Hay
personajes históricos poco o nada conocidos que merecerían un mayor atención.
Tal es el caso de Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV con la
actriz llamada La Calderona. El rey tuvo, según cálculos a la baja, del orden
de veintinueve bastardos y tan sólo reconoció a dos: a Juan José y a Francisco Fernando
que murió con tan sólo siete años de edad.
El muchacho nació en la muy madrileña
calle de Leganitos y pasó sus primeros años en León con una mujer llamada
Magdalena. Cuando ésta murió, lo llevaron a Ocaña en donde recibió una más que
esmerada educación. A los trece años, fue reconocido por su padre y recibió, a
partir de ese reconocimiento, el título de Serenidad.
Don Juan José no paró a partir de entonces:
primero en Nápoles con ocasión de la revuelta napolitana; después en Sicilia
como su virrey; entre 1651 y 1656, luchando para recuperar Cataluña; entre 1656
y 1659, actuando de Gobernador en los Países Bajos; en 1661, como Capitán
General de Extremadura en la conquista del Reino de Portugal y, por último y
una vez muerto su padre, firme opositor a la reina regente, Mariana de Austria,
que envió al hijo de Felipe IV al
castillo de Consuegra en donde aún se
puede ver su escudo de armas. La reina regente tenía una gran ayuda en el jesuita
Juan Everardo Nithard y ambos apresaron y condenaron a muertes a uno de los
hombres de confianza de Juan José, don José Malladas. No se estuvo quieta su Serenidad
y, poniéndose a la cabeza de un levantamiento en Aragón y Cataluña, expulsó de
España al jesuita. Corría el año 1669 y don Juan José no pudo quedarse con el
poder y se tuvo que contentar con ser Virrey de Aragón. Sin embargo, ocho años
más tarde, en 1677, los muchos favores que la reina prodigó a Fernando de
Valenzuela hicieron que se produjera un movimiento de oposición y su hijastro
aprovechó para apartarla de la corte y establecerse él como primer ministro.
Tuvo España muchas esperanzas en el gobierno de este hombre tan activo, culto e
inteligente, pero su gobierno resultó decepcionante especialmente por su
brevedad pues Juan José murió dos años después, en 1679, quizás envenenado
cuando tan sólo contaba con cincuenta años de edad.
Fue su Serenidad un hombre letrado y
culto, gran político, buen militar y mejor estratega que nada tenía que ver con
su pobre hermanastro Carlos II. Se percató del gran poder de la prensa escrita,
que por aquel entonces comenzaba, y
sufragó revistas que, dirigidas por allegados suyos, lo apoyaban en su labor
gubernativa.
Según dicen los que saben, tuvo tres
hijas y una de ellas fue la religiosa Margarita de la Cruz de Austria. También
malas lenguas afirmaron que no era hijo del rey, sino de don Ramiro Núñez
Felípez de Guzmán, duque de Medina de las Torres, hombre culto, gran
coleccionista de arte y amante también de la actriz madrileña. La hija tiene
también su historia, (como La Calderona) pero si me lo permitís, la dejamos
para otra entrada porque a cada día le basta su afán.
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