Alfonso Canales, poeta
malagueño que nació en 1923 y que se nos fue en el 2010, dedica este libro al
diablo, cosa muy extraña en la literatura española. Ve Canales en el diablo esa
búsqueda humana del conocimiento y el poder de la palabra que puede, según
convenga, gobernar o manipular el pensamiento. Aminadab, ése que no aparecía en
el Cántico Espiritual de mi San Juan
de la Cruz, es el protagonista de este libro que fue Premio Nacional de
Literatura en 1963. Ya hemos dicho que Alfonso Canales nació en la Ciudad del Paraíso,
en esa Málaga en la que los poetas naces en sus calles paseadas por la luz. Un
bello libro, quizás , como dice su prologuista, Antonio Ruiz Solano, de los
mejores del siglo XX que Huerga & Fierro publicaron en esa colección maravillosa
que, dirigida por Mercedes Monmany, dio a la luz títulos sublimes de la
literatura española.
miércoles, 29 de julio de 2015
LAS SUMAS Y LOS RESTOS
Ana Pérez Cañamares ganó en el
2012 el premio Blas de Otero de poesía y, por curiosidad, me he acercado hasta
su poemario, moderno en la escritura, pero lleno de sentimiento también por los
desposeídos, por los que viven en los alfoces del mundo. Me ha gustado sus
maneras y prometo leer algo más de esta poetisa canaria que, al parecer, vive
en Madrid. No todo está perdido en la poesía cuando aún se pueden leer libros
como éste. Gracias, Ana.
GENERACIONES
Antes de morir, mi madre dijo mamá, ven
mientras me miraba sin verme;
yo dije mamá, quédate
abrazando su cuerpo diminuto
envuelto en pañales y olor a talco;
mi hija dijo mamá, no llores
y me acarició la cabeza consolándome.
mientras me miraba sin verme;
yo dije mamá, quédate
abrazando su cuerpo diminuto
envuelto en pañales y olor a talco;
mi hija dijo mamá, no llores
y me acarició la cabeza consolándome.
Cuando mama murió, durante unos segundos
no tuvimos muy claros los lazos que nos unían
no supimos quién se había ido
y quién se había quedado
ni en qué momento de nuestras vidas
estábamos viviendo
no tuvimos muy claros los lazos que nos unían
no supimos quién se había ido
y quién se había quedado
ni en qué momento de nuestras vidas
estábamos viviendo
o muriendo.
(De La alambrada de mi boca)
viernes, 24 de julio de 2015
UTRERA, CIUDAD FLAMENCA
En el
cante flamenco hay tres triángulos fundamentales: uno el que tiene sus vértices en Sevilla,
Cádiz y Ronda. En este primer triángulo, encontramos ciudades tan flamencas como
Utrera o Jerez. Un segundo triángulo del cante tiene por vértices Ronda, Málaga
y Granada; y , por último, el tercer triángulo flamenco, tienen por vértices
Ronda, que tal y como se ve es el epicentro del cante, Córdoba y Linares.
Nosotros nos vamos a ocupar del primer triángulo y vamos a parar en la ciudad
sevillana de Utrera. Este municipio sevillano de más de cincuenta mil
habitantes, es, además de lugar de referencia en la cría del toro bravo y de
las yeguadas que galopan por sus términos, una ciudad eminentemente cantaora.
Así, de memoria, se me viene Curro de Utrera, cantaor muy fino que se nos fue
hace poco, que, aunque nacido en este lugar sevillano, vivió en Córdoba y sentó
cátedra en los fandangos de Lucena. Está también Félix de Utrera, gran
guitarrista, que, curiosamente, nación en Canarias de familia utrerana. También
tenemos a esos dos monstruos del flamenco que son las hermanas Bernarda y
Fernanda de Utrera. Bernarda se nos fue en el 2009 y Fernanda tres años antes,
en 2006. Su cante está relacionado con otros gigantes como Mairena, el Hegel
del flamenco, Melchos de Marchena, Juan Habichuela, Pinini, Paco del Gastor o,
sin ir más lejos, Manuel Morao. Pero, al hablar de Manuel Morao, nos vamos para
Jerez y ése es otro lugar flamenco por los cuatro costados del que os hablaré
en otra entrada. Por cierto, que nieta de Pinini, el cantaor legendario que
había nacido en Lebrija y que murió en Utrera hacia 1930, era también Josefa
Loreto Peña, más conocida por Pepa de Utrera, nacida en 1926 y fallecida en
2009. Por si fuera poco y sin entrar en cantaores aficionados, en este real
sitio del cante, nació María Fernández Granados, hermana de José Fernández
Granados, Perrate de Utrera, a la que se conoció como María la Perrata. Esta
buena gitana fue madre, al casarse con Bernardo Peña, de Pedro Peña, gran
guitarrista, y de Juan Peña, el Lebrijano, para mí, uno de los mejores
cantaores, de firme y hermosa voz, en el siglo XX y en los comienzos del XXI.
