sábado, 24 de diciembre de 2016

PEQUEÑECES, PERO NO MEMECES



Desde muy pequeño había oído hablar de Pequeñeces y pensaba que era un libro al estilo de Mujercitas, es decir, la vida de unos escolares en algún colegio jesuítico como, por ejemplo, el del Recuerdo en mi Chamartín. Siguiendo aquella sabia conseja de Vicente Cristóbal López, profesor mío en la Facultad, cuando nos decía que la mejor manera de conocer un libro era leerlo,  me puse a su lectura para saber cómo era el libro y me llevé una sorpresa porque el libro que arranca efectivamente en el Recuerdo, sigue por un camino muy distinto, pues lo que hace el Padre  Coloma es relatar con un estilo realista lo podrido de la alta “suciedad” madrileña. Currita, marquesa de Albornoz, vive en Saraos, tiene un pobre marido retrasado o más bien cortico de luces y deja a sus hijos “abandonados” en los colegios de la Compañía. Una cita de Shakespeare abre el libro: Something is rotten on the kingdom of Denmark. Pereda, ese señorito de Córdoba que escribía como los ángeles, decía que para la homilía no hacía falta un libro. Puede ser, pero sí que es verdad que el libro está muy bien escrito y que tiene momentos de muy buena literatura. Sin embargo, adolece de un defecto que es común a los libros escritos por entregas: alargan demasiado la acción para publicar durante el tiempo pactado por el periódico. Pero los personajes de la Restauración están tan bien retratados que uno no se sorprende de que en España estemos como estamos porque de aquellos polvos vienen  estos lodos y de aquellas mimbres tenemos estos cuévanos. Amén.

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