Hay
cosas que uno no se explica y una de ellas es cómo no había leído antes a
Álvaro Pombo al que conocía de tertulias televisivas cuando en la televisión
aparecían escritores e intelectuales que tenían algo que decir y no mangutas,
manguis y rufianes que nada tienen que decir, pero que llenan las ondas
hercianas con sus estupideces. Quizás pensando que era un escritor de best sellers
no leí a Álvaro Pombo hasta que un día, hablando con Jesús Sanz Rioja, el profesor
más culto de Valladolid que lo mismo te define en dos palabras la novela negra
que se te toma un Machaquito o una absenta, me dijo que leyera Donde las mujeres. Y como en todo le
hago caso excepto en lo del Machaquito y la absenta, me lo he leído y tan sólo
os digo que es una de las mejores novelas que he leído nunca. Pombo penetra en
una familia ( no lo dice, pero son de Santander) y con una gran precisión
psicológica nos describe ese gineceo en donde los hombres acaban malparados. La
novela me ha parecido muy british, en el mejor sentido del término, y alejada
de lo garbancero, propio de los escritores de la patria hispana. Es una novela
que es muy, pero que muy recomendable y que curiosamente me ha llegado de viejo
(ya no se editan cosas buenas como ésta) de un expurgo de la biblioteca de un
pueblo de Toledo cuyo nombre omito
porque deja a su bibliotecario a la altura del betún. ¿A que lo ha sustituido
por alguno de Ruiz Zafón o por las sombras de Grey? Sin perdón, como Clint Eastwood.
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