Supongo que nadie en su sano juicio se atreva a poner en duda lo flamenca que
es Utrera en la que, por si fuera poco, se organiza ese festival flamenco que
lleva por nombre Potaje gitano de Utrera y que ya va, si no me equivoco, por la
sexuagésima nona edición.
BREOGÁN
Hay un
libro que se llama Lebor Gabala Érenn (Libro de las Conquistas Irlandesas) en
el que se narran las diversas invasiones que ha sufrido Irlanda. Según este
libro que es, a su vez, una colección de manuscritos, que algún escritor
recopiló en el siglo XI, el rey Breogán construyó en la ciudad de Brigantia, que estaba situada en el noroeste peninsular, una torre tan alta que desde ella podían ver
una distante orilla verde. Como también los hijos de Breogán vieron estas
tierras verdes, uno de ellos, Ith, se dirigió hasta esas tierras verdes con el
consejo de su padre que le dijo que no debería apearse del caballo en toda la
travesía. En las Islas Casitérides, algunos amigos se unen a la expedición y
llegan finalmente a Eirín en la que se desarrollaba una cruel guerra fratricida
que, tras numerosos avatares, llevará a la muerte a Ith. Los amigos lo llevaron
hasta Brigantia en donde su padre Breogán prometió venganza y decidió
conquistar la dulce Eirín. Según estas leyendas, los celtas que invadieron el
territorio de Britania eran de Galicia. Pero del celtismo y de los gallego,
tenemos que hablar con mucha calma en otras entradas. Por el momento os dejo el
final del poema Os pinos de Eduardo
Pondal, letra oficial del Himno de Galicia, en donde se habla de la “nazón de Breogán” e
da sua redenzón.
Os tempos son chegados,
Dos bardos das edades,
Q'as vosas vaguedades,
Cumprido fin terán;
Pois donde quer gigante,
A nosa voz pregóa,
A redenzón da bóa
Nazón de Breogán.
Dos bardos das edades,
Q'as vosas vaguedades,
Cumprido fin terán;
Pois donde quer gigante,
A nosa voz pregóa,
A redenzón da bóa
Nazón de Breogán.
y otra estrofa en donde se habla do fogar de Breogán:
Do teu verdor cinguido
e de benignos astros
confín dos verdes castros
e valeroso chan,
non des a esquecemento
da inxuria o rudo encono;
desperta do teu sono
fogar de Breogán.
e de benignos astros
confín dos verdes castros
e valeroso chan,
non des a esquecemento
da inxuria o rudo encono;
desperta do teu sono
fogar de Breogán.
Y es que, adelantándome a la futura entrada, Breogán se
convirtió en el héroe o padre mitológico del pueblo gallego. Pero, por ese
terreno, tenemos que andar muy despacio.
FRANCISCO BASTARRECHE Y DÍEZ DE BULNES
La
calle de Francisco Bastarreche principiaba en la carretera de Bueu y llegaba
hasta la esquina de General Franco, hoy calle o rúa del Sol, en donde ya pasaba
a denominarse Calvo Sotelo. El la
esquina de Bastarreche con doctor Touriño, estaba la pensión Casa Campos, lugar
mítico de mi infancia con su comedor con ventanas a la calle y con el señor
Campos, sargento de la banda de la Escuela Naval y cocinero, con su camisa
blanca y su bonhomía alegrando ese paraíso que era el Marín en los setenta. Por aquel entonces, no
sabíamos que Bastarreche había nacido en Cádiz y que estaba enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres de
San Fernando. Ahora, en esa revisión tendenciosa de la historia que se está
llevando ahora a cabo, su calle parece que quiere ser (o ha sido ya cuando
escribo esta entrada) borrada del callejero marinense. Su pasado de colaborador
con Franco es innegable, pero también fue un marino que procuró el
engrandecimiento de España y de los españoles y, destinado en Cartagena, hizo
mucho bien por esta ciudad. Y un Instituto de Enseñanza Secundaria, que lleva
su nombre, es prueba de que no fue tan terrible como lo pintan ahora los
justicieros que miran sólo con el ojo izquierdo. Digo esto porque una página
sobre la memoria histórica en Cartagena lo pinta como un sádico torturador y
criminal de guerra. No me compete juzgarlo, pero estos señores olvidan que
Bastarreche y Díez de Bulnes trabajó por “reparar” en la Armada la falta de
oficiales que habían sido fusilados y, en muchas ocasiones, tirados vivos aún
al mar, por los “luchadores de la libertad”. Todos tenemos muertos en el
armario. En otro país, sólo por estar en ese Panteón de San Fernando, sería un
héroe y, sin embargo aquí, es un criminal. En España pasa algo raro.
