domingo, 24 de septiembre de 2023

LAS VOCES NOTAS DE VIRGILIO Y LAS PARAULES DE MIQUEL MARTÍ I POL

 


 

Venisti tandem, tuaque expectata parenti

vincit iter durum pietas? datur ora tueri,

nate, tua et notas audire et reddere voces.

 

Viniste al final y  el amor a tu padre, que así lo esperaba,

ha vencido el duro camino? Se me concede, hijo, ver tu cara

y oír y hablar palabras conocidas.

 

         Estamos en el encuentro entre Eneas y su padre Anquises en el inframundo. El padre expresa la alegría por volver a ver a su hijo y le habla de las voces notas, de las conocidas palabras. ¡Qué finura espiritual la de Virgilio, Dios mío! El vate mantuano refleja aquí las conversaciones que tenemos pendientes con nuestros muertos, con esos que partieron y que se llevaron con ellos sus palabras porque, al igual que un paisaje se asocia a una persona, también las palabras son compañeras inseparables y, cuando la persona falta, sentimos el dolor de tener que guardar en un cajón esas conocidas palabras que hablábamos con él. Son palabras que se refieren a personas, a lugares, a vivencias que otros, por suerte aún vivos, no pueden entender por mucho que lo intenten y por mucho que se las expliquemos. Si pudiera hablar con mi padre, le hablaría de guitarras, de Peñalara, de la Fuenfría, de la calle de López de Hoyos, de Marín, del quiosco de Loli y del bar de Lino en Lapamán; si pudiera hablar con abuela Patro, recordaríamos las tiendas del mercado de Alonso Cano en donde ella, chamberilera por los cuatro costados, celebraba la kermés en su juventud de antes de la guerra; si mi conversación fuera con abuelo Luis, le preguntaría por Ibardin, por  Gorría, por la fábrica de Pasajes de San Juan en donde trabajó. Y así podríamos ir hablando tantas personas ausentes que llevan, en una misteriosa mochila, los recuerdos y las palabras porque es con palabras como recordamos. Freud decía que la amnesia infantil se producía porque el niño carecía del lenguaje para fijar los recuerdos.

         Miquel Martí i Pol, el grandísimo poeta catalán, lo dijo mucho mejor que yo:

         Nosaltres, ben mirat, no som més que paraules.

         ¡Ay, Virgilio, cómo duelen tus notas voces!

 

LA GLORIA DE DON RAMIRO

 


Leí La gloria de don Ramiro estando destinado en Ávila, enamorado de la calle de la Muerte y la Vida, de la luz de Ávila, de los ángeles que la sostienen cada tarde porque Ávila, lejos de ser una ciudad arraigada a la piedra como a primera vista parece, es una ciudad aérea de palacios encantados e iglesias por las que pasean los santos al anochecer. Ávila es un milagro de luz, un milagro del viento de su sierra, un milagro de la tarde incendiando sin fuego las murallas. En Ávila, todo es sorpresa: aquí el lugar donde los nobles pegaron un pasquín contra Felipe II; allí, el cimorro por donde se asomó el rey Alfonso VII; en la muralla, la poterna que les cerraron a los Dávila, la poderosa familia que abriría después una puerta en la fachada de su palacio con el lema afamado: “Donde una puerta se cierra, otra se abre”. Todo es historia y todos son historias en Ávila, leyendas, cuentos de viejas a la lumbre de un braserillo. Cuando la leí, me pesaba entonces la opinión de Borges que había dicho algo así como que “nunca había leído Enrique Larreta”. Una boutade más de mi querido Borges, pero que me llevó a leer la obra de Larreta con prejuicios. A día de hoy, liberado de esas rémoras, su relectura, tras un día en la ciudad de Santa Teresa,  ha sido un gozo inefable. ¡Ahí estaba mi don Ramiro batiéndose en duelo, a la luz de la luna, en una de las puertas de la muralla! ¡Ahí seguía mi don Ramiro en el barrio de los moros con aquella muchacha mora que lo enloqueció! ¡Ahí estaba mi don Ramiro en su palacio horro de muebles, tan sólo con los retratos de los antepasados,  porque los nobles castellanos vendían su presente para vivir su pasado!

