Hacía
tiempo que no leía un libro poético con enjundia, con aquello que mi querido y
admirado don Antonio Ruiz de Elvira denominaba, aplicado a la música de Hnadel,
mas strepitum, es decir, el rotundo
sonido del macho. Digo esto porque ya está uno harto de poetas llenos de libélulas
temblorosas que escriben para ganar concursos que les han amañado los amiguetes
cuyos nombres no cito porque los conocemos todos. Lo digo también porque estoy
harto de poemas sin fuerza, sin brío (renglones de prosa mal cortada para que
la lean gentes que no leen poesía porque, hoy en día, señores, aunque parezca
contradictorio, la poesía se escribe para los que no leen poesía). De ahí que
tenga que ser una prosa malparida y malcortada la que sustituya a los versos
que otrora tenían rima y ritmo, algo de lo que ya nadie se acuerda. Y lo digo,
sobre todo, porque este libro que nació, como tantas cosas en España, en una
taberna en la que no entrarían jamás los paulcelanines
que ganan los premios “literarios” porque se han olvidado de que hay más
sabiduría en el vino de las tabernas que en los vinos de crianza con que bañan
sus entecas obras los paniaguados de Gobiernos, Comunidades, Academias y Ayuntamientos,
digo pues que hay más poesía que en todas las publicaciones que se repiten como
clones. Además el libro hace que nos
movamos en nuestras maravillosas butacas burguesas. Como bien dice otro gran
poeta, Antonio Capilla Loma, una carga de profundidad contra las conciencias
abotargadas. ¡Amigo, José Carlos, sin saberlo, tu y yo, como Strauss y Mahler,
estábamos escribiendo sobre el mismo tema cuando el primero escribí su Tod und
Verklärung y el segundo, su segunda
Sinfonía, la “Resurrección”. Tú, con tu Caricia
del Asfalto, magnífico libro que quiere llevar la voz a los que la historia
se la robó y un humilde servidor con sus Voces
acalladas que nunca termino pues el dolor y la injusticia no me dan
cuartel. Los verdaderos lectores de poesía, los que sabemos que el poema está
vinculado con lo santo (das heilig) y
que heilig viene del verbo heilen, aliviar, te agradecemos este
libro grandioso cuyos poemas se contarán en las trincheras de esta revolución a
la que acudiremos vestidos con nuestros viejos vaqueros y que consiste en dar
la voz a quienes soportaron durante siglos que los poderosos les escribieran su
historia.
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