Hace de esto muchos años, cuando los escritores e
intelectuales de verdad, no los que pueden hablar de todo porque no saben de
nada, salían por la televisión; era en aquellos años en que el teatro no era
raro en televisión ni la música, ya fuera jazz, flamenco o clásica estaba
prohibida por miedo a que las masas, ensordecidas por ruidos infernales,
pudieran reconocer cuál es la belleza; in
illo tempore, lo ordinario y lo soez no asomaban sus malolientes jetas por
la pequeña pantalla. Pues bien, en esos tiempos que digo, Baltasar Porcel aparecía
con cierta frecuencia por nuestras casas en debates que eran debates y no ruido
de moscas por decir algo y hacerles un favor a tan conspicuos tertulianos. Todo
esto viene a cuento de mi lectura de Solnegre, una buena novela que os
recomiendo si es que la podéis encontrar (un servidor la ha encontrado en una
libraría de viejo) En ella, un personaje
que se refugia en este pueblo mallorquín de curioso nombre (no hace falta daber
mucho catalán para traducirlo por Solnegro) va narrando su aventura por medio
de recuerdos y cartas. Considero que el estilo de Porcel se hizo con el tiempo
más comercial y que bordeó lo excrementicio, como decía su paisano Villalonga.
Ahora que llega el otoño con sus lluvias y que apetece estar en casa con una
buena lectura, creo que me lo vais a agradecer. Salut.
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