SALVADOR MORENO FERNÁNDEZ
Salvador
Moreno es la calle en donde estaba la pastelería García, que era donde se hacían las trufas de
chocolate que, por la noche, tomábamos mientras que paseábamos por la Alameda
perdida de nuestra infancia, aquella que plantó el alcalde Ezequiel Massoni, un
marinense que vino de Huelva. Salvador Moreno nació en El Ferrol en 1886 y fue
ministro de Marina con el general Franco. Sin embargo, no voy a entrar en esto
sino en su actuación en la batalla del cabo de Machichaco. Al mando del Canarias, Moreno recogió e hizo
prisioneros a los veinte supervivientes de bou Nabarra que, unos meses después
fueron juzgados y condenados a muerte. Sin embargo, Salvador Moreno intercedió
personalmente ante Franco para que los indultara y pusiera en libertad como
reconocimiento a su valentía. Y así fue,
los prisioneros fueron indultados y puestos en libertad. Pero es que además,
Moreno fue decisivo en la no intervención de España en la Segunda Guerra Mundial
pues junto con el santoñés Luis Carrero Blanco, entonces Capitán de Fragata, redactó
un informe que fue definitivo para que España no entrara en la guerra. Cierto
es que Salvador Moreno se había sublevado el 18 de julio, pero estas dos acciones,
una cargada de honor marino y la otra cargada de sentido común, merecen que les haga una pequeña entrada en
este humilde blog. Por cierto, Baltasar Garzón lo acusó de crímenes contra la
humanidad. Pero este juez se pirraba por salir en los medios y, al final, ya
sabemos por el Salmo que “la senda de los pecadores acaba mal”.
domingo, 19 de julio de 2015
JAIME JANER, ILUSTRE MARINO
Desde pequeño oí el nombre de
Jaime Janer: era la avenida que salía de la alameda del paraíso, allí donde yo
paseaba sin soltarme de la mano de mi abuelo, y se convertía, tras salir de
Marín, en la carretera de Moaña. Ahora, cuando ya soy un hombre maduro que echa
de menos más que nunca la mano de su abuelo, se me han venido a las mientes los
nombres de aquellas calles de Marín. La historias de Jaime Janer es muy interesante
pues nació en los EEUU, más en concreto, en Georgia y, para ser más exactos, en
la ciudad de Savannah en donde su padre era cónsul y en donde se casó con Ana
Robinson, hija de emigrantes irlandeses. Mientras el padre seguía con destinos
en el extranjero, la familia se fue a Madrid en donde Jaime estudió en el
Instituto de San Isidro. Luego , ingresó en la Escuela Naval en 1899. Janer,
que dominaba el inglés y el español, fue un marino culto que tradujo obras de
ingeniería y que inventó un sistema de dirección eléctrico para el tiro porque
hay que tener en cuenta que en los disparos de barco contra barco los objetivos
están en movimiento doble (la dirección del barco más el cabeceo de proa a
popa) y también sufre este doble movimiento la plataforma de tiro del barco
desde donde se dispara. Janer patentó este sistema eléctrico y era tan original
y novedoso que, cuando el presidente francés Poincaré vino a España, le otorgaron
la Legión de Honor al joven oficial de tan sólo veintisiete años. Sin embargo,
la guerra de Marruecos nos arrebató con menos de cuarenta años a tan ilustre
marino. Era el 3 de marzo de 1924 y Janer era el tercer comandante del crucero
Cataluña. Como tal, estaba presidiendo la paga de la marinería cuando una bala
de un buque enemigo lo mató. Dejaba mujer y cuatro hijos. Había publicado once
libros y había fundado la Escuela de Tiro en Marín que más tarde se convertiría
en la nueva Academia Naval.
