domingo, 31 de mayo de 2015

EL RUISEÑOR DE DON VICENTE ALEIXANDRE



Hay poemas que se llevan en el fondo del alma como éste de Vicente Aleixandre, mi muy querido don Vicente Aleixandre. Lo pusieron en Navarrulaque, un paraje mágico de Cercedilla, hace ya muchos años en lo que se conoce como la senda de los poetas, un hermoso lugar para contemplar toda la llanura de Madrid desde la Sierra del Guadarrama. No voy a entrar en detalles, pero el ruiseñor que pusieron en bronce lo robaron varias veces y, al final, tan sólo quedó el poético de don Vicente. También dejaron las obras de Luis Rosales en su mirador y, llevadas por los vientos serranos, “volaban” al bolsillo de gentes quizás no tanto interesadas en la poesía como en la cleptomanía. Pro que nada turbe la paz de este poema:


ADIÓS A LOS CAMPOS ( Fragmentos)

No he de volver, amados cerros, elevadas montañas,
gráciles ríos fugitivos que sin adiós os vais.
Desde esta suma de piedra temerosa diviso el valle.
Lejos el sol poniente, hermoso y robusto todavía, colma de amarillo esplendor
la cañada tranquila.
Y allá remota la llanura dorada donde verdea siempre el inmarchito día,
muestra su plenitud sin fatiga bajo un cielo completo.
¡Todo es hermoso y grande! El mundo está sin límites.
Y solo mi ojo humano adivina allá lejos la linde, fugitiva
mas terca en sus espumas,
de un mar de día espléndido que de un fondo de nácares tornasolado irrumpe. (…)

Erguido en esta cima, montañas repetidas, yo os contemplo, sangre de mi vivir que amasó vuestra piedra.
No soy distinto, y os amo. Inútilmente esas plumas de los ligeros vientos pertinaces,
alas de cóndor o, en lo bajo,
diminutas alillas de graciosos jilgueros,
brillan al sol con suavidad: la piedra
por mí tranquila os habla, mariposas sin duelo.
Por mí la yerba tiembla hacia la altura, más celeste que el ave.
Y todo ese gemido de la tierra, ese grito que siento
propagándose loco de su raíz al fuego
de mi cuerpo, ilumina los aires,
no con palabras: vida, vida, llama, tortura,
o gloria soberana que sin saberlo escupo. (…)

Sobre esta cima solitaria os miro,
campos que nunca volveréis por mis ojos.
Piedra de sol inmensa: entero mundo,
y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza.

Vicente Aleixandre




KRISTIJONAS DONELAITIS O EL HESÍODO DE LITUANIA



Resulta que en Lituania, allá por el siglo XVIII, había un señor, pastor luterano para más señas y por nombre Kristijonas Donelaitis, que tuvo a bien escribir una especie de los Trabajos y los días, en lituano (of course) y en hexámetros clásicos tanto en medida como en cantidad. Lo de of course lo he escrito con algo de precipitación porque este señor podía haber elegido el alemán para darle a su obra más salida, pero, sin embargo, utilizó el lituano, lengua de los campesinos, para su obra. Y no lo hizo por casualidad pues en su obra, Las estaciones del año, nos va contando la vida y el trabajo de los campesinos lituanos. La obra es agradable y tiene momentos de buena poesía, sin embargo, no vamos a compararla con la de Hesíodo porque sería muy injusto. Cada uno en su parcela y Dios en la de todos. La traductora, Carmen Caro, hace una traducción en castellano que se lee con facilidad y demuestra que es una de las pocas especialistas en lituano que tenemos en España aunque ella trabaje en la Universidad de Vilnius. Gracias por esta traducción de esta épica de los pobres a la manera del Martín Fierro que no todo va a ser cantar las armas de los grandes pueblos.