         Larreta, manque le pese a Borges, es un escritor maravilloso y su libro, a mi humilde modo de ver, es un prodigio de prosa modernista. Yo amo a Borges cuyos cuentos me parecen cimas del arte de las letras, pero no puedo dejar de amar a mi don Ramiro.

         Quizás este juicio mío sobre Larreta y su obra ( no nos olvidemos de sus sonetos que recogió en un tomito, publicado en “mi” colección Austral con el nombre de mi calle talismán, Calle de la Muerte y la Vida) se ve condicionado por el mucho amor que siento por Ávila de Santa Teresa y por Santa Teresa de Ávila (Jordi Bilinkof dixit et bene dixit), pero, entendedme, mies leales.  quien ha visto ponerse el sol desde el Postigo de la Malaventura, quien ha visto sus plazas enlosadas, quien ha sentido su luz, quienes hemos vivido en ella siempre en el filo de la espada, siempre entre ser santo o suicidarse porque la belleza duele como el amor y como la muerte, ése no puede dejar nunca de amarla.

         Que Borges me perdone, pero ¡cómo he disfrutado con esta lectura de “mi” don Ramiro!

 


miércoles, 20 de septiembre de 2023

VIVIR EL APOCALIPSIS

 


καὶ ἐν ταῖς ἡμέραις ἐκείναις ζητήσουσιν οἱ ἄνθρωποι τὸν θάνατον καὶ οὐ μὴ εὑρήσουσιν αὐτόν, καὶ ἐπιθυμήσουσιν ἀποθανεῖν καὶ φεύγει ὁ θάνατος ἀπ᾽ αὐτῶν.

         Estas son las terribles palabras de Juan en su Apocalipsis. Son palabras espeluznantes:

         En aquellos días, buscarán los hombres la muerte y no la encontrarán y desearán morir y huirá de ellos la muerte.

         ¿Acaso ya hemos llegado a los “días aquellos”? Cuando veo ( ya muy pocas veces) los Telediarios, creo que ya estamos viviendo esos días que vio Juan en Patmos. ¿Cabe más horror, más falta de humanidad, más ausencia de la misericordia y de perdón? ¿Cabe más presencia de la muerte que nos parece ausente porque nada nos importa y seguimos a lo nuestro mientras el mundo arde sin necesidad de ningún infierno porque ya lo hemos creado y en él vivimos?

         Quizás Juan se quedó corto.

CON JAVIER VELAZA EN EL CAMPAMENTO DE LOS AQUEOS

 


 

Uno tiene la suerte, muy de vez en cuando, de encontrarse con un gran poeta como Javier Velaza. Ajustado a la forma, rebosante de hexámetros y de Virgilio, su poesía es una introspección en el hombre, en ese ser doliente e inconsolable. Sus versos conllevan ese dolor y esa alegría, ese sufrimiento y ese gozo que es el mundo. Sí, cari amici, dolor y sufrimiento porque la muerte es el final del camino, de todos los caminos porque, como en la leyenda oriental, siempre nos espera en Samarcanda. Pero también hay gozo en la poesía de Velaza porque la vida también es alegría y gozo por la belleza que, en ocasiones, duele tanto como la muerte. ¿Merece la pena tanto dolor para conseguir la belleza que, a veces, se oculta en las mismas entrañas de la vida? Es el precio que hay que pagar como bien decía el maestro Jiménez Lozano desde ese Alcazarén huérfano tras su muerte. Con la vida se paga la belleza. No protestes: son las reglas del juego en el que alguien, sin preguntarnos, nos introdujo.