Pues bien, con tan hermosa e ilustre biografía ( de hecho
Janer reposa en el panteón de marinos ilustres de San Fernando) los chicos del
BNG decidieron quitarle la calle por “franquista” y dársela a mi querida
Rosalía de Castro (miña nai, miña santiña,
como decía Ramón Cabanillas). Ahora, el nuevo ayuntamiento, viendo que el pobre
Janer era, como Peral, un ilustre marino y que el pobre murió doce años antes
del alzamiento, han acordado devolverle
la calle. Poincaré le entregó la Legión de Honor y los españoles le arrebatamos
su calle porque el mero hecho de ser marino o militar ya infunde sospechas en
una izquierda resentida. ¡No tenemos remedio!
PACA MORA
Reconozco que me gusta la
copla y, sobre todo, esa teatralidad de la copla, esa capacidad de contar en
tres minutos lo que otros cuentan en una novela o en una obra de teatro. Si
alguien ha oído alguna vez Tatuaje,
sabe de lo que hablo. Sin embargo, hoy
quiero hablaros de Paca Mora, canción
de Quintero, León y Quiroga que, cantada por Juanita Reina, fue un éxito en la
España de los cincuenta. El argumento de esta “tragedia de amor imposible”
tiene todos los ingredientes;: una señorita que sale con su jaca en las
“madrugás” del mes de mayo “cuando los trigos peina la brisa”; un mayoral
enamorado de Paca que lleva su amor en silencio como también Paca lleva en
silencio su amor por el mayoral, pero acallado por su “orgullo y condición”.
No os
cuento el final, pero os pongo aquí la letra de tan bonita canción. Ha poco,
hablando con ese gran genio vallisoletano que es mi amigo Jesús Sanz, decíamos que
en muchas ocasiones, las letras de los “temazos” del rock eran una tontería tal
que era mejor no saber sus traducciones. No es éste el caso que nos ocupa en
donde la adecuación entre música y letra es perfecta. Y, si no, escuchad con
atención cómo la música galopa junto a la jaca de Paca Mora. ¡Y que estas
canciones, durante un tiempo, fueran rechazadas por “franquistas” como si la
música tuviera carnet de partido!
Madrugá del mes de Mayo
cuando los trigos peina la brisa
Paca Mora va a caballo
entre los toros de su divisa.
De lejos la van siguiendo
los ojos negros del mayoral
que al tiempo la está queriendo
sin que su boca le diga ná.
La niña también lo quiere
y no lo deja entrever
y antes morirse prefiere
que publicar su querer.
Paca Mora, ¡Ay, Paca Mora!
Yo se que te dan llorando
las claritas de la aurora.
¿No estás viendo, compañera
que el secreto de tus labios
lo delatan tus ojeras?
Deja a un lado los blasones
de tu orgullo y condición
y abre puertas y balcones
pá alegrar tu corazón.
Hazme caso, Paca Mora
y que no te den llorando
las claritas de la aurora.
cuando los trigos peina la brisa
Paca Mora va a caballo
entre los toros de su divisa.
De lejos la van siguiendo
los ojos negros del mayoral
que al tiempo la está queriendo
sin que su boca le diga ná.
La niña también lo quiere
y no lo deja entrever
y antes morirse prefiere
que publicar su querer.
Paca Mora, ¡Ay, Paca Mora!
Yo se que te dan llorando
las claritas de la aurora.
¿No estás viendo, compañera
que el secreto de tus labios
lo delatan tus ojeras?
Deja a un lado los blasones
de tu orgullo y condición
y abre puertas y balcones
pá alegrar tu corazón.
Hazme caso, Paca Mora
y que no te den llorando
las claritas de la aurora.
Paca Mora va a caballo
soñando alegre con un "te quiero"
y de pronto, igual que un rayo,
le sale un toro por el sendero.
soñando alegre con un "te quiero"
y de pronto, igual que un rayo,
le sale un toro por el sendero.
Corrió el mayoral celoso
a la defensa de su querer
por pronto que quiso el mozo
llegó la muerte primero que él.
La niña ya en la agonía
sonríe al verlo llorar
y en la mañana encendía
corre volando un cantar.
¡Paca Mora, ay Paca Mora!
Por ti se quejan llorando
las campanas de la aurora
y la alondra mañanera
va diciendo a la amapola:
¡Ay que pena compañera!
Que desgracia de este toro
que en la sombra y a traición
me robó la flor de oro
que nació en mi corazón.
¡Qué penita, ay Paca Mora!
Con mi voz irán doblando
las campanas de la aurora.
a la defensa de su querer
por pronto que quiso el mozo
llegó la muerte primero que él.
La niña ya en la agonía
sonríe al verlo llorar
y en la mañana encendía
corre volando un cantar.
¡Paca Mora, ay Paca Mora!
Por ti se quejan llorando
las campanas de la aurora
y la alondra mañanera
va diciendo a la amapola:
¡Ay que pena compañera!
Que desgracia de este toro
que en la sombra y a traición
me robó la flor de oro
que nació en mi corazón.
¡Qué penita, ay Paca Mora!
Con mi voz irán doblando
las campanas de la aurora.
LA IGLESIA "DEMOCRÁTICA" DE COMILLAS
La historia sucede en
Comillas. Había transcurrido más o menos
un siglo desde el Pleito de los Nueve Valles y las cosas no estaban tan
tranquilas. Recordemos que en ese pleito los vecinos solicitaron que los Nueve
Valles de las Asturias de Santillana no estuvieran bajo el dominio del Duque
del Infantado, sino que fueran tierras de realengo. Ganaron los vecinos en la
Chancillería de Valladolid, pero el señor duque
seguía teniendo sus privilegios, como, por ejemplo, sus asientos en la
iglesia de Comillas. Un día de 1640, el administrador del duque se negó a que
nadie de la población ocupara los asientos de los duques y el pueblo
comillense, harto de tanto privilegio, abandonó el templo y al párroco y se
fueron al Corro Campíos, centro social de Comillas y bolera, en donde decidieron
hacerse una nueva iglesia en donde estaba la ermita de San Juan. Cada uno aportó
su dinero y su trabajo y, aunque se tardó más de un siglo en acabarse, supuso
la victoria del “pueblo” frente a los privilegios del duque. Hoy en día, es la iglesia parroquial de Comillas y en ella
está el Santo cristo del Amparo, muy querido por los comillenses. Para los
expertos en arte, diré que está erigida en estilo barroco montañés y que sigue
el modelo de iglesias del valle de Trasmiera como las de los pueblos de Isla o
Ajo. También decir que fue la primera iglesia de estas características que fue
alzada en la zona occidental de Cantabria y que su planta y alzado fueron copiados
de Terán, Roiz y Cabezón de la Sal. Merece la pena entrar en esta iglesia
“democrática” en su sentido etimológico y contemplar su monumentalidad. Para la
playa y las mariscadas, siempre quedará
un ratito, digo yo.
martes, 14 de julio de 2015
LA TORTA PURRIEGA
Nadie
que visite el valle de Polaciones puede perderse los hermosos paisajes que
decoran tan impresionante valle, pero tampoco puede ni debe perderse la torta
purriega. Esta torta no es como las castellanas que son tortas de harina, manteca
y chicharrones, sino que se trata de una torta más al estilo de algunos postres
del norte de Europa en los que los ingredientes, chocolate incluido,
proporcionan alto valor nutritivo y gran durabilidad. Una torta purriega lleva, principalmente,
harina de trigo, mantequilla, azúcar moreno, un buen cognac añejo, nueces,
ciruelas pasas y uvas pasas. Todos ellos, bien macerados y bien curados como
los buenos libros de poesía, conforman la torta en sí que luego recibe una
cobertura de chocolate. Me ha sorprendido este postre tan contundente en el
hermoso valle de los purriegos por donde anduvo don José María de Cossío,
vallisoletano de nacimiento, pero cántabro de familia, con su casona en
Tudanca, buscando romances. Si alguien se pensaba que iba a hablar de Miguel Ángel
Revilla, ha acertado porque purriego es de nacimiento y de devoción pues lleva
a su valle por donde va. Su padre, don Ángel, eral el único vecino que tenía
radio en los años de la posguerra, tal y como cuenta la rabelista de Polaciones
Adela Gómez, una mujer que mucho sabe del folclore y de las tradiciones de este
valle singular que fue merindad durante la edad media. Pero eso para otro día.