 

EL PALENTINO DE HERRERA


Resulta que hubo una persona en los cuarenta que era ministro de Trabajo y que había nacido en el pueblo palentino de Herrera de Pisuerga, allí donde se celebra el Festival del Cangrejo de río y en donde estaba el secadero de las anchoas Ramos cuya sede estaba en Santoña. (Perdón por tan tonto excursus, pero hay que barrer para el convento).  Sus padres, según cuentan por Fuentes Carrionas, tenían unos prados en los Cardaños y el hijo estudió en el Colegio de San José de Valladolid, un elegante colegio de los Padres Jesuitas. Más tarde, estudiaría Derecho en esa misma ciudad en la que, años ma´s tarde, allá por los cincuenta, construiría el barrio que lleva su nombre . Con treinta años, fue ministro de Trabajo, cargo en el que estuvo la muy respetable cifra de dieciséis años, hasta el cincuenta y siete. Este palentino, mientras fue ministro de Trabajo, instauró la paga extra de julio (la conocida como la paga del dieciocho de julio), la prestación por desempleo y las vacaciones pagadas. Sin embargo, somos tan injustos que nadie le recuerda por esto, sino por su participación con Raimundo Fernández Cuesta en el 23 –F y por pertenecer al búnker durante la transición. Esta parte de su vida me resulta siniestra y, evidentemente, no la comparto, pero creo que hay que dar a cada uno lo suyo. Este palentino, que se afincó en Fuengirola, luchó por impulsar un tren de cercanías hasta Málaga; por el Palacio de Congresos de Torremolinos y por que la carretera general llegara hasta Estepona. También, en un ámbito bien distinto como el de la educación, creó la Formación Profesional. No quiero hacer un panegírico de nadie tan sólo quiero que, cuando nos acordemos de lo malo también nos acordemos de lo bueno porque a este palentino que se desvivió por Málaga lo nombraron hijo predilecto y ahora, por cuestiones de la memoria histérica más que histórica, le ha sido arrebatado. No sería un santo, pero tampoco merecía tal despojo alguien que nos dio la paga, las vacaciones pagadas y las prestaciones por desempleo y que se entregó a su Fuengirola de adopción en donde murió.   Es de justicia, creo, lo que estoy diciendo y he dicho en esta entrada de blog. ¡Ah, se me olvidaba!, el palentino se llamaba José Antonio Girón de Velasco.

viernes, 29 de mayo de 2015

PACHÍN GONZÁLEZ Y LA TRAGEDIA DEL CABO MACHICHACO




Reincido continuamente en la lectura de Pereda por lo que creo que voy a irme buscando un buen psicoanalista aunque no sea argentino. La verdad es que no necesito el psicoanalista porque la razón es muy clara: Pereda escribía muy bien aunque fuera carlista y eso, el que escribía bien, lo reconocía su buen amigo Galdós que era de ideología contraria. Ahora le ha tocado el turno a Pachín González, una obra de 1896, cuando Pereda tenía sesenta y tres años.
         En esta novela breve, Pereda nos habla de un mozucu que, una tardezuca, llega desde una aldea de La Montaña  con su madre, para embarcarse en el Catalina, un barco que le llevará a América. Es el día 2 de noviembre de 1893 y poco sabía el chico y la madre lo que pasaría al día siguiente.  A mediodía del día tres, se inició un incendio en el vapor Cabo Machichaco que llevaba harina y material siderúrgico, pero que, sin declarar, llevaba 51 toneladas de dinamita y varios garrafones de ácido sulfúrico. Todo muy “español”.  Los curiosos acudieron y a las cinco de la tarde se produjo una explosión de tal envergadura que un calabrote mató a un hombre en San Juan de Maliaño, a ocho kilómetros del puerto.
         Pereda, haciendo un episodio nacional, nos cuenta la búsqueda por parte de Pachín de su madre y cómo tras el encuentro con ella su deseo de volverse para siempre a la aldeúca de la que salieron.
         Dentro del libro están también  tres cuentos que son muy buenos.
El primero es De Patricio Rigüelta (redivivo) a Gildo”el letrado”, su hijo, en Coteruco. El segundo es Cutres y el tercero El reo de P… Los dos primeros están escritos en el dialecto regional de la Montaña y son la carta de un padre a su hijo (el primero) y las quejas que lleva un rudo carretero a un letrado de Santander. Con respecto al tercero, estamos ante un cuento con miga, como decía mi abuela. El narrador siente pena de un condenado a muerte, pero luego el comportamiento del condenado y del padre, una vez conmutada la pena del hijo, le provocan un hondo malestar y le llevan a reflexionar sobre si merece o no merece la pena esa preocupación por determinadas personas.
         Una vez más el escritor de Polanco me ha hecho pasar unas buenas horas. Para este verano, me reservo Pedro Sánchez y Nubes de estío. Ya os contaré, pero seguro que disfruto como un enano. Por cierto, ¿por qué disfrutaban los enanos? Intentaremos descubrirlo en otra entrada de blog.

