domingo, 23 de junio de 2013

DE TOORES, GRULLA Y MAO

Tenía por casa este libro que merqué en una librería de viejo ovetense. Son, ni más más ni más menos, que los poemas que escribió Mao. Siguiendo la escuela de los poetas clásicos chinos, Mao se “arranca” con unos cuantos poemas en los que pone en verso su vida y su revolución.  Os copio uno para que lo leáis en estos días de junio que huelen a felicidad. Eso sí, absteneos derechistas recalcitrantes o gentes con la mente cerrada.

LA TORRE DE LA GRULLA AMARILLA

A través de la tierra corren los anchurosos nueve tributarios,
se ve hasta el infinito prolongada la línea norte sur,
desvanecidos en el medio de la brumosa lluvia
vigilan en las aguas los montes  de la Serpiente y la Tortuga.
¿Hacia dónde ha remontado el vuelo la grulla amarilla?
Ya sólo queda el lugar de descanso para los viajeros.
Con mi copa de vino brindo por el torrente que brota.
¡La marea de mi corazón es tan alta  como sus olas!

LEGIO PHALANGEM DISSIPAVIT

Otro buen poeta, que he leído en estos últimos días en los que las evaluaciones nos han tenido trabajando más horas de las que soñó nunca Esperanza Aguirre, es Julio Martínez Mesanza del que he disfrutado en una antología de bonito nombre: Soy en mayo. Poemas escritos en endecasílabos sacados de sus libros Europa, La trincheras, Fragmentos de Europa y Entre el muro y el foso. La antología tiene un gran prólogo de Enrique Andrés Ruiz quien nos sitúa y nos coloca en posición ante los poemas de este autor. Como muestra, basta un botón y, en esta mañana de junio a la que le falta la luz de la alegría, os regalo este poemas. Que de salud os sirva y que os sea de buen provecho.
LEGIO PHALANGEM DISSIPAVIT

En Pidna algo cambió y fue para siempre.
No lo sabrán los jóvenes vencidos
cuyos huesos blanquean la llanura.
Tampoco lo sabrán los vencedores
que la inmóvil falange destrozaron.

POESÍA CHINA


Aprovechando que el IES “Marqués de Lozoya” en donde trabajo hemos hecho entre varios profesores un recreo poético sobre poesía china, os traigo algunos poemas que, de seguro, os van a gustar. La poesía china tiene una gran sensibilidad por la naturaleza y trasmite una sensación de fragilidad que no deja a nadie indiferente . Recordemos, tan sólo como detalle o apunte, que la poesía china se empezó a conocer en Europa a finales del XIX y que el gran Mahler compuso La canción de la tierra sobre poemas de algunos de los poetas que abordamos nosotros en este Recreo. Os lo pongo en castellano porque no creo que haya algún chino en la sala aunque eso es algo que, en estos tiempos en que lo chino está por todas partes,  nunca se acaba de saber del todo. Por cierto, deciros que las muy buenas traducciones de las que disfrutamos el miércoles 12 de junio y de las que podéis disfrutar también vosotros ahora en el blog son de Guojian Chen.


I.                   Añoranza en una noche silenciosa

Li Bai ( 701-762)

Brillante luz de la luna ante mi lecho.
¿Será la escarcha sobre el suelo?
Contemplo la luna al levantar la cabeza.
La bajo y me hundo en la añoranza de mi tierra.


I.                    Sentado, solo, en la montaña de Jingting

Li Bai

Se pierden en el cielo pájaros en bandada.
Perezosa,  la última nube se aleja.
Oh montaña, eres mi única compañera.
Ni a ti ni a mí el mirarnos nos cansa.






III.
                    Balada de Qiupu

Li Bai
Mide mil varas mi blanco cabello,
y mis tristezas son igual de largas.
Ante el brillante espejo, no comprendo
de dónde viene esta otoñal escarcha.


IV. Dedicado a Wang Lun ( David)
Li Bai
Estoy a bordo, ya voy a partir.
De pronto oigo cantar y acercarse a alguien.
Eres tú, Wang Lun, y me vienes a despedir.
Mil pies profundo es el lago La Flor de Durazno.
Pero mucho más hondo es tu cariño por mí.


domingo, 16 de junio de 2013

WALTHARIUS MANUS FORTIS


 
Érase una vez Valtario, hijo de Alfere, rey de Aquitania, al que Atila se llevó de rehén. Valtario luchará a las órdenes de Atila y así se va desarrollando una historia que, traducida maravillosamente bien por Luis Alberto de Cuenca, nos lleva hasta un final que no os quiero revelar. A mí me gusta particularmente este pasaje en donde Valtario se sienta tras tanto batallar:
 

Dicho esto, se dirigió a una colina cercana y, bajando de su caballo, se sentó a mirar.