LA JOTA ASPIRADA EN EL OCCIDENTE DE CANTABRIA
Hablando el otro día con una
chica que es de Ruiloba, un municipio que formaba parte del Valle del Alfoz de
Lloredo, uno de los nueve valles que conformaban los Asturias de Santillana,
descubrí algo que, perdonad por mi mal oído filológico, no había notado hasta
ahora: la aspiración de la j en el oeste de Cantabria. Mirando algunas cosillas
por ahí, veo que este fenómeno afecta a la zona occidental de Cantabria y que
consiste en la pronunciación de la jota no como fricativa velar [X], sino como
h aspirada suavemente. Así por ejemplo Inmaculada pronuncia [kaha] y no [kaXa].
Comprendo que esta diferenciación afecta muy poco al devenir del mundo, pero
yo, como Russel cuando conoció la
procedencia del nombre de los melocotones, me siento más feliz. ¡Ah, y no me
meto con nadie! Lo curioso es que esta aspiración yo la creía propia de los
extremeños (con su zanahoria). Pero, ya veis, eso de que viajando se aprende va
a resultar que es verdad.
JOSÉ LUIS PRADO NOGUEIRA
José Luis Prado Nogueira nació en El Ferrol en 1919 y fue
marino, más en concreto del Cuerpo de Intendencia de la Armada. Su vida
profesional como marino es como la de todos nosotros: un intento de hacer
endecasílabos de esa prosa cotidiana que es nuestra vida. Sin embargo, este
hombre de mar también era poeta y, ya destinado en Madrid, tan lejos del mar en
donde naciera, empezó a frecuentar una nave cuyos tripulantes eran los
escritores del momento en el Madrid de los cincuenta: el Café Gijón. Nadie
podía hacer “carrera” literaria si no pisaba la cubierta de tan noble barco.
Allí hizo contacto con José García Nieto y comenzó a publicar. He tenido la
suerte de leerlo en dos libros: Oratorio
del Guadarrama y Réquiem ante la tumba
de R.N.
El primero es un libro en que el poeta
habla con su hijo que, enfermo del pulmón, pasó en el Guadarrama - quizás en
Cercedilla por lo que cuenta- un verano completo para que su hijo tomara lo que
entonces se llamaba la “guadarramina”, un remedio contra el mal del pecho, ese
eufemismo para no decir tuberculosis. El padre abre su corazón al hijo en una
poesía en apariencia, ojo, sólo en apariencia, sencilla, pero que esconde un
delicado trabajo de versos endecasílabos que contienen una emoción que se va introduciendo
en la carne del lector.
El segundo es un impresionante poema en
el que un hijo, el poeta, habla ante la tumba de su madre y en el que el dolor
se va convirtiendo, lentamente, en un fluido amoroso que inunda el libro.
Gran poesía la de este marino que
demuestra una vez más que nunca la lanza embotó la pluma y que tampoco, como es
moda ahora, lo militar es sinónimo de lo zafio y cuartelero. Desde Garcilaso a
Prado Nogueira o López Anglada hay pruebas suficientes de ello. Y a las pruebas
me remito que diría un leguleyo.
Os dejo este fragmento de su Oratorio
en el que menciona unos picos y paisajes que son parte de mi corazón:
Queda la tierra en soledad,
abierta
a la inquietud de tus atentos ojos.
Queda un circo de montes con bellísimos
nombres de pila: La Peñota, Siete
Picos, Montón de Trigo, Peñalara
más allá, más allá La Maliciosa.
Mira qué grandes montes se inventaron
para tu pobre pecho. Resplandecen
en la azul cercanía. Hay un enigma
umbilical, una invisible arteria
con latido común entre su bronca
y solemne hermosura y la exquisita
pulcritud de tus hilios pulmonares,
entre su anchura silenciosa, inerte,
y tu complejo aliento, destilado.
a la inquietud de tus atentos ojos.
Queda un circo de montes con bellísimos
nombres de pila: La Peñota, Siete
Picos, Montón de Trigo, Peñalara
más allá, más allá La Maliciosa.
Mira qué grandes montes se inventaron
para tu pobre pecho. Resplandecen
en la azul cercanía. Hay un enigma
umbilical, una invisible arteria
con latido común entre su bronca
y solemne hermosura y la exquisita
pulcritud de tus hilios pulmonares,
entre su anchura silenciosa, inerte,
y tu complejo aliento, destilado.
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