Vuelvo al ataque con
Diógenes que tiene la fuerza del descaro, de la desvergüenza, en definitiva, de
algo tan griego como fue la παρρησία que tanta falta nos está haciendo hoy en
día frente a esta raza tóxica de políticos que nos ha tocado vivir. La anécdota
es archiconocida y ha sido, es y será usada por los profesores de filosofía
para llamar a sus alumnos algo permitido. En fin…
Πλάτωνος ὁρισαμένου, Ἄνθρωπός ἐστι ζῷον δίπουν ἄπτερον, καὶ εὐδοκιμοῦντος,
τίλας ἀλεκτρυόνα εἰσήνεγκεν αὐτὸν εἰς τὴν σχολὴν καί φησιν, « Οὗτός ἐστιν ὁ
Πλάτωνος ἄνθρωπος. »
Platón, tras haber definido al hombre como un bípedo implume, recibió
muchos aplausos. Diógenes desplumó un gallo y lo arrojó en medio de la escuela
diciendo: “Aquí está el hombre de Platón”.
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