lunes, 26 de octubre de 2015

ENRIQUE MENÉNDEZ PELAYO Y SU GAVIOTA


En nuestra Cantabria, también hay historias tristes y ésta que nos cuenta Enrique Menéndez Pelayo, - sí, habéis leído bien, Ernesto y no Marcelino- es la de una golondrina que no volvió a La Montaña por la primavera y que se quedó por las tierras del Sur. Retrata muy bien el hermano de don Marcelino los tipos cántabros: el hidalgo, Rosuca, el médico; y retrata también muy bien el amor, la espera y el dolor de ese hidalgo montañés. A lo largo de la novelita, vamos sabiendo por los otros personajes y por las cartas cómo es la gaviota gaditana y vemos que el hermano de don Marcelino era un buen escritor que tuvo la mala suerte de ser hermano de quien lo fue. Pero Enrique se lo tomó con calma y le ordenaba los libros en la biblioteca y, a ratos libres, escribía novelas cortas de tan buena calidad y factura como La gaviota y escribía poemas que, cuando los lea, os los comentaré. Merece que Enrique salga del halo de sombra de don Marcelino.

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