Que dicho en latín es así:

Dixerat et collem petiit mox ipse propinquum
descendensque ab equo consedit et aspicit illo.

 
 

ES PERD EL SENYAL


Siempre me gustó leer en el poco catalán que conozco. Es un vicio que tengo y no creo que ofenda con él a nadie. En este blog de mis pecados, ya hemos visto a algunos de mis poetas catalanes y hoy os traigo, a raíz de la lectura de Se pierde la señal – el título casi lo dice todo- a ese gran poeta que es Joan Margarit. Además es un poeta de éxito que con su libro Joana consiguió unas ventas que casi con sorprendentes para la poesía. Después de la lectura de su último libro, constato que Margarit me sigue gustando y os lo recomiendo. Espero que disfrutéis de su lectura tanto como yo.

 

ET VIA IMPIORUM PERIBIT


         He vuelto a leer a Palacio Valdés y, en esta ocasión, ha sido su novela La espuma. Tenía muchas ganas de leerla desde que, en la introducción a una colección de cuentos del autor de Laviana , Carmen Bravo-Villasante decía que era su mejor novela. ¡Y vaya que lo es! Estamos ante la gran novela de Palacio Valdés, con unos personajes maravillosamente construidos, con unos ambientes perfectamente descritos y con un ritmo narrativo genial. Para mí, como para la gran escritora de literatura infantil, es su mejor novela, en algunos aspectos pareja a La Regenta , la novela del que era gran amigo de don Armando, Leopoldo Alas, Clarín. En la novela, hay momentos sublimes como la excursión a Riosa para visitar las minas del duque de Requena o el personaje de Raimundo, un pobre entomólogo al que la fuerza maléfica de una mujer sin amor y sin moral, acaba destruyendo. Porque lo que parece querer decirnos Palacio Valdés es que el mal mancha lo que toca y que, al final, como dice el Salmo número 1, la senda de los pecadores acaba mal. Una gran novela que he leído en una edición de 1917 tipográficamente preciosa y que me ha hecho todavía más gustosa su lectura. Una novela de las que ya no se leen y que me confirma en la opinión de que Palacio era un gran novelista que, quizás se dejó llevar por una literatura más costumbrista en ocasiones, pero siempre de gran calidad literaria.

 

jueves, 6 de junio de 2013

LA LEONA DE CASTILLA

         Hace poco que le dediqué una página de este blog a Paquito Villaespesa como le llamaba Valle – Inclán y a ella os remito para lo fundamental sobre el poeta y dramaturgo almeriense, pero es que resulta que he tenido a bien trasegarme  su Leona de Castilla y, una vez más, me han gustado esos versos tan musicales. Además me imagino a doña María Guerrero haciendo de María Pacheco, a su esposo, don Fernando Díaz de Mendoza haciendo de don Pedro Pérez de Guzmán y al hijo de ambos, Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero, en el que fue su primer triunfo escénico, el personaje del hijo de Juan de Padilla y de María Pacheco, don Juan de Padilla. Así dice doña María en la escena VII del acto II.
¡Aunque le conociera,
y con el alma entera
sintiese su dolor, lo callaría,
que si basta la nube más ligera
para empañar el sol del medio día,
un recuerdo inocente,
la más leve sonrisa, una mirada
pueden también nublar eternamente
el límpido cristal de un alma honrada!
 
Y así la describía a doña María su hermano, el gran poeta Diego Hurtado de Mendoza:
 
Si preguntas mi nombre, fue María,
Si mi tierra, Granada; mi apellido
De Pacheco y Mendoza, conocido
El uno y el otro más que el claro día
Si mi vida, seguir a mi marido;
Mi muerte en la opinión que él sostenía
España te dirá mi cualidad
Que nunca niega España la verdad.
 
Sobre la famosa especie de si está enterrada o no en la catedral de Oporto, ya hablaremos otro día que no os quiero cansar con este tema tan comunero.
 