 

DECRETO

 

Con la voz más solemne que pudieron sacar

de sus gargantas trémulas y el ademán del mármol,

salieron a decir encerraos en casa

por lo que más queráis, o encerraos en casa

por los que más queráis, o no sabes qué fue

lo que dijeron, porque quién oye claramente

mientras el miedo aúlla, o quién puede entender

la verdad imposible de lo para no dicho,

en fin, dijeron algo, no dijeron deprisa,

lo recuerdas muy bien, pero no hacía falta,

porque aquella palabra crepitaba en sus ojos,

y tú fuiste y cerraste la puerta de tu casa

por lo que tú más quieres, que todavía no sabes

lo que es, pero sabes que lo quieres, y echaste

los cerrojos y dividiste el mundo

en dos mitades y erigiste entre ellas

un muro infranqueable y desde entonces

nunca más has sabido si te quedaste dentro

o fuera.

viernes, 15 de septiembre de 2023

EL SITIO DE HONOR DE ENEAS O CONOCER LA DISPOSICIÓN DE UN TRICLINIO ROMANO

 

 

Si hay algún libro que me emociona – y muchos son los que me llevan a ese éxtasis literario que tan sólo conocen los lectores de raza- ese libro es La Eneida de Virgilio y, más en concreto, el magistral arranque del su canto segundo que dice así en latín, única manera de disfrutarlo en su intensidad absoluta:

 

Conticuere omnes intentique ora tenebant;

inde toro pater Aeneas sic orsus ab alto:

 

Infandum, regina, iubes renovare dolorem,

Troianas ut opes et lamentabile regnum

eruerint Danai, quaeque ipse miserrima vidi

et quorum pars magna fui. quis talia fando

Myrmidonum Dolopumve aut duri miles Ulixi

temperet a lacrimis? et iam nox umida caelo

praecipitat suadentque cadentia sidera somnos.

 

Y así en su traducción que es nunca mejor dicho una traición:

 

Callaron todos y en tensión sostenían sus miradas;

desde el sitio de honor, así empezó el padre Eneas:

Inefable dolor, reina, me obligas a renovar,

cómo las fuerzas de Trota y el reino digno de pena

destruyeron los Dánaos y las muy lamentables acciones

que yo en persona vi y parte integrante fui. ¿Quién tales cosas

diciendo, ya mirmidón, ya dólope, ya tropa del duro Ulises

contendría su llanto? Y ya la noche del cielo húmeda  baja

y los astros, con su puesta, al sueño nos invitan.

 

         Voy a hacer algunos comentarios. Creo que por primera vez alguien traduce ab alto toro como es en realidad. Todas las traducciones castellanas traducen altus por “elevado”, como si Eneas hablara a su auditorio desde una silla elevada. Pero no es nada de eso lo que quiere decir Virgilio como vio el padre Juan Luis de la Cerda. del que os hablaré en mejor ocasión, en sus fabulosos comentarios, insuperados e insuperables, a la Eneida.

A summo lecto. Dido erat in medio lecto, Aeneas in summo, Ascanius in imo. Itaque quem alii vocant torum aut lectum summum, hic poeta altum dixit.

El padre de la Cerda parece que “ve” la disposición del triclinio y nos dice que “Dido estaba en el lecho central, Eneas en el principal y Ascanio, el hijo de Eneas, en el extremo.  Y sigue: “Así pues, al que otros llaman lecho o almohada principal, este poeta (Virgilio) denomina “alto”.

         Para que lo acabéis de comprender , tenemos que ver cómo era la disposición del triclinio romano.



Fijaos en la disposición del triclinio y podréis ver que, alrededor de la mesa, había tres lecti subdivididos en tres lugares a su vez. Eneas estaba en el summus que era el de los invitados por ser el sitio de honor; Dido, que le había cedido el sitio, había pasado al medius y Ascanio estaba en el lecho extremo (imus). Pero en  lo que quiero que os fijéis es que los tres lecti estaban a la misma altura y que, cuando Virgilio habla de altus no se refiere a elevación, sino a dignidad.

         Hasta mis queridos alemanes lo ha traducido mal que ya es difícil que hagan esas cosas:

         Alle verstummten und blickten gespannt; darauf begann der Vater Aeneas vom hohen Lager folgendermaßen:

Ese vom hohen Lager, elevado  o alto sitial, nos lleva a pensar que los alemanes tampoco se han dado cuenta de los que el padre La Cerda, con enorme perspicacia, escribe en sus comentarios. Y no es extraño pues los comentarios a la obra de Virgilio, no sólo a la Eneida, sino al resto de su obra u opera omnia están absolutamente vírgenes para los filólogos. Vamos que son, como decía Billy Wilder, el dios para Trueba, lugares que, como el baño de señoras, los hombres no han puesto nunca el pie. El comentario ahora sería machista y provoca ría las iras de la Montero, pero no voy a seguir por ese camino de perdición.

Lo que acabo de decir de los tres lecti del triclinio romano lo sabe un alumno aplicado de Cultura Clásica de 2º de la ESO, pero parece desconocido para sesudos catedráticos. En fin, ¡qué os voy a decir!

         En fin, bien sé que esto no le interesa a nadie; que la mayoría del personal estará viendo alguna mamarrachada en la televisión, pero ¡coño! alguien tenía que decirlo.

 

domingo, 10 de septiembre de 2023

LOS VERSOS QUE HICIERON LLORAR A FENELON

 


AUDE, HOSPES, CONTEMNERE OPES ET TE QUOQUE DIGNUM

FINGE DEO, REBUSQUE VENI NON ASPER EGENIS.

 

         Estos versos con los que se abre la entrada figuran desde hace más de veinte años en la puerta de mi casa boecillana. Pertenecen a la Eneida de Virgilio y se sitúan en el canto VIII de la inmortal obra virgiliana. Es el momento cuando Eneas, acompañando al rey Evandro, al que se había dirigido porque se le había aparecido en sueños el dios del Tíber y le había dicho que fuera en busca de este rey arcadio, recorre su reino y contempla el asentamiento de la futura Roma. Evandro lo recibe de manera hospitalaria y le dice estas bellas palabras que os quiero traducir y explicar “verso a verso”.

aude, hospes, contemnere opes.

Con un imperativo, en 2ª persona del singular, del verbo audere (atreverse), de donde tenemos en castellano “osar” y “osado”,  Evandro le invita a Eneas ( el huésped) a despreciar las riquezas. Es decir, “atrévete, huésped, a despreciar las riquezas”. El rey  le dice que en su casa no va encontrar riquezas,  pero  sí amistad y apoyo, ambas cosas mucho más valiosas que el dinero. Estos versos definen la virtud romana de la austeridad o, más en concreto, de la parsimonia que nada tiene que ver con lo que entendemos nosotros en la primera acepción del diccionario de la RAE y sí con la segunda pues, para un romano, significa frugalidad y moderación en los gastos. Esta virtud, junto con el resto de virtutes típicamente romanas,  se había comenzado a perder en los tiempos en que Virgilio escribe su Eneida y fue por esa razón por la que Augusto inició un “rearme moral” que tenía como fin volver a los tiempos primeros de la República. Algún día trataremos de las virtutes romanas porque mucho tienen que ver con las virtudes cristianas.

         Seguimos viendo estos versos.

te quoque dignum finge deo,

         Vemos en primer lugar la conjunción copulativa “et”, nuestra “y” que une los dos imperativos (aude y finge). Diría así en castellano: “y hazte e a ti mismo también digno de un dios”. Se refiere aquí Evandro a Hércules que había visitado su reino buscando a Caco, el celebérrimo ladrón que acabó, por antonomasia dando nombre a los ladrones (cacos) y al que Hércules derrotó. Caco le había robado las vacas a Gerión en las cercanías de Cádiz, pero eso es otra historia en la que no podemos entrar. En Tito Livio está por si le queréis echar un vistazo.

