Mi
amigo Pablo Perera Velamazán me decía cuando íbamos a la FNAC de Callao que
había libros que nada más arrancar se veía su calidad y, sin duda, este es el
caso de este Le café de jeuneuse perdue
de Patrick Modiano. Desde el arranque, cuando en ese café plagado de bohemios,
la “cámara” se centra en Louki, esa misteriosa mujer que quizás todos hemos
amado alguna vez, la novela va creciendo hasta convertirse en una obra maestra.
Literatura de altísimo nivel en un París maravilloso del que se ve que Modiano
está, como un servidor, ciegamente enamorado.
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