Hace poco que le dediqué una página de este blog a Paquito
Villaespesa como le llamaba Valle – Inclán y a ella os remito para lo
fundamental sobre el poeta y dramaturgo almeriense, pero es que resulta que he
tenido a bien trasegarme su Leona de Castilla y, una vez más, me han
gustado esos versos tan musicales. Además me imagino a doña María Guerrero haciendo
de María Pacheco, a su esposo, don Fernando Díaz de Mendoza haciendo de don
Pedro Pérez de Guzmán y al hijo de ambos, Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero,
en el que fue su primer triunfo escénico, el personaje del hijo de Juan de
Padilla y de María Pacheco, don Juan de Padilla. Así dice doña María en la
escena VII del acto II.
¡Aunque
le conociera,
y con el
alma entera
sintiese
su dolor, lo callaría,
que si
basta la nube más ligera
para
empañar el sol del medio día,
un
recuerdo inocente,
la más
leve sonrisa, una mirada
pueden
también nublar eternamente
el
límpido cristal de un alma honrada!
Y así la
describía a doña María su hermano, el gran poeta Diego Hurtado de Mendoza:
Si preguntas mi nombre, fue María,
Si mi tierra, Granada; mi apellido
De Pacheco y Mendoza, conocido
El uno y el otro más que el claro
día
Si mi vida, seguir a mi marido;
Mi muerte en la opinión que él
sostenía
España te dirá mi cualidad
Que nunca niega España la verdad.
Sobre la famosa
especie de si está enterrada o no en la catedral de Oporto, ya hablaremos otro
día que no os quiero cansar con este tema tan comunero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario