Breve, de Falla, Andrea Chénier, de Giordano,
y Turandot, de Puccini.
La verdad, no está nada mal.
Estuvo cantando
hasta el año 1987 en el que una grave dolencia la apartó de los escenarios. Nos
dejó en Madrid en el 2002 con sesenta y tres años. Su hija Ángeles Blancas Gulín es hija del
chico madrileño con el casó en Uruguay. Pero de Blancas, trataremos en otra
ocasión.
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