miércoles, 27 de mayo de 2015

UN HOLANDÉS POR SOLEARES


En este mes de mayo tan florido, pero que también nos ha traído unos calores africanos, me he leído una antología de las que prepara Antonio Huerga de un poeta neerlandés llamado Jan Jacob Salauerhoff. El título ya es de por sí sugerente: Sólo en mis poemas puedo vivir y, cuando se abre y se lee, no defrauda.
  En la poesía de Salauerhoff hay mucho de poesía china y japonesa pues viajó, como médico a bordo de un barco, por toda Asia. También tiene poemas sobre flamenco y sobre fado y también fue traductor al holandés de Rubén Darío.


         Os dejo una copla de soleares aunque suene raro lo de un holandés por soleares:

Profundos y azules son tus ojos

como olas en el océano,

a veces débiles, rebosantes de paz, a veces salvajes

y turbios de pasión, como ella por el huracán.

 

A ver si se anima José el de la Tomasa y le pone su música y así tendremos a un neerlandés por soleares. y ¡olé!.

 

Pero también os dejo este otro poema que es hermosísimo y que se titula Sin hogar:

Sólo en mis poemas puedo vivir,

nunca encontré alojamiento en un lugar distinto;

por el propio hogar jamás sentí debilidad,

y el viento tempestuoso una tienda se llevó.

 

Sólo en mis poemas puedo vivir.

Mientras sé que en lugares salvajes,

en las estepas, en la ciudad y en la selva algunos cobijos

podría encontrar, amas a mí nada me atrae.

 

Se demorará , pero el tiempo me traerá

antes de la noche el antiguo vigor del que carezco

y rogaré en vano suaves palabras,

con las que antaño pude construir, y la tierra

deberá guardarme y doblegarse

hacia el lugar donde se fuerza mi sepulcro en la oscuridad.

 

Y ya para acabar este otro:

Se siente solitaria bajo la oscuridad

de los árboles, que acaricia su propio hombro.

Su breve mano, ocupando la redondez

que ha dejado al desnudo el vestido estival

desciende, divaga; se alza ruborizada

y avanza de nuevo haciendo un dobladillo en su vestido.

 

 

EL KALEVALA


Hay libros que desprenden una poesía especial y uno de ellos es el Kalevala. Hasta él me ha traído Sibelius y sus músicas de los bosque de Finlandia y ese blog fantástico que es Sibelius en España de un vallisoletano amante del músico finés que se llama David Revilla Velasco y ésta es su dirección por si queréis visitarlo:


         Cualquier amante de Sibelius y de la música en general está obligado a visitarla. Pero, como os iba diciendo, el Kalevala es una historia mitológica preciosa y más en esta traducción que hizo ese escritor asturiano que está pidiendo a gritos una revisión urgente, Alejandro casona, que, aunque como el mismo confiesa en un gesto de honradez, lo traduce de una versión francesa, deja su impronta der gran escritor y buen aficionado a las leyendas tal y como dejó ver en su Flor de leyendas, libro que debería ser de obligatoria lectura en ese bodrio que ya dura treinta y cinco años y que se llama ESO. Casona nos va emocionando con estas historias en donde los dioses recorren las heladas tierras de Finlandia. y, al final, esa virgen que, curiosamente, también da a luz en un establo en un lugar en donde hay un malvado rey que guarda un parecido con Herodes. Agustín García Calvo, tan épico él, también la leyó y la comentó. Eso me da garantías de que estamos ante una buena obra porque Agustín, muy citado ahora por los de Podemos, pero nunca bien entendido y que dudo que militara en Podemos porque lo suyo era su Comuna zamorana, tenía ojo literario.

 

lunes, 25 de mayo de 2015

MENTIRAS SOBRE LA REINA JUANA




Wasserman, escritor austriaco, miente como un bellaco en su libello sobre  Juana de Castilla. ¿Cómo se puede afirmar que tuvieron que forzarla a que yaciera con su marido si fue todo lo contrario y un monje los tuvo que casar porque no podían ni llegar a casa para el ayuntamiento carnal? ¿Cómo se puede leer escribir un libro sobre Castilla y no saber que Olmedo está al sur de Palencia?¿Cómo se la puede representar a la princesa Juana como una analfabeta cuando había estudiado latín con Beatriz Galindo y música en  la capilla de que disponían los muy Católicos Reyes? Me ha dolido el libro porque a mí me duele España y estoy bis die Hoden de la Leyenda Negra y mucho más si se urde con estas mentiras de calibre grueso.¡Que un austriaco se meta con vos, doña Juana! Os juro, mi reina , que os defenderé. No tengáis miedo.

ENRIQUE EL VERDE DE GOOTTFRIED KELLER




En el día de hoy, veinticuatro de mayo de dos mil quince, el lector ha alcanzado sus últimos objetivos: la lectura de Enrique el Verde de Keller ha llegado a su fin. La lectura ha concluido. ¡Viva Keller! Perdón por copiar el parte de guerra con que Franco anunció el final de la Guerra Incivil, pero es que la lectura de Keller ha sido una pequeña guerra que ha tenido sus tácticas. Como el libro es muy grueso, no me lo podía cargar en la mochila de maletilla de la enseñanza y aprovechaba los días en que me toca llevar coche para que fuera él el que me lo transportara. Así pues los leía los martes y, cargando con él en la mochila, los viernes además de los fines de semana que era cuando aprovechaba para darle un buen tajo. Al final, deciros que no me ha acabado de llenar. No se puede ni se debe llegar a un libro con demasiadas expectativas y eso es lo que me ha ocurrido con Keller, que he llegado a él con unas expectativas que luego el libro no me ha cumplido. No es que esté mal escrito porque está muy bien escrito en un estilo realista, pero en la “formación” del protagonista, Enrique el Verde, hay demasiadas cosas que creo que no tienen el interés suficiente para que se cuenten y, por esa razón, el libro se me ha hecho algo pesado cosa que no me había ocurrido nunca con una “novela de formación” que es un genero que me encanta. El libro trata del Keller pintor y sólo se menciona un libro que le encuadernaron en verde en donde fue escribiendo su vida y que luego conformó Enrique el Verde. A Keller lo conocía de sus cuentos suizos y tengo en la lista de espera una historia de peineros que promete. Cuando me termine ese último libro ya os contaré.

LA PLAYA LARGA DE JAIME FERRÁN





El nombre del Instituto Jaime Ferrán, en Collado Villalba, Madrid siempre ha sido un misterio para mí pues  resulta que no he sabido nunca si es por causa y recuerdo del biólogo o del poeta por lo que lo bautizaron así. Al poeta no lo había leído nunca hasta que compré, como siempre, de viejo La playa larga, un poema sobre su playa de la infancia en Salóu. Yo también tengo una playa larga a la que regreso algunas tardes de invierno a coger conchas y todas las playas que conozco me recuerdan y son esa playa larga de mi infancia y adolescencia gallega. Doy más datos: esa playa aparece en A la sombra de Teucro, un libro inédito que espero que los editores quieran que salga pronto. Como Ferrán yo también digo:
He vuelto.
He vuelto al mar.
la playa de la infancia
esplende en le recuerdo
y en la distancia.
Todos tenemos una playa y una mar, que es una tarde con campanas, al que volvemos de vez en cuando…