VILLAESPESA
Puesto que me estoy torturando
el cuerpo con la lectura del Tristram Shandy de Sterne, para desengrasar me leo
poemas de Paquito Villaespesa como lo llamaba don Ramón María del Valle –
Inclán. ¿Me ha ocurrido algo? Pues no, sigo feliz y contento en esta primavera,
con este mayo florido y hermoso con las perlas del rocío en las hierbas y en
las flores. El pobre Villaespesa sufre un terrible olvido y, al que JRJ llamó
el púgil del modernismo, hace tiempo que ya no combate. Merecen sus poemas una relectura serena, si no
todos, al menos una antología que es lo que me he leído del poeta almeriense.
Eso sí, cuando acabe otra antología que me he pedido en un librería de viejo, me esperan para leer dos obras suyas de
teatro: El alcázar de las perlas y La leona de Castilla. Ya os contaré.
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