         Seguimos. Tenemos ahora estos versos:

rebusque veni non asper egenis.

El rebusque es una tentación para cualquier alumno poco ducho en latín para traducirlo por “rebusque” del verbo rebuscar, pero nada de rebuscar: lo que tenemos aquí es el dativo plural de res –rei, palabra de la quinta declinación que significa “cosa”. A este tipo de palabras con tantas traducciones las llama Theodor Haecker “palabras cordiales”. Con rebus va concertando, también en dativo como es lógico,  el adjetivo egenis ( de egenus-a-um) pobre. Estamos ante un tipo de dativo llamado de dirección como también se aprecia en el ejemplo que ponemos los profesores de latín en la sintaxis de los casos:

It clamor caelo à Va el griterío al cielo o para el cielo.

Entonces traducimos “y ven (entra) en a mis pobres posesiones. ¿Por qué traducimos res por posesiones? Porque esa es una de sus traducciones. Recordemos que los romanos al estado lo llamaban res publica, es decir, “cosa” o “posesión” pública. El estado es lo de todos que se opone a la res privata, a la propiedad particular o  privada. Por tanto, Evandro, por medio del tercer imperativo (veni,  unido a los anteriores por la conjunción copulativa enclítica –que) le está invitando a Eneas a que entre en sus posesiones. Pero aún nos queda el non asper. Asper es un adjetivo que significa “rugoso, áspero” en sus primeras acepciones. De ahí, vemos otros significados como altivo. Non asper es el complemento predicativo del sujeto de veni y es además una lítotes o atenuación, una figura literaria que consiste en afirmar algo negando lo contrario. Por ejemplo: Juan no es nada tonto. Aquí negamos la “tontería “de Juan para afirmar su inteligencia. Si volvemos al texto virgiliano, cuando decimos que alguien tiene que ir “no altivo”, significa que tiene que venir (o llegar en este caso)” humilde”. Negamos la altivez para afirmar la humildad. En castellano, podemos conservar la lítotes (entra sin altivez) o traducir por lo que quiere afirmar: “entra humilde”. Si lo hacemos de la primera manera,  respetamos la figura literaria de Virgilio; por el contrario, si lo hacemos de la segunda, no la respetamos.

         En fin, perdonad por el rollo tremebundo. Voy con la traducción más acertada posible:

Atrévete, huésped, a despreciar las riquezas, hazte digno también

de un dios y entra sin altivez en mis pobres posesiones.

         Como veis, para traducir correctamente hay que conocer no sólo la gramática, sino también los realia, es decir, la historia, las costumbres, la vida. Por eso, los traductores automáticos se equivocan porque, como decía Paul Valery, la sintaxis es una facultad del alma y, como decía el maestro Astrana Marín, con palabras en las que también menciona el sustento anímico de este barro mortal,  “la traducción es un estado del alma”. Amén.

jueves, 7 de septiembre de 2023

COLGATE CON SABOR A MEOS

 


Catulo es, sin lugar a dudas, uno de los mejores poetas de Roma. Este galo que se fue para la Urbs podía usar un lenguaje elevado y elegante o decir las palabras más procaces que se puedan hallar en latín. En este poema, el Carmen XXXIX de sus Carmina, se mete con un compatriota nuestro que era celtíbero y que se lavaba el hombre los dientes tal y como era costumbre en la Celtiberia. No os hago un spoiler y mejor os pongo el poema:

Egnatius, quod candidos habet dentes,

renidet usque quaque. si ad rei ventum est

subsellium, cum orator excitat fletum,

renidet ille; si ad pii rogum fili

 

lugetur, orba cum flet unicum mater,

renidet ille. quicquid est, ubicumquest,

quodcumque agit, renidet: hunc habet morbum,

neque elegantem, ut arbitror, neque urbanum.

 

quare monendum est <te> mihi, bone Egnati.

si urbanus esses aut Sabinus aut Tiburs

aut parcus Umber aut obesus Etruscus

aut Lanuvinus ater atque dentatus

aut Transpadanus, ut meos quoque attingam,

aut quilubet, qui puriter lavit dentes,

 

tamen renidere usque quaque te nollem:

nam risu inepto res ineptior nulla est.

 

nunc Celtiber <es>: Celtiberia in terra,

quod quisque minxit, hoc sibi solet mane

dentem atque russam defricare gingivam,

 

ut quo iste voster expolitior dens est,

hoc te amplius bibisse praedicet loti.

 

Vamos con la traducción:

 

Egnacio, porque tiene los dientes blancos,

se ríe en todas partes. Si ha llegado a un juicio,

cuando el abogado provoca las lágrimas,

él se ríe; si junto a la pira de un hijo piadoso

se llora, cuando la madre desconsolada llora a su único hijo,

el se ríe. Sea lo que sea, esté donde esté,

y haga lo que haga, se ríe. Tiene esta enfermedad

que, a mi parecer, ni es elegante ni es civilizada.

 Por lo cual, tengo que darte un consejo, mi buen Egnacio.

Aunque fueras de Roma, sabino, tiburtino,

un pesado Umbro , un obeso etrusco,

un lanuvio moreno y con buenos dientes

o un transpadano, - por citar también a mis paisanos-,

o cualquiera que se lave los dientes con agua limpia,

no quisiera que te rieras en todas partes

pues nada hay más estúpido que una risa estúpida.

 

Pero resulta que eres celtíbero y en la tierra celtíbera,

es costumbre lavarse los dientes y las rojas encías

con lo que cada uno meó por la mañana

de manera que , cuanto más limpios tengas los dientes,

más estás pregonando la orina que te has bebido.

 

El poema está escrito en coliambos y es uno más de los muchos testimonios de que en la Celtiberia usaban la orina como colutorio dental. Pero, al menos, se los lavaban (aunque de forma poco higiénica, la verdad) porque cuando el Imperio se vino abajo y con él, todas las buenas costumbres romanas, la gente dejó de cepillarse los dientes.         Durante la Edad Media, nadie se preocupaba de lavarse la boca y no fue hasta el siglo XVIII, a finales, cuando  empezó la gente noble a preocuparse por sus piños. Todavía habría que pasar el siglo XIX y llegar a la mitad del XX, en la Segunda Guerra Mundial, cuando los americanos del Norte les dijeron a  sus soldados que había que lavarse, al menos, dos veces la boca al día. Es más, si ya tenéis algunos años, recordaréis el inmenso número de dentaduras postizas, puentes, dientes de oro (como el de Pedro Navaja que alumbraba “toa la avenida”) y una gran variedad  de prótesis para los dientes y muelas que, sin una limpieza diaria, se perdían, con demasiada frecuencia, incluso antes de los cuarenta años. Bueno, en algo por lo menos, hemos ido a mejor.

LA TELEVISIÓN DE LUCIANO DE SAMÓSATA

 


Mucho antes que escribiera Julio Verne sobre los viajes a la luna o que el mismo Cyrano viajara hasta ella, Luciano de Samósata, allá por el siglo III d. C. ya nos habla de la luna, de sus habitantes y de las cosas curiosas que vio en ella. Para que os hagáis una idea, Luciano hasta vio un aparato que podríamos nombrar como una televisión avant la lettre. Como lo leéis. Así nos lo cuenta:

κα μν κα λλο θαμα ν τος βασιλεοις θεασμην· κτοπτρον μγιστον κεται πρ φρατος ο πνυ βαθος. ν μν ον ες τ φραρ καταβι τις, κοει πντων τν παρ μν ν τι γι λεγομνων, ἐὰν δ ες τ κτοπτρον ποβλψηι, πσας μν πλεις, πντα δ θνη ρι σπερ φεστς κστοις· ττε κα τος οκεους γ θεασμην κα πσαν τν πατρδα, ε δ κκενοι μ ἑώρων, οκτι χω τ σφαλς επεν. στις δ τατα μ πιστεει οτως χειν, ν ποτε κα ατς κεσε φκηται, εσεται ς ληθ λγω.

 

Y todavía presencié en el palacio real otra maravilla: un inmenso espejo colocado en un pozo no demasiado profundo. Cuando se baja al pozo, se escucha todo lo que se dice en la tierra y, si contemplamos el espejo, se ven todas las ciudades y pueblos como si estuviéramos en medio de ellos.  En aquella ocasión, vi a mi familia y a mi patria entera, pero, si aquellos me vieron a mí, es algo que no puedo decir con seguridad. El que no se crea que aquello es cierto, si alguna día llega hasta allí, verá que lo digo es verdad.

 

         Me recuerda también a ese espejo que tienen en Cádiz con el que se puede ver reflejada la ciudad al completo o, al menos, gran parte de ella.

         En fin, sea como fuere, no me digáis que no es “alucinante” que alguien en el siglo que hemos dicho llegara hasta la luna y viera su casa en ese extraño artilugio que estaba dentro de un pozo. Y esto sólo es el principio porque os quiero contar, en sucesivas entradas, más “cositas” de Luciano.

domingo, 3 de septiembre de 2023

DESCUBRIR CAMBOYA CON LA PUNTA DE LA ESPADA O EXTRAÑAS MANERAS DE NAVEGAR

 


Mis muy queridos primos del Club Náutico de Porto Sin en la Coruña ( non poño A Coruña principalmente porque estou a escribir en castelán e non en galego,  “por joder” e porque non me sai dos collons), expertos navegantes, dudo que hubieran pensado nunca, ellos que participan en tantas regatas, en este método originalísimo  de navegar que el gran Luciano de Samósata nos cuenta en el libro segundo de su Historia verdadera. Aquí os pongo el texto griego:

μετ᾿ ὀλίγον δὲ καὶ ἄνδρας εἴδομεν καινῷ τῳ τρόπῳ ναυτιλίας χρωμένους.  αὐτοὶ γὰρ καὶ ναῦται καὶ νῆες ἦσαν. λέξω δὲ τοῦ πλοῦ τὸν τρόπον. ὕπτιοι κείμενοι ἐπὶ τοῦ ὕδατος ὀρθώσαντες τὰ αἰδοῖα μεγάλα δὲ φέρουσιν ἐξ αὐτῶν ὀθόνην πετάσαντες καὶ ταῖς χερσὶν τοὺς ποδεῶνας κατέχοντες ἐμπίπτοντος τοῦ ἀνέμου ἔπλεον.

Y así en castellano:

Al cabo de poco tiempo, vimos unos hombres que utilizaban un extraño método de navegación pues eran a la vez marineros y embarcaciones. Diré su manera de navegar: tendidos sobre el agua boca arriba levantan su miembro viril – lo tienen de gran tamaño-, le atan una vela y, cogiendo con sus manos los cabos, navegan empujados por el viento.

         ¡Qué original era Luciano, un escritor que es tan moderno que parece que ha escrito ayer por la tarde! Con sus escritos, nos llegamos a Italo Calvino o a mi Cunqueiro pues su imaginación es desbordante.  Creo que de ello  da sobrada fe este breve fragmento.

         Por cierto, amigos, ¿cómo le llamamos a esta singular manera de navegar? Se me ocurren varias, pero voy a excusar contároslas. Que cada uno de vosotros bautice este modo de navegación como le venga en gana. Y, si no, ahí estarán siempre mis primos de Porto Sin, La Coruña, (ya he explicado antes porque no digo A Coruña).

         Como veis, ahora que nos creemos que todo lo han inventado entre Pablo Iglesias, la Montero y el Echenique, los griegos ya lo habían descubierto todo. Vamos, hasta navegar con el miembro y descubrir Camboya con la punta de la espada.