Desde los remotos tiempos abulenses, Vicente Gallego, poeta
valenciano que ama como yo al maestro Brines, ha sido uno de los míos, uno de
los que al leerlo sientes ese golpe que tiene la buena poesía. Me llevaba
tiempo esperando este Cuaderno de brotes,
el último libro (que yo sepa), publicado en 2014. Cuando al fin lo he podido
leer, me he encontrado con un libro de prosa poética, género del que tengo
dudas sobre su existencia, pero un libro, como todos los de Gallego,
especial. Me ha gustado mucho, tanto
como otros libros suyos escritos “en verso”. No me extiendo más pues basta con
un poema:
Al
salir al porche esta tarde en vilo del verano, la fragancia letal del jazminero
le ha roto la cintura al pensamiento y la carne se ha visto a solas con las flores.
Es que nadie va a escucharme si le digo que no se empeñe en morir, que todo es
un aroma, aroma sólo.
Como
veis, el temblor y el temor de la belleza están en las palabras sagradas de
Vicente Gallego
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