Mi primer conocimiento de Ángel Saavedra, duque de
Rivas, se lo debo a mi abuelo Luis que tuvo la idea de decorar con vitolas de
puros los tubos de mi bicicleta BH y en esas vitolas venían pintados los
escritores más importantes. La de don Ángel caía justo en el tubo horizontal en
el que se apoya el sillín y , cada vez que montaba, mis ojos se iban sin querer al noble
duque escritor. Más tarde, leí su don Álvaro y
me hice muy devoto de La forza del
destino de Verdi. Y ahora he regresado, en este otoño mollar y melancólico
a la lectura de sus Romances, tan
bellísimos y tan llenos de esa musicalidad tan romántica y que tanto se echa de
menos en la poesía actual. Colón, Castaños, San Francisco de Borja y otros
héroes pasan por los poesía apasionada del duque.
¡Gracias, don Ángel, por sus poemas y por los años que me acompañó
en mi bicicleta!
Mísero leño
Mísero leño, destrozado y roto,
que en la arenosa playa escarmentado
yaces del marinero abandonado,
despojo vil del ábrego y del noto.
¡Cuánto mejor estabas en el soto,
de aves y ramas y verdor poblado,
antes que, envanecido y deslumbrado,
fueras del mundo al término remoto!
Perdiste la pomposa lozanía,
la dulce paz de la floresta umbrosa,
donde burlabas los sonoros vientos.
¿Qué tu orgulloso afán se prometía?
¿También burlarlos en la mar furiosa?
He aquí el fruto de altivos pensamientos.
Mísero leño, destrozado y roto,
que en la arenosa playa escarmentado
yaces del marinero abandonado,
despojo vil del ábrego y del noto.
¡Cuánto mejor estabas en el soto,
de aves y ramas y verdor poblado,
antes que, envanecido y deslumbrado,
fueras del mundo al término remoto!
Perdiste la pomposa lozanía,
la dulce paz de la floresta umbrosa,
donde burlabas los sonoros vientos.
¿Qué tu orgulloso afán se prometía?
¿También burlarlos en la mar furiosa?
He aquí el fruto de altivos pensamientos.
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