Pese a tantas
reformas educativas que se van superando en el intento de crear analfabetos
funcionales y que podrían acabar con la paciencia del mismísimo santo Job, sigo en mi intento de buscar la etimología de las
palabras. Para hoy, he escogido dos: pábulo y pábilo, tan parecidas, - sólo una
letra las distingue-, que las podemos confundir .Vamos pues por partes.
La palabra pábulo proviene del latín pabulum en donde la –u > o y en donde
se ha conservado la u breve que lleva en la penúltima silaba pese a ser postónica.
Se ve por eso que la palabra es un semicultismo pues debería haber dado en
castellano “pablo” o “pallo”. En la raíz latina se ve la raíz indoeuropea *pa- (alimentar) que produce palabras como panis, pastor, pascere (pacer) o pastus. De pan, tenemos compañero (cum – panis) que es el que comparte su
pan con nosotros.
Para pábilo la etimología es distinta
pues proviene de papilus, con i larga en la que
recae el acento: pápilus en la pronunciación en latín. Sin embargo, el
hablante latino – y más teniendo en cuenta que es una palabra más usada en
latín vulgar que en latín culto-, acabó confundiendo la cantidad de esa “i” y
la pronunciaban como breve con lo que el acento se retrajo a la sílaba
antepenúltima y se pronunció como esdrújula: pábilo. La p intervocálica –p-
sonorizó en su correspondiente sonora – b – y así tenemos pábilo o pabilo,
dependiendo de las cantidades de esas íes.
Tampoco encontramos aquí la pérdida de la postónica por lo que suponemos
que esta palabra también es un semicultismo.
La primera tan sólo nos queda en la
expresión “dar pábulo” que viene a ser, mutatis
mutandis, echar leña al fuego y de pábilo, que es la mecha que está en el
centro de la vela y también un hilo grueso de algodón que se usa para coser
alpargatas, hamacas o cubrecamas según la RAE, nos viene “despabilar” que es
quitar el pábilo quemado con unas tijeras especiales que se llaman despabiladeras.
Podemos decir, refiriéndonos a la acción de recortar el pábilo, despabilar o
espabilar y a las tijeras las podemos llamar despabiladeras o espabiladeras,
pero, sin embargo, si queremos usar espabilar en el sentido de despertar o
animar a alguien sólo podemos usar espabilar y nunca despabilar. Así pues
diremos: “Espabílate que son más de las siete, pero no “despabílate””; o “espabila
que te quedas el último”, pero nunca “despabila”.
Precioso el asunto que hemos tratado y
que me hace gritar con entusiasmo:
¡Qué
bonita es nuestra lengua!
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