Resulta que hubo una persona en los cuarenta que era
ministro de Trabajo y que había nacido en el pueblo palentino de Herrera de
Pisuerga, allí donde se celebra el Festival del Cangrejo de río y en donde
estaba el secadero de las anchoas Ramos cuya sede estaba en Santoña. (Perdón
por tan tonto excursus, pero hay que
barrer para el convento). Sus padres,
según cuentan por Fuentes Carrionas, tenían unos prados en los Cardaños y el
hijo estudió en el Colegio de San José de Valladolid, un elegante colegio de
los Padres Jesuitas. Más tarde, estudiaría Derecho en esa misma ciudad en la
que, años ma´s tarde, allá por los cincuenta, construiría el barrio que lleva
su nombre . Con treinta años, fue ministro de Trabajo, cargo en el que estuvo
la muy respetable cifra de dieciséis años, hasta el cincuenta y siete. Este
palentino, mientras fue ministro de Trabajo, instauró la paga extra de julio
(la conocida como la paga del dieciocho de julio), la prestación por desempleo
y las vacaciones pagadas. Sin embargo, somos tan injustos que nadie le recuerda
por esto, sino por su participación con Raimundo Fernández Cuesta en el 23 –F y
por pertenecer al búnker durante la transición. Esta parte de su vida me
resulta siniestra y, evidentemente, no la comparto, pero creo que hay que dar a
cada uno lo suyo. Este palentino, que se afincó en Fuengirola, luchó por
impulsar un tren de cercanías hasta Málaga; por el Palacio de Congresos de
Torremolinos y por que la carretera general llegara hasta Estepona. También, en
un ámbito bien distinto como el de la educación, creó la Formación Profesional.
No quiero hacer un panegírico de nadie tan sólo quiero que, cuando nos
acordemos de lo malo también nos acordemos de lo bueno porque a este palentino
que se desvivió por Málaga lo nombraron hijo predilecto y ahora, por cuestiones
de la memoria histérica más que histórica, le ha sido arrebatado. No sería un
santo, pero tampoco merecía tal despojo alguien que nos dio la paga, las
vacaciones pagadas y las prestaciones por desempleo y que se entregó a su
Fuengirola de adopción en donde murió. Es de justicia, creo, lo que estoy diciendo y
he dicho en esta entrada de blog. ¡Ah, se me olvidaba!, el palentino se llamaba
José Antonio Girón de Velasco.
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