 

LUIS CERNUDA O LA SENSIBILIDAD DE UN HOMBRE

¡Qué gran poeta si hubiera tenido otro país que le hubiera entendido! Y no me valen las gracias de Juan Ramón, otro gran poeta, cuando decía que era un mal poeta traducido del inglés. Cernuda fue un poeta sensible, demasiado sensible en un país de puros machos ibéricos. He releído su poemario Las nubes y me ha dicho tanto o más que la primera vez que lo leí. ¡Qué hondura de poemas y qué hondura de poeta! Se le lee muy poco quizás porque sus poemas son difíciles de recordar, pero su lectura es siempre gratificante. También se ha puesto en duda su amor a España en estos tiempos en que ya nadie cree en España sino es para esquilmarla. Leed el poema del libro que comento para que se os despejen las dudas. En definitiva, un gran poeta para un país que no lo supo entender. Este poema que subo a mi blog tiene muchas reminiscencias de otro gran poeta sevillano del que parece que ahora da vergüenza hablar: Gustavo Adolfo Bécquer. Sin embargo, los pocos espíritus que no están embrutecidos por la telebasura lo apreciarán.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

 

domingo, 2 de junio de 2013

EL OLOR DE LA FELICIDAD


Cuando llega junio,  el recuerdo de este poeta cordobés, Pablo García Baena y, con él,  los poetas del grupo Cántico es casi obligado. Estos escritores  han estado y están muy presentes en mi vida y en mi poesía. No escribiría como escribo si no los hubiera leído. Hoy, puesto que comenzamos este mes hermoso que para Gabriel Miró coincidía con el olor de la felicidad, os traigo a García Baena, pero otro día será Julio Aumente, Juan Bernier, Ricardo Molina o Vicente Núlez. Y, claro, no podía ser menos para este mes que traer hasta este rincón de poesía el poema que dedica a junio. Bellísimo contraste con la sociedad soez que tenemos que aguantar día tras día.

Bajo tu sombra, junio...

Bajo tu sombra, junio, salvaje parra,

ruda vid que coronas con tus pámpanos las dríadas desnudas,

que exprimes tus racimos fecundos en las siestas

sobre los cuerpos que duermen intranquilos,

unidos estrechamente a la tierra que tiembla bajo su abrazo,

con la mejilla desmayada sobre la paja de las eras,

la respiración agitada en la garganta

como hilillo de agua que corriera secreto entre las rosas

y los labios en espera del beso ansioso

que escapa de tu boca roja de dios impuro.

Bajo tu sombra, junio,

yedra de sangre que tiende sus hojas

embriagando de sonrisas la pared más sombría,

la piedra solitaria;

junio, paraíso entre muros, que levantas la antorcha de tus árboles

ardiendo en la púrpura vesperal,

bajo tu sombra quiero ver madurar los frutos,

las manzanas silvestres y los higos cuajados de corales submarinos,

la barca que va dejando por los ríos lejanos sus perfumes,

los bosques, las ruinas,

las yuntas soñolientas por los caminos

y el zagal cantando con un junco en los labios.

Quiero oír el inquieto raudal de los torrentes,

el crujido de las ramas bajo el peso del nido

y el resonante silencio de las constelaciones

entreabriendo sus alas como pájaros espumantes de fuego

al fúnebre conjuro de los nocturnos pífanos.

Bajo tu sombra quiero esperar las mañanas fugitivas de frescura

y los atardeceres largos como miradas

cuando todo mi ser es un canto al amor,

un cántico al amor entregado,

mientras las manos se curvan sobre las espaldas desnudas

y mis párpados se tiñen con el violento jacinto de la dicha.

sábado, 1 de junio de 2013

UN STERNE QUE NO DESTERNILLA






 

         Reconozco que era un libro que tenía ganas de leer y que he tardado casi veinte años en hacerlo desde que me habló de él, allá en un bar de la calle Atocha de Madrid, mi buen amigo Pablo Perera, el filósofo de Pozuelo. Estábamos los dos preparando las oposiciones a profesores de Bachillerato y en aquel bar madrileño nos estuvimos metiendo para el cuerpo los temas de pedagogía. (Que Dios no nos lo tenga en cuenta) Pues bien, decidí leer en este mes el Tristram Shandy en la traducción de Javier Marías, traducción que, por otra parte, fue galardonada con el Fray Luis de León. Me puse a ello y ha poco que me he terminado el Tristram,  los Sermones  las  más ¡mil notas al texto! que coloca don Javier. Si tengo que ser sincero el libro, el Ulises del siglo XVIII como lo llaman algunos, no me ha entusiasmado. Salvo el libro VII en que relata su viaje por Europa, el libro me ha resultado algo farragoso y, pese a la gracia que le hace a Marías, no me ha hecho sonreír nada más que al principio. Sí es verdad que se adelanta a su tiempo con páginas en blanco, páginas en negro, dibujos y otras lindezas, pero, desde luego, no es “el Quijote inglés”. Sterne era quizás un extravagante como Joyce capaz de escribir bien como lo hace en su Viaje, y como lo hizo Joyce en Dublineses o en el  Retrato del artista adolescente, pero insufrible en su Ulises. En fin, los diez folios de notas que he tomado dan fe de mi lectura “profunda” y “aprovechada”, pero como dijo don Alfredo Kraus tras grabar I puritani de Bellini